Gobernar, acordar
Los espa?oles piden un cambio en el fondo y en las formas, compatible con la estabilidad
?Cuando los espa?oles votaron cambio y pluralidad el pasado 24 de mayo, pidieron que este cambio se realizara con estabilidad y fortaleza. Los ciudadanos exigieron una pol¨ªtica m¨¢s justa, negaron al PP la capacidad de impulsarla e invitaron a la izquierda, y de forma mayoritaria el PSOE, a que la encabece. Para materializar esta voluntad en forma de Gobiernos estables, los socialistas hemos liderado un di¨¢logo intenso y constructivo con el resto de fuerzas pol¨ªticas sin renunciar a nuestras se?as de identidad: moderaci¨®n y responsabilidad desde un proyecto netamente socialdem¨®crata. Como fruto de estas conversaciones, el PSOE ha encontrado eco en otras formaciones para encabezar en buena parte de Espa?a una alternativa solvente a la injusta respuesta del PP ante la crisis.
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Con id¨¦ntica responsabilidad y el valor a?adido de la generosidad, el PSOE ha cedido tambi¨¦n donde las circunstancias lo han permitido para que otras opciones minoritarias participen de esta ola alternativa a la derecha. Frente a un PP obsesionado hasta el delirio por el poder, los socialistas hemos querido hacer muy visible un empe?o bien distinto: un compromiso en favor ¨²nicamente de las personas, la recuperaci¨®n justa, el empleo digno y la recuperaci¨®n de los servicios p¨²blicos. Un cambio que solo las luces m¨¢s cortas pueden interpretar como mera alternancia. Nada m¨¢s lejos; el cambio liderado por el PSOE quiere poner las instituciones al servicio de todos y no solo de unos pocos. Desde el pasado fin de semana, ese cambio ha llegado a m¨¢s de 2.800 Ayuntamientos que gobernaremos los socialistas, igual que se manifestar¨¢ en los pr¨®ximos d¨ªas en varias comunidades en las que el PP pasar¨¢ a ser el mal recuerdo de una p¨¦sima gesti¨®n.
Cualquier resultado electoral puede interpretarse hasta la extenuaci¨®n pero, inexcusablemente, tiene que aplicarse. Esta es la premisa que ha olvidado el PP con una muy particular interpretaci¨®n de la palabra cambio. Cambiar, para Mariano Rajoy, parece no ser otra cosa que sustituir la pantalla de plasma por otro escudo, el de los 140 caracteres de Twitter. Que un presidente del Gobierno califique de exc¨¦ntricos los acuerdos surgidos de la voluntad de las urnas es una penosa extravagancia; que los tache adem¨¢s de sectarios, es impropio de tan alta responsabilidad.
Cambiar, para Mariano Rajoy, parece no ser otra cosa que sustituir la pantalla de plasma por otro escudo, el de los 140 caracteres de Twitter
El tiempo pol¨ªtico que ha comenzado ante un PP estupefacto dibuja un escenario in¨¦dito de acuerdos, di¨¢logo, negociaci¨®n y pacto que, lejos de invitar al primer partido de la derecha a reflexionar, parece haberle clavado espuelas para cabalgar alocadamente hacia un mayor aislamiento. Cada vez que el PP califica al PSOE de radical, lejos de ofender, ayuda a definir posiciones, porque centra m¨¢s el discurso de los socialistas y escora el espacio de los conservadores un poco m¨¢s a la derecha.
Si algo define al PSOE en este tiempo es su car¨¢cter de centralidad pol¨ªtica, entendida como sin¨®nimo de protagonismo y eje del cambio. Los socialistas ocupamos el mismo espacio ideol¨®gico que una ampl¨ªsima mayor¨ªa de espa?oles con la que compartimos inquietudes y respuestas. No es por tanto al Partido Socialista a quien falta la derecha a?adiendo sal a sus adjetivos, sino a millones de electores que han votado a favor de una alternativa al poder ejercido desde la soberbia. Cabe pedirle al PP que se digne a aceptar de una vez la expresi¨®n de las urnas. No son los electores los que conducen en direcci¨®n contraria, sino Rajoy quien se mantiene inm¨®vil en medio de la carretera. El resultado del 24 de mayo no es una trinchera desde la que disparar con la p¨®lvora mojada de las descalificaciones, ni un nuevo pedestal para el dontancredismo del PP, sino el punto de partida de un cambio seguro que, quiera o no la derecha, se confirmar¨¢ en las pr¨®ximas elecciones generales.
Entretanto, interprete el PP como guste. Siga equivoc¨¢ndose. El resultado de las urnas exige a todos los partidos humildad y di¨¢logo, cooperaci¨®n y no soberbia. Requiere propuestas que solucionen problemas, no descripciones que solo los enuncien y menos a¨²n adjetivos que los enfanguen. Los espa?oles piden un cambio en el fondo y en las formas que sea compatible con la estabilidad y la coherencia. Invito al PP a despertar de su pesadilla, abrir los ojos y a?adir un anti¨¢cido a su dieta acelerada de adelgazamiento. Su pa¨ªs, al que tanto dicen querer y que tanto ha cambiado el pasado 24 de mayo, se lo agradecer¨¢.
C¨¦sar Luena es secretario de Organizaci¨®n del PSOE
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