T¨ªas y pelotas
Ellos por ¡®feminazi¡¯ y ellas por micromachista. No vine aqu¨ª a hacer amigos. Ni amigas. Nunca llegar¨¦ a nada
No tengo ni idea de f¨²tbol, quede dicho desde el principio para que las hordas de eruditos de la cosa no me lapiden por tama?a intrusi¨®n en tan sagrada materia. Poseo, sin embargo, una pituitaria infalible para oler el machismo a la legua aunque se disfrace de galanter¨ªa fina. No tiene m¨¦rito, son muchas d¨¦cadas oyendo prepotencias disfrazadas de presuntos piropos y haciendo como que no me entero de nada por no liarla, por no parecer que voy de estrecha, porque uf qu¨¦ pereza me da todo.
Pues bien, expuestas mis credenciales, opino que lo de la selecci¨®n femenina de f¨²tbol apesta a sexismo del m¨¢s rancio. Del que ya no se ve por el mapa salvo en ciertos despachos, ciertas alcobas y ciertos sem¨¢foros. De ese que vas con el coche, te pita el de atr¨¢s porque te has parado en ¨¢mbar y encima te brama mujer ten¨ªas que ser y qu¨¦ haces conduciendo cuando ten¨ªas que estar fregando.
Resulta que las jugadoras, tan buenas en lo suyo como el mejor de sus colegas varones, llevan 27 a?os aguantando que el seleccionador de la cosa, Ignacio Quereda, las trate como a ni?as respondonas a las que en vez de jugar a cocinitas como est¨¢ mandado les ha dado por darle patadas a una pelota. Hasta que la ¨²ltima quinta ha osado plantarle cara. Le exigen, oh escandalazo, que las respete, que les exija y que les d¨¦ m¨¢s ca?a, pero de la deportiva, no de la otra. ¡°Chavalitas¡±, dicen que las llama el preboste, qu¨¦ simp¨¢tico.
Chavalas, s¨ª, educadas en presunta igualdad, qu¨¦ se han cre¨ªdo, ilusas, que tienen el mismo derecho que los chavalotes. Por cierto, Quereda, lo de chavalita, bonita, reina, princesa, guapa, podemos decirlo nosotras y nuestros amigos. Discriminaci¨®n positiva, de acuerdo. Despu¨¦s de milenios de patriarcado, merecemos esa m¨ªnima revancha. Y ahora, venga, ya pueden emplumarme. Ellos por feminazi y ellas por micromachista. No vine aqu¨ª para hacer amigos. Ni amigas. Nunca llegar¨¦ a nada.
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