23 fotosLos sin techo de Hait¨ª, cinco a?os despu¨¦s del terremotoLa fot¨®grafa de AP Rebecca Blackwell captura la vida de algunas de las miles de personas que viven en edificios derruidos o campamentos sin agua y saneamiento 07 ago 2015 - 11:55CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlacePadre soltero, Jean Donalson Tousena Bagui sostiene en sus brazos a su hija de dos a?os. Viven en una de las habitaciones del Hotel Le Palace, da?ado por el terremoto, en el centro de Puerto Pr¨ªncipe. Tousena Bagui cuenta que era guardia de seguridad en el hotel antes del se¨ªsmo de 2010 y all¨ª se qued¨® despu¨¦s como autodesignado guardi¨¢n. No recibe ninguna compensaci¨®n por ello, dice, y no ha recibido noticias del propietario sobre el futuro del edificio.Rebecca Blackwell (AP)Manushka Doneis, de 18 a?os, es madre soltera y vive junto a su beb¨¦ de cinco meses y sus hermanos en el edificio abandonada de una empresa naviera en Port-au-Prince. Los haitianos sin hogar desde el terremoto de 2010 se buscan la vida en las ruinas de un hotel de lujo, albergues improvisados en los jardines del destruido teatro nacional, e incluso en un remolque sin ventilaci¨®n.Rebecca Blackwell (AP)Un ni?o se sienta en un ¨¢rbol dentro de un campamento establecido para personas desplazadas por el terremoto de 2010 en Port-au-Prince, pero que se ha convertido en una soluci¨®n a largo plazo. Seg¨²n la Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones, cerca de 65.000 personas segu¨ªan viviendo en 66 campamentos en marzo de 2015.Rebecca Blackwell (AP)Vista de las casas en una colina del distrito de Jalousie, en Port-au-Prince. Hait¨ª sufr¨ªa una grave escasez de viviendas, incluso antes del terremoto de 2010. De acuerdo con un informe de enero de 2015 de Amnist¨ªa Internacional, el terremoto aument¨® a¨²n m¨¢s el d¨¦ficit. Mientras tanto, los esfuerzos de reconstrucci¨®n se centraron en levantar refugios temporales m¨¢s que en edificar viviendas permanentes.Rebecca Blackwell (AP)Un residente del Hotel Le Palace. Aunque gran parte del hotel fue destruido, algunas de las habitaciones, que a¨²n tienen las paredes intactas, se han convertido en la vivienda de muchas personas desplazadas por el se¨ªsmo. El edificio en ruinas no tiene instalaciones sanitarias que funcionen ni agua corriente.Rebecca Blackwell (AP)La peluquera Loavia Bienaim¨¦, de 30 a?os, se sienta en su cama mientras se prepara para comenzar su d¨ªa en una de las habitaciones que ocupa su familia en un edificio abandonado donde hab¨ªa oficinas del Gobierno. El marido de Bienaim¨¦, Jimmy Bellefleur, utiliz¨® su habilidad como electricista para conectarse a la red el¨¦ctrica, y ha reparado televisiones rotas, ventiladores y una licuadora para que su familia los pueda utilizar.Rebecca Blackwell (AP)Johnly Clif Gaspard, a la izquierda, se dirige a la misa de domingo con su madre y dos hermanos menores. Viven en un apartamento abandonado en la capital de Hait¨ª. Aunque su madre trabaja a tiempo completo en una f¨¢brica de botones y Gaspard gana dinero vendiendo juguetes motorizados, construidos a partir de materiales de desecho, la familia no puede permitirse el lujo de abandonar el piso que comparten con otras cinco familias.Rebecca Blackwell (AP)Un joven camina hacia un nivel superior dentro de un edificio da?ado por el terremoto que han ocupado un grupo de hombres j¨®venes, aunque las instalaciones carecen de agua y otros servicios. Por la noche, los edificios da?ados sirven como viviendas a algunas de las muchas personas sin hogar que sigue habiendo tras cinco a?os.Rebecca Blackwell (AP)Naika Pierre, de dos a?os, duerme en una cama sobre el suelo sucio de la carpa donde vive con sus padres en uno de los campamentos provisionales que se levantaron tras el terremoto en Cite Soleil, en Puerto Pr¨ªncipe. Cuando se produjo el se¨ªsmo en 2010, el edificio donde resid¨ªan los padres de Naika sufri¨® graves da?os y se vieron obligados a trasladarse. Cinco a?os m¨¢s tarde, todav¨ªa est¨¢n viviendo bajo lonas.Rebecca Blackwell (AP)Mirlande Senado, de 17 a?os, est¨¢ embaraza de ocho meses. Se encuentra en el peque?o refugio improvisado en un campamento para personas desplazadas en Cite Soleil. Hu¨¦rfana desde hace a?os, no tiene familia que la proteja o ayude. Por eso, dice, ha tenido que prostituirse para sobrevivir.Rebecca Blackwell (AP)Un hombre utiliza un trozo de espejo para mirarse. Vive en un bloque de viviendas abandonado y algunos residentes del edificio tienen trabajos a tiempo completo. La mayor¨ªa, sin embargo, est¨¢n empleados a tiempo parcial o en paro.Rebecca Blackwell (AP)Jimmy Bellefleur, de 35 a?os, y su esposa Loavia Bienaim¨¦, de 30, ocupan una oficina de una antigua oficina gubernamental, hoy abandonada. Cinco a?os despu¨¦s del terremoto, la pareja y sus dos hijas peque?as permanecen sin hogar. Con lo que obtiene por su trabajo como electricista, el padre compra alimentos para la familia, y se han permitido algunos 'lujos' como tener una cama doble, televisi¨®n o un ventilador.Rebecca Blackwell (AP)Zarmor Sendi duerme en una habitaci¨®n abierta dentro de un edificio de oficinas abandonado. Durante el d¨ªa, Sendi habita uno de los antiguos ba?os del edificio, demasiado peque?o para tumbarse y protegido ¨²nicamente por una fina cortina. Aunque los residentes del edificio se conocen entre s¨ª, el lugar no es completamente seguro y los ni?os y las mujeres como Sendi son especialmente vulnerables.Rebecca Blackwell (AP)Fritzna, de 12 a?os, almuerza dentro de una habitaci¨®n del apartamento en el que vive con su madre y sus tres hermanos. Despu¨¦s del terremoto de 2010, algunos residentes regresaron a casas inseguras o se trasladaron a edificios da?ados y abandonados por toda la capital.Rebecca Blackwell (AP)Neslie Etienne, de 28 a?os, vista a trav¨¦s de un agujero de una mosquitera, barre la habitaci¨®n que comparte con su marido y su hijo de seis a?os, en un contenedor de transporte abandonado en Puerto Pr¨ªncipe. Los desalojos forzosos y los subsidios para el alquiler est¨¢n permitiendo cerrar muchos de los campos que se instalaron para los desplazados, pero no se proporcionan soluciones a largo plazo para los damnificados.Rebecca Blackwell (AP)El electricista Jimmy Bellefleur, de 35 a?os,viv¨ªa en dos habitaciones alquiladas con su familia antes del se¨ªsmo. Pero el edificio se derrumb¨® y durante un a?o, seg¨²n cuenta, vivi¨® en la calle hasta que encontr¨® su actual hogar.Rebecca Blackwell (AP)Una estera de yoga desgastada es el ¨²nico material blando que una familia de tres personas, afectadas por el se¨ªsmo, tiene para dormir. Las seis familias que ocupan ilegalmente el edificio se han repartido las antiguas oficinas a modo de viviendas. Pero por la noche, llegan m¨¢s personas que se echan a dormir al suelo, en cualquier lugar.Rebecca Blackwell (AP)El carpintero Camen Inocencio construye un puesto para vender en el mercado que le ha encargado un cliente. Inocencio, de 57 a?os, dice que ¨¦l fue la primera persona en ocupar el edificio abandonado despu¨¦s del terremoto. Durante los ¨²ltimos a?os, los residentes han vivido aqu¨ª en gran medida sin ser molestados. Pero saben que el gobierno, due?o del lugar, podr¨ªa volver en cualquier momento, lo que les dejar¨ªa en la calle una vez m¨¢s.Rebecca Blackwell (AP)Una joven comparte una galleta con un gatito en una tienda de campa?a de uno de los campos de desplazados instalados despu¨¦s del desastre. Los residentes tienen la esperanza de que se convierta en un barrio permanente. La gran mayor¨ªa de las personas que fueron desplazadas han encontrado viviendas, pero todav¨ªa hay decenas de miles de personas que no han sido capaces de reparar sus hogares, que han agotado las ayudas y que no tienen una vivienda.Rebecca Blackwell (AP)Loavia Bienaim¨¦, consuela a su hija menor, Martina, mientras ven la televisi¨®n en el hueco de la escalera, fuera de su habitaci¨®n en un edificio abandonado del Gobierno haitiano.Rebecca Blackwell (AP)Un retrete improvisado, instalado sobre un pozo poco profundo, sirve a las familias que viven en las ruinas del Teatro Nacional. La falta de saneamiento es un problema en los campamentos y asentamientos ilegales. Muchas personas viven sin acceso a instalaciones de aseo, y se ven obligadas a comprar cubos el agua potable para beber.Rebecca Blackwell (AP)Piezas de un ventilador recuperado por Jimmy Bellefleur, el electricista.Rebecca Blackwell (AP)