De verdad, ?qu¨¦ quiere Tsipras?
Grecia vuelve a estar al borde del abismo, como en 2010 y 2012. El jefe del Gobierno puede vender las concesiones logradas como una victoria y emprender un ambicioso programa de reformas. Sin embargo, est¨¢ perdiendo el tiempo
Ahora que las agotadoras negociaciones sobre la deuda griega se aproximan a su fin, la cuesti¨®n no es si esta vez se alcanzar¨¢ un acuerdo, sino si verdaderamente va a remediar los males de Grecia. Porque, si no, lo ¨²nico que habremos hecho ser¨¢ ganar algo de tiempo (muy caro) y pronto volveremos a estar igual.
Cuando, en 2009, Grecia anunci¨® que su organismo nacional de estad¨ªstica hab¨ªa declarado un d¨¦ficit muy por debajo del real, se convirti¨® en el epicentro de una inmensa crisis econ¨®mica. El pa¨ªs qued¨® apartado de los mercados financieros y no pudo refinanciar su deuda, por lo que no tuvo m¨¢s remedio que pedir un enorme rescate e imponer un gran programa de austeridad de efectos devastadores.
La crisis griega no fue solo griega: dej¨® al descubierto los fallos del euro y se extendi¨® a otros pa¨ªses. En todas partes, el precio de los rescates fue la austeridad. Pero, mientras que los dem¨¢s pa¨ªses est¨¢n superando o han superado sus dificultades, Grecia no. ?Por qu¨¦? La respuesta a esta pregunta es fundamental para comprender la situaci¨®n.
Adem¨¢s de ser el primer pa¨ªs afectado por la crisis, Grecia ten¨ªa varios problemas acuciantes. Deb¨ªa reducir un d¨¦ficit gigantesco, lo cual contribuy¨® a sus penalidades, y adem¨¢s la crisis revel¨® fallos pol¨ªticos y econ¨®micos de fondo hasta entonces ignorados. Los acreedores infravaloraron esos obst¨¢culos ¡ªadem¨¢s de cometer otros errores¡ª, por lo que sus remedios fueron ineficaces, dolorosos y llenos de repercusiones desagradables. Las consecuencias pol¨ªticas fueron el desmoronamiento del sistema de partidos y la llegada al poder de Syriza, una formaci¨®n marginal de la izquierda radical.
El electorado se muestra dispuesto a aceptar que no se cumpla todo lo que le hab¨ªan prometido
El sistema pol¨ªtico griego era esencialmente corrupto tanto en la clase dirigente como en la base. No se trataba de un mero clientelismo de masas, sino que adoptaba varias formas, resumidas en la broma de que los dos grandes partidos, Nueva Democracia y el PASOK, eran los partidos del ¡°gasto sin impuesto¡±. La sociedad prosperaba, pero la econom¨ªa ¡ªjunto a los d¨¦ficits y la deuda acumulada¡ª sufr¨ªa una enorme p¨¦rdida de competitividad, reflejada en el espantoso d¨¦ficit de la balanza comercial. Se dejaron sin resolver graves cuestiones. En 2001, el Gobierno socialista de Kostas Simitis no arregl¨® el sistema de pensiones, tristemente famoso por la mala gesti¨®n y la falta de fondos, porque hubo una revuelta en el partido y manifestaciones masivas en las calles. Se dej¨® la herida abierta y hoy es uno de los puntos m¨¢s controvertidos de las negociaciones.
Y esto nos trae al presente. Como resultado de la incertidumbre pol¨ªtica generada por las elecciones anticipadas de enero de 2015 y las largas negociaciones posteriores, Grecia ha vuelto a caer en recesi¨®n. Las inversiones se han congelado, el super¨¢vit primario pr¨¢cticamente ha desaparecido y la fuga masiva de dep¨®sitos (m¨¢s de 30.000 millones de euros desde noviembre) ha dejado a la econom¨ªa sin liquidez ni cr¨¦dito. Como en 2010 y 2012, Grecia vuelve a estar al borde del abismo.
No ten¨ªamos que haber llegado a esto. La situaci¨®n econ¨®mica se hab¨ªa estabilizado y en 2014 el pa¨ªs hab¨ªa recuperado el crecimiento, un super¨¢vit primario y el acceso a los mercados financieros. Si Syriza hubiera tenido paciencia y hubiera esperado a las elecciones previstas en 2016, habr¨ªa heredado una situaci¨®n mucho m¨¢s estable. Pero, siguiendo la tradici¨®n griega, provoc¨® elecciones anticipadas, el mismo y fatal error de George Papandreu en 2009.
Alexis Tsipras gan¨® las elecciones con un agresivo programa antiausteridad y ahora debe cumplir. ?Cumplir qu¨¦, exactamente? Prometi¨® nada menos que el regreso a los buenos tiempos, pero eso es imposible. Entonces, ?est¨¢ abocado al fracaso? No necesariamente. Sus adversarios pol¨ªticos est¨¢n desacreditados y ¨¦l es muy popular. Los sondeos de opini¨®n indican que una s¨®lida mayor¨ªa prefiere los acuerdos a las posturas inflexibles (a); el euro al dracma (b) y acabar cuanto antes con la incertidumbre (c). En otras palabras, el electorado est¨¢ dispuesto a aceptar que no se cumpla todo lo que le prometieron. Al fin y al cabo, era una cuesti¨®n m¨¢s emocional que material, y se ha obtenido cierta reparaci¨®n de los sentimientos de humillaci¨®n e impotencia. Tsipras podr¨ªa vender las concesiones que ha logrado (en especial la rebaja de los objetivos de super¨¢vit primario) como una victoria, y emprender un ambicioso programa de reformas. Sin embargo, est¨¢ perdiendo el tiempo. ?Por qu¨¦? He aqu¨ª tres posibles razones.
Por m¨¢s ayudas que reciba, la econom¨ªa seguir¨¢ mal si no hay reformas profundas
(a) Un riesgo calculado. Tsipras est¨¢ ganando tiempo para obtener el mejor acuerdo posible. Quiz¨¢, pero es improbable: Grecia est¨¢ aislada en el Eurogrupo y ha agotado los buenos sentimientos. La opini¨®n casi un¨¢nime es que las negociaciones fracasaron por amateurismo. La burbuja del ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, ha estallado, y ¨¦l ha pasado de ser un factor positivo a ser un motivo de sonrojo. Tsipras sabe que el coste de obtener m¨¢s concesiones hoy es prohibitivo.
(b) Pol¨ªtica interna de partido. Tsipras est¨¢ atrapado por su partido, incluido un amplio sector de inflexibles que creen que la v¨ªa al socialismo pasa por el dracma. Esta es la oportunidad ideal para deshacerse de ellos y reorganizar Syriza como un partido de centroizquierda, y quiz¨¢ lo haga; pero todav¨ªa no est¨¢ ah¨ª, ya sea porque tiene dudas o (menos probable, pero tambi¨¦n posible) porque, en el fondo, ¨¦l tambi¨¦n es partidario de la l¨ªnea dura.
(c) Populismo. Seg¨²n esta explicaci¨®n, Tsipras es m¨¢s un populista tradicional que un izquierdista radical, a imagen y semejanza de Andreas Papandreu, el Per¨®n griego. En lugar de hacer la dr¨¢stica transformaci¨®n institucional que Grecia necesita, quiere gobernar el pa¨ªs de la misma forma paternalista e ineficaz que sus predecesores. Hasta ahora, su Gobierno se caracteriza por no haber hecho aut¨¦nticas reformas, aliarse con un partido de extrema derecha, colocar en todos los organismos p¨²blicos a militantes poco cualificados y llevar a cabo reformas regresivas en la educaci¨®n superior y otros ¨¢mbitos. No ha hecho nada para que la econom¨ªa griega sea m¨¢s competitiva. Tsipras solo finge hacer concesiones para seguir prolongando la situaci¨®n de manera indefinida. Lo malo es que esa postura es incompatible con la permanencia en el euro. Sin unas reformas profundas, la econom¨ªa griega seguir¨¢ yendo mal, por m¨¢s ayuda que reciba. Las experiencias pasadas demuestran que dar un impulso fiscal a una econom¨ªa sin reformas empeora a¨²n m¨¢s las cosas.
Todo esto significa que no vamos a saber qu¨¦ quiere verdaderamente Tsipras, incluso aunque se llegue a un acuerdo en los pr¨®ximos d¨ªas o semanas. Si no cambia algo, la respuesta la tendremos seguramente en septiembre.
Stathis N. Kalyvas es profesor de Ciencia Pol¨ªtica en la Universidad de Yale.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.