El nuevo orden asi¨¢tico
Jap¨®n dise?a una nueva pol¨ªtica diplom¨¢tica para ampliar su espacio estrat¨¦gico
Si en 2014 se conmemor¨® el centenario del comienzo de la Gran Guerra, este a?o corresponde celebrar el 70 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial. Mientras los historiadores reconsideran las causas de los dos grandes conflictos del siglo XX, los analistas comparan el contexto internacional de entonces con el de hoy, intentando establecer analog¨ªas hist¨®ricas que permitan predecir la evoluci¨®n de la actual complejidad global. La comparaci¨®n del ascenso de China con el de la Alemania guillermina es la m¨¢s clara ilustraci¨®n de un entorno en el que Europa ha perdido peso, mientras Asia irrumpe como centro de gravedad en un mundo multipolar. No debe extra?ar pues que potencias revisionistas como Rusia y China quieran recordar su papel en la Segunda Guerra Mundial desde la perspectiva de sus ambiciones futuras. En conmemoraci¨®n de la victoria, Mosc¨² realiz¨® el mayor desfile militar de la era postsovi¨¦tica el 9 de mayo, y Pek¨ªn har¨¢ lo propio el 3 de septiembre. Entre ambas celebraciones, se esperaba con expectaci¨®n la declaraci¨®n del primer ministro de Jap¨®n, Shinzo Abe, en el aniversario de la rendici¨®n.
Pese a que Abe se suma a las declaraciones de arrepentimiento y perd¨®n de otros antecesores suyos, el choque de identidades nacionales alimenta la desconfianza entre los Estados del noreste asi¨¢tico. Reclamaciones territoriales, el solapamiento de sus respectivas esferas de seguridad y la b¨²squeda de un nuevo status en la redefinici¨®n en curso del orden regional tampoco facilitan una reconciliaci¨®n que permita dejar atr¨¢s el pasado. Pero no es s¨®lo la Historia la que explica los t¨¦rminos de la declaraci¨®n. Aunque no existe un consenso en la sociedad japonesa sobre la totalidad de sus propuestas, Abe est¨¢ obligado a gestionar el entorno exterior m¨¢s complejo que afronta el pa¨ªs desde 1945. Sus palabras no pueden separarse por tanto de la reciente transformaci¨®n de la pol¨ªtica exterior japonesa ni de su causa principal: la din¨¢mica geopol¨ªtica asi¨¢tica.
La legislaci¨®n de seguridad nacional aprobada en julio por la C¨¢mara Baja de la Dieta y las nuevas directrices bilaterales de defensa de Jap¨®n y Estados Unidos, anunciadas el pasado mes de abril, constituyen los ¨²ltimos elementos de unos cambios que, de manera acumulada, suponen la superaci¨®n de la estrategia internacional seguida por Jap¨®n desde la segunda posguerra mundial. De conformidad con el art¨ªculo 9 de la Constituci¨®n de 1947, Jap¨®n permanecer¨ªa al margen de las tensiones militares de la era bipolar al estar su defensa en manos de Estados Unidos, pa¨ªs con el que firm¨® una alianza de seguridad en 1952.
Abe est¨¢ obligado a gestionar el entorno exterior m¨¢s complejo que afronta el pa¨ªs desde 1945
Esta estrategia, conocida como ¡°doctrina Yoshida¡±, permiti¨® a Jap¨®n concentrarse con gran ¨¦xito en la tarea del desarrollo econ¨®mico. Sin embargo, como se pondr¨ªa de manifiesto desde los a?os noventa, una de las grandes econom¨ªas y democracias del mundo carec¨ªa de capacidad como actor estrat¨¦gico independiente. Esas limitaciones resultaban cada vez menos sostenibles ante los cambios geopol¨ªticos de la postguerra fr¨ªa. Durante el mandato de Junichiro Koizumi (2001-2006), se reinterpret¨® la prohibici¨®n constitucional y Jap¨®n se dot¨® de nuevos instrumentos de gesti¨®n de crisis. Pero fue a partir de 2010 cuando Jap¨®n percibi¨® la necesidad de un reajuste cualitativo en su pol¨ªtica de seguridad como consecuencia de tres factores: el ascenso de China y el aumento de tensiones con Pek¨ªn por las islas Senkaku (Diaoyu para los chinos); la amenaza que representa Corea del Norte; y los efectos de la transformaci¨®n del equilibrio de poder en Asia sobre la posici¨®n de Estados Unidos. Esos cambios, ya en marcha, se aceleraron tras la victoria electoral de Abe en diciembre de 2012.
Adem¨¢s del reforzamiento de la alianza con Washington, los principales elementos de la estrategia han consistido en cambios institucionales¡ªcomo el establecimiento de un Consejo de Seguridad Nacional¡ª, una reinterpretaci¨®n a¨²n m¨¢s amplia de la Constituci¨®n, y un aumento de recursos para la defensa. Asimismo, Tokio ha concluido asociaciones estrat¨¦gicas bilaterales con otros Estados asi¨¢ticos tambi¨¦n preocupados por las tensiones mar¨ªtimas en la regi¨®n, como India, Australia, Vietnam o Filipinas. En su primera Estrategia de Seguridad Nacional, Jap¨®n se define como un ¡°contribuyente proactivo a la paz sobre la base de la cooperaci¨®n internacional¡±.
A trav¨¦s de esta nueva diplomacia, Jap¨®n ampliar¨¢ su espacio estrat¨¦gico. Pero al mismo tiempo, aporta un notable esfuerzo por asegurar un orden regional basado en reglas, que rechaza la resoluci¨®n de disputas por medios no pac¨ªficos. La innegable contribuci¨®n japonesa a la estabilidad y prosperidad de Asia durante las ¨²ltimas siete d¨¦cadas legitiman ese papel, que Tokio quiere seguir desempe?ando junto a otras potencias democr¨¢ticas. M¨¢s que reformular la Historia, ofrecer una respuesta a las incertidumbres del futuro asi¨¢tico es la clave bajo la que interpretar la declaraci¨®n del primer ministro japon¨¦s.
Fernando Delage es polit¨®logo y ex director de la Casa Asia.
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