Mar de fondo en el PP
Esperanza Aguirre trata de alterar la previsi¨®n de cambios de Mariano Rajoy
La inquietud que agita la vida interna del Partido Popular se tradujo ayer en la en¨¦sima iniciativa de Esperanza Aguirre para marcar el paso a Mariano Rajoy, precisamente cuando el presidente del Gobierno y del PP se dispone a efectuar cambios entre sus ministros y en la organizaci¨®n del partido para ofrecer una imagen restaurada ante los pr¨®ximos compromisos electorales.
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La iniciativa de Aguirre incrementa la alarma causada por la magnitud de las p¨¦rdidas sufridas en las elecciones auton¨®micas y municipales del 24 de mayo, precedida de la que se produjo en las andaluzas del 22 de marzo. Rajoy intenta corregir el rumbo con una nueva estructura de la direcci¨®n del PP, en la que el ministro y exportavoz parlamentario, Alfonso Alonso, parece llamado a convertirse en la imagen de la renovaci¨®n. El presidente lo hace muy tarde, cuando le queda demasiado poco tiempo para sacar partido a los cambios, aunque la alternativa de no hacer nada habr¨ªa sido todav¨ªa peor a la vista de los profundos movimientos pol¨ªticos que se est¨¢n produciendo en la sociedad.
Rajoy, que intentaba anunciar las novedades sin debates previos, no ha podido evitar la interposici¨®n de Aguirre en la agenda. La dirigente quiere refundar el partido en Madrid con la organizaci¨®n urgente de un congreso extraordinario, y advierte de antemano que descarta presentarse. Se suma as¨ª a iniciativas de otros barones, como Jos¨¦ Ram¨®n Bauz¨¢, en Baleares, que ya se hab¨ªa pronunciado a favor de un congreso extraordinario al que tampoco piensa concurrir.
Aguirre tiene buenas razones para asumir responsabilidades, y no solo por el fracaso cosechado en sus objetivos electorales, sino por el elevado n¨²mero de colaboradores suyos imputados en casos de corrupci¨®n. Las confusas maniobras con las que amag¨® in extremis para evitar la elecci¨®n de Manuela Carmena en el Ayuntamiento de Madrid tampoco le acreditan como una estratega a la altura de las circunstancias. Y el hecho de que Cristina Cifuentes se encuentre en posici¨®n de sacar adelante la presidencia de la Comunidad madrile?a incrementa el peso pol¨ªtico de esta, frente a una candidata fallida. Es evidente que Rajoy ya no cuenta con una mujer que, despu¨¦s de m¨¢s de tres decenios de actividad pol¨ªtica, act¨²a de forma aut¨®noma.
No obstante, un cambio de caras probablemente ser¨¢ insuficiente para rectificar el rumbo de la nave popular a pocos meses de las elecciones catalanas y de las generales, en las que Rajoy se juega la conservaci¨®n del poder. No se trata solo de la oferta program¨¢tica, centrada monotem¨¢ticamente en la recuperaci¨®n econ¨®mica, sino de darse cuenta de que Espa?a vive un tiempo pol¨ªtico nuevo: ya no consiste en hacer lo que uno quiere, sino lo que otros dejan hacer. De ah¨ª la renuncia del presidente de La Rioja, Pedro Sanz, a la reelecci¨®n en ese cargo, forzado por Ciudadanos, que est¨¢ dispuesto a investir a un presidente del PP, pero no a quien lleva 20 a?os en el puesto.
Rajoy trata ahora de poner a sus tropas en orden de batalla. Falta saber si estas tendr¨¢n claro en nombre de qu¨¦ deben combatir.
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