¡°No s¨¦ qui¨¦nes, pero ganaremos¡±
El cambio en las preferencias pol¨ªticas hace necesaria la reforma electoral. Los ciudadanos quieren un Parlamento m¨¢s diverso, obligado al entendimiento, y una mayor conexi¨®n entre diputados y electores
Enfilamos la recta final de una larga campa?a que comenz¨® con las elecciones europeas de 2014, punto de inicio de un cambio de ciclo pol¨ªtico. Las elecciones auton¨®micas de este a?o nos han ense?ado que, gane quien gane las pr¨®ximas elecciones generales, formar¨¢ gobierno el partido que m¨¢s apoyos logre en el debate de investidura. Siempre ha sido as¨ª, pero hasta hoy, quedar en primer lugar era sin¨®nimo de gobernar, ya no.
Seg¨²n todas las encuestas, no solo ser¨¢ necesario una coalici¨®n de dos partidos para formar gobierno sino que, adem¨¢s, esta coalici¨®n necesitar¨¢ apoyos de otros grupos parlamentarios para alcanzar la mayor¨ªa. Y salvo una muy improbable coalici¨®n entre los dos partidos mayoritarios, sin Podemos o Ciudadanos no se podr¨¢ formar gobierno, e incluso as¨ª, los grupos nacionalistas ser¨¢n determinantes en la votaci¨®n, en medio del mayor desaf¨ªo independista que afronta nuestra democracia.
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Nuestro sistema electoral naci¨® en pleno haraquiri franquista, para ser constitucionalizado por la UCD y ya en democracia, consagrado como ley org¨¢nica por el PSOE. El sistema electoral ha servido para: 1) Favorecer la formaci¨®n de Gobiernos mayoritarios, gracias a una veintena de esca?os que se asignan a los dos principales partidos de forma adicional a los votos recibidos; 2. Primar Gobiernos de centro-derecha (sobrerrepresentando el voto rural); 3. Garantizar una representaci¨®n proporcional a los principales partidos nacionalistas, convirti¨¦ndolos durante a?os en bisagra de la pol¨ªtica nacional; 4. Reforzar a las direcciones de los partidos pol¨ªticos, gracias al monopolio en la selecci¨®n de candidatos electorales a quienes se les garantiza su posterior elecci¨®n mediante listas cerradas y bloqueadas.
El sistema electoral ha permitido la formaci¨®n de mayor¨ªas estables, la alternancia en el Gobierno y una reducci¨®n considerable de la sopa de letras que caracteriz¨® el primer sistema de partidos pol¨ªticos, pero tambi¨¦n ha primado a los partidos mayoritarios en la misma medida que ha castigado a las terceras y cuartas fuerzas nacionales, distorsionando a?o tras a?o la voluntad de los ciudadanos expresada en las urnas.
En las ¨²ltimas elecciones generales, UPyD necesit¨® 228.048 votos por diputado, frente a los 63.399 del PSOE o los 58.230 del PP. IU con el 7,02% de los votos apenas obtuvo el 3,14% de los esca?os, algo que le viene ocurriendo desde las elecciones del 79. Hasta ahora esta subrepresentaci¨®n de las terceras y cuartas fuerzas nacionales nunca fue un problema pol¨ªtico, pues la distancia con los primeros partidos era muy grande.
Las ¨²ltimas encuestas estiman que PP y PSOE apenas conservar¨¢n el 50% de los votos, y que Podemos y Ciudadanos obtendr¨¢n en torno al 34%. Si trasladamos estos n¨²meros a esca?os con las debidas cautelas, PP y PSOE lograr¨ªan cerca del 60% de los esca?os, y Podemos y Ciudadanos, menos del 29%. ?Cu¨¢l cree que ser¨¢ la primera reforma que estos dos ¨²ltimos partidos pongan sobre la mesa cuando PP o PSOE les llamen a formar gobierno?
Mientras la provincia sea la circunscripci¨®n no habr¨¢ igualdad de voto entre espa?oles
El PP lo sabe, por eso propone una reforma para que en los Ayuntamientos gobierne la lista m¨¢s votada. Los conservadores siempre han apostado por la gobernabilidad que garantizan los sistemas mayoritarios, pero fue el PSOE quien consolid¨® el sistema electoral de la transici¨®n cuando en 1982 con el 40,82% de votos, logr¨® el 50,57 % de los esca?os. La izquierda, tradicionalmente partidaria de la proporcionalidad, olvid¨® la defensa de la igualdad de voto entre espa?oles y abraz¨® el modelo que Alfonso Osorio y ?scar Alzagra hab¨ªan dise?ado para garantizar una s¨®lida mayor¨ªa al centro-derecha espa?ol.
Con la crisis y el nacimiento de nuevos partidos, el actual modelo se agota y no habr¨¢ Gobierno sin un acuerdo sobre la reforma electoral. Y no solo porque es poco probable que los partidos pol¨ªticos perjudicados en el reparto de esca?os acepten seguir si¨¦ndolo y, adem¨¢s, respaldar a los partidos beneficiados. La reforma electoral se hace necesaria porque los ciudadanos ya han cambiado sus preferencias electorales. Los ciudadanos ya han decidido que quieren un Parlamento m¨¢s diverso y con m¨¢s partidos con capacidad de influencia, es decir, un Parlamento obligado al di¨¢logo y al pacto, algo que no ser¨¢ posible sobre la base de un voto desigual y una asignaci¨®n de esca?os caprichosa.
El sistema electoral que viene ser¨¢ m¨¢s proporcional pues forma parte de nuestra cultura pol¨ªtica. Sin reformar la Constituci¨®n, caben peque?as mejoras ya apuntadas por el Consejo de Estado en 2008, pero mientras se mantenga la provincia, un distrito electoral muy heterog¨¦neo, ser¨¢ imposible lograr una m¨ªnima igualdad de voto entre espa?oles y una justa asignaci¨®n de diputados entre partidos.
Seleccionar a los candidatos por afiliados y simpatizantes contribuye a la democratizaci¨®n
Adem¨¢s, cualquier reforma del sistema electoral deber¨¢ mejorar la conexi¨®n entre diputados y electores, preferiblemente inspir¨¢ndose en el modelo alem¨¢n que permite que una parte de los diputados sean elegidos por distritos unipersonales, es decir, habr¨¢ dos papeletas a disposici¨®n de cada votante, una personal y otra de listas, algo que ya contemplan Ciudadanos y Podemos en sus programas electorales, y que l¨ªderes socialistas han defendido abiertamente.
Y lo m¨¢s importante: las garant¨ªas electorales no deben empezar a actuar cuando se presentan los candidatos a las juntas electorales sino cuando estos son seleccionados en el interior de los partidos. Seleccionar los candidatos por afiliados y simpatizantes es la mejor medida de apertura y democratizaci¨®n de unos partidos con un funcionamiento muy opaco para la sociedad. Pero sin reglas comunes, las primarias quedan en manos de la direcci¨®n de los partidos que las dise?an en funci¨®n de sus intereses, provocando los tristes espect¨¢culos de meses pasados. La pr¨®xima legislatura oiremos hablar de primarias obligatorias y reguladas por ley.
Los profesores Lago y Montero en un extraordinario informe, Todav¨ªa no s¨¦ qui¨¦nes, pero ganaremos: manipulaci¨®n pol¨ªtica del sistema electoral espa?ol, citan la famosa frase de P¨ªo Cabanillas, ministro con Franco y Su¨¢rez, quien reci¨¦n aprobado decreto ley electoral de marzo de 1977 buscaba nombre para la que luego ser¨ªa la UCD. Unos 38 a?os despu¨¦s, con unos partidos y una sociedad plenamente democr¨¢tica, el sistema electoral se nos ha quedado viejo.
Joan Navarro es soci¨®logo, fundador de +Democracia, entidad promotora de la reforma del sistema electoral.
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