El d¨ªa D
El Eurogrupo y Grecia tienen que concretar un acuerdo esta semana
?Esta semana va la vencida? Aunque la negociaci¨®n sobre la pr¨®rroga del segundo rescate griego ha superado una y otra vez las fechas cr¨ªticas, y hasta ahora no ha sucedido ninguna cat¨¢strofe, todo indica que los pr¨®ximos d¨ªas se presentan realmente como decisivos. Los ¨²ltimos h¨¢biles para decidir, por varias razones convergentes. Una es la liquidez: a Grecia se le ha acabado el dinero disponible. La ¨²ltima entrega al FMI ya requiri¨® vaciar las cajas, incluso municipales. Otra es que parecen haberse terminado tambi¨¦n las maniobras para ganar tiempo; la de concentrar todos los pagos al organismo internacional a final de mes ya era ins¨®lita, para un pa¨ªs desarrollado: la ¨²ltima vez que se us¨® fue hace 30 a?os, por Zambia, una referencia poco estimulante. Y en fin, la paciencia de algunos acreedores toca sus l¨ªmites, como se?ala la retirada del propio Fondo de las negociaciones, en un gesto temporal y algo enf¨¢tico, pero de mensaje nada gratuito.
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El calendario aprieta. A final de mes vencen los 1.500 millones que se deben al FMI. Este 30 de junio vence tambi¨¦n la pr¨®rroga acordada entre Grecia y sus socios para el segundo rescate. Y un poco antes se celebra el Consejo Europeo, que deber¨ªa solemnizar el pacto. Pero no todo ese lapso es utilizable. Porque para llegar a su t¨¦rmino con los deberes hechos, el acuerdo deber¨ªa cerrarse esta misma semana, mejor en el Eurogrupo del pr¨®ximo jueves (que quiz¨¢ se prolongue al viernes), para dar tiempo a algunos de los acreedores (como Finlandia), obligados a someter cualquier pacto a sus respectivos Parlamentos.
Los negociadores, y sobre todo el m¨¢s afectado, Grecia, deben tener presente en cada minuto la inevitabilidad del pacto: saber que el impago al FMI desencadenar¨ªa un bucle inestable de imprevisibles efectos, por m¨¢s que los Diecinueve est¨¦n ahora mejor equipados que en 2010 (fondos de rescate, esbozo de uni¨®n bancaria, nuevas pol¨ªticas del BCE); que eso condenar¨ªa a Atenas a convertirse en un paria internacional, al no poder solicitar nuevos pr¨¦stamos al Fondo; que el tiempo ganado hasta ahora para la negociaci¨®n ha sido tiempo perdido para la econom¨ªa de un Estado enfermo que ha visto desplomarse su crecimiento, sus ingresos fiscales, los dep¨®sitos de sus bancos y su ¡ªya deteriorado¡ª prestigio internacional.
Las declaraciones de los actores implicados, ya pesimistas (de los acreedores), ya altisonantes o desafiantes (del Gobierno griego), no pueden ocultar una realidad: las posiciones se han acercado, aunque sea en grado a¨²n insuficiente. En realidad y contra lo que se cree, ambas partes han realizado aproximaciones notorias: el Eurogrupo, al exigir una secuencia m¨¢s suave para alcanzar un super¨¢vit fiscal (del 3,5% del PIB a solo el 1% este a?o), indispensable para que Atenas salga ya de la unidad de cuidados intensivos y aspire a una econom¨ªa autosostenible, lo que implica reducir la intensidad de la austeridad; y Atenas, al desdecirse de aristas como el repudio de la deuda o la paralizaci¨®n de las privatizaciones.
Claro que cuantas m¨¢s cesiones se realizan, m¨¢s cuesta concretar las restantes. Sucede en toda negociaci¨®n. Por eso los tramos finales de los acuerdos resultan los m¨¢s dif¨ªciles y exigen a veces puestas en escena teatrales para convencer a la propia clientela de que se ha llegado hasta el l¨ªmite de lo posible. Dramaticen los l¨ªderes, pues, cuanto convenga, si es por buen fin. Y si no lo es, apeen el tratamiento cuanto antes.
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