Ascenso y ca¨ªda de la juerga levantina: as¨ª es la burbuja inmobiliaria vista por un artista
En la serie 'El porqu¨¦ de las naranjas', Ricardo Cases retrata objetos que simbolizan la decadencia (y la resaca) de la Comunidad Valenciana
Cada crisis crea su propia mitolog¨ªa. Identificamos la decadencia del Imperio Romano con las rosas que asfixiaban a los invitados de Heliog¨¢balo, el fin del Antiguo R¨¦gimen con Mar¨ªa Antonieta comiendo cupcakes enfundada en zapatos de marca y los ¨²ltimos coletazos del franquismo con las sopor¨ªferas cacer¨ªas narradas por Jaime Pe?afiel. En la crisis econ¨®mica y social que comenz¨® en Espa?a hacia 2008, ese s¨ªmbolo es Levante, con sus aeropuertos sin estrenar, sus promociones de pisos inacabados, sus monumentos de Calatrava y sus parques tem¨¢ticos herrumbrosos. Sin embargo, ?qu¨¦ sucede si vamos m¨¢s all¨¢? ?Qu¨¦ pasar¨ªa si el s¨ªmbolo fuese, por ejemplo, una paella?
Las im¨¢genes que propone el fot¨®grafo Ricardo Cases (Orihuela, 1971) podr¨ªan ser una respuesta a esta pregunta. Ah¨ª est¨¢n las fotograf¨ªas: un muslo de pollo nadando en aceite, completamente solo en medio de una gran paellera; una valla publicitaria pintada de blanco que, bajo una brecha en el papel desgarrado, deja ver la ilustraci¨®n de un anuncio inmobiliario; una hoguera en un matorral; una ni?a que vuela disfrazada de ¨¢ngel. Hay surrealismo, colores brillantes, estridentes geometr¨ªas que reflejan que en el imperio del pelotazo siempre brilla el sol y que bajo su luz los colores de las obras municipales son m¨¢s euf¨®ricos, m¨¢s exaltados. Y, sin embargo, no es un reportaje ni un ejercicio m¨¢s de fotoperiodismo en torno al derroche y la burbuja, sino algo distinto y m¨¢s complicado. ¡° Es como si el estar empadronado en un pueblo me legitimara para poder hablar de ¨¦l¡±, cuenta Cases ahora que El porqu¨¦ de las naranjas, la serie fotogr¨¢fica de la que hablamos, se expone en La Fresh Gallery con motivo de PHotoEspa?a.
Y as¨ª es: en 2010, el fot¨®grafo dej¨® Madrid y se mud¨® a Torrente (Valencia). Como siempre hab¨ªa hecho, se puso a trabajar sobre el terreno, y el terreno estaba marcado por dos elementos. ¡°Uno era la emoci¨®n de regresar a un lugar que reconoces como tuyo, con esos olores tan especiales a azahar, a bronceador, con el paisaje de la huerta y los chal¨¦s y el baladre, y una luz que te obliga a entornar los ojos¡±, evoca el alicantino. ¡°Al mismo tiempo, estaban los titulares de los peri¨®dicos, as¨ª que pens¨¦ evocar esa dualidad: im¨¢genes vibrantes de luz, con un color radical pero con un fondo decadente¡±, explica.
De hecho, no cuesta reconocer esos dos elementos (colores brillantes y temas socialmente sombr¨ªos) en sus trabajos anteriores. Como miembro del colectivo Blank Paper, Cases es desde hace a?os un adalid del llamado ¡°Nuevo documentalismo espa?ol¡±, una escuela fotogr¨¢fica que parte de la realidad para crear im¨¢genes rotundas y casi pop; como si Cristina Garc¨ªa Rodero viera S¨¢lvame, o como si la Ouka Leele de los ochenta se diese un paseo por un pol¨ªgono de los dosmiles. En el panorama art¨ªstico del cambio de siglo, el costumbrismo enigm¨¢tico de Ricardo fue un revulsivo contra el sentimentalismo reinante. Primero fue la exuberancia crom¨¢tica de las peluquer¨ªas de extrarradio (Belleza de barrio, 2008). Despu¨¦s vinieron el kitsch de las monter¨ªas (La caza del lobo congelado, 2009) y el pop tel¨²rico de los rituales rurales (Paloma al aire, 2011).
"Pens¨¦ evocar esa dualidad: im¨¢genes vibrantes de luz, con un color radical pero con un fondo decadente¡±
En todas estas series, expuestas en medio mundo y recogidas en cuidados fotolibros, hay algo enigm¨¢tico que no es ni cr¨ªtica frontal ni sentimentalismo. Es otra cosa, casi tierna, como la atm¨®sfera que rodea a una de sus fotograf¨ªas m¨¢s recientes: sobre un muro, un graffiti que representa unos ladrillos envueltos en un aura luminosa. Al lado, aparece una fecha: 2006, antes del estallido de la burbuja. ?Los signos estaban ah¨ª desde siempre y no supimos verlos? ¡°Los signos estaban ah¨ª desde entonces, pero el libro se ha publicado en el 2014¡±, responde Cases. ¡°Es muy dif¨ªcil ver las cosas cuando todo ¡°brilla¡±, cuando todo el mundo parece contento¡±, explica, y da una de las claves del enigma: la felicidad estridente que desprenden estas im¨¢genes de colores brillantes y composiciones arm¨®nicas. ?Hemos sido felices por encima de nuestras posibilidades? ¡°Puede que en el futuro se identifique a esta etapa como el tiempo de la ingenuidad, porque creo que todos pecamos de ingenuos¡±, apunta. ¡°Parec¨ªa que hab¨ªa unas ganas tremendas de derrochar, de pegarse la gran comilona¡±.
Algo as¨ª son esas im¨¢genes: la documentaci¨®n de una resaca o una indigesti¨®n que, a pesar de todo, logra transmitir algo de la euforia que la origin¨®. Levante puede ser s¨ªmbolo de muchas cosas ¨C¡° el sol, el turismo, la gastronom¨ªa, el disparate urban¨ªstico, el destrozo medioambiental, la corrupci¨®n pol¨ªtica¡±, enumera Cases¨C, pero El porqu¨¦ de las naranjas va m¨¢s all¨¢. Quiz¨¢s la clave resida en que ese ¡°porqu¨¦¡± no llega a concretarse en una respuesta concreta. El ¡°porqu¨¦¡± de las naranjas, como el porqu¨¦ de Levante, de la burbuja o del esp¨ªritu mediterr¨¢neo, sigue siendo en el fondo un misterio. Y lo ¨²nico que tenemos para profundizar en ¨¦l son otros misterios como estas im¨¢genes absurdas y magn¨¦ticas: la mejor met¨¢fora de los tiempos que vivimos.
El porqu¨¦ de las naranjas puede verse en La Fresh Gallery (Conde de Aranda 5, Madrid) hasta el 11 de julio.
El libro El porqu¨¦ de las naranjas est¨¢ publicado por la editorial inglesa Mack y se distribuye en Espa?a mediante Dalpine.
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