Tres formas de acabar con una mosca dignas de Dexter
En verano, los insectos atacan sin compasi¨®n a nuestros alimentos. Hablamos (con humor) de c¨®mo deshacernos de ellos con m¨¦todos caseros
?Por qu¨¦ diantres hay tantas moscas en verano? Seg¨²n dicen los expertos, sencillamente porque su organismo lleva mejor el calor que el fr¨ªo. En invierno, solo sobreviven las suficientes para que la especie no se vaya al garete; de la primavera al est¨ªo, en cambio, se reproducen con m¨¢s vigor, y el n¨²mero de insectos aumenta exponencialmente. M¨¢s o menos como si comparamos una playa de Benidorm en cualquiera de las dos estaciones. En el fondo, nos somos tan diferentes.
Pero vayamos a lo que nos ata?e: la fruta. Ese para¨ªso dorado que invaden las dichosas moscas y nos hacen incluso temer un acto tan placentero y, aparentemente inofensivo, como darle un buen mordisco a una rodaja de sand¨ªa cuando el term¨®metro supera desafiante los 30 grados.
Fij¨¦monos en los fr¨ªos datos: a una mosca le basta con una semana para ovar a toda una nueva generaci¨®n de bichejos. Y estamos hablando de una media de 120 huevos. ?Nos quejamos los seres humanos de superpoblaci¨®n? Estos insectos tienen unos 5,6 billones de descendientes cada a?o. Y aqu¨ª entra en juego el bichito m¨¢s temible de todos: ojo si va usted a darle un bocado sin contemplaciones a esa manzana tan jugosa, porque puede contener todo un ecosistema de un tipo de mosca que, no por m¨¢s peque?a, es menos temible (m¨¢s bien al contrario): la mosca de la fruta.
A una mosca le basta con una semana para ovar a toda una nueva generaci¨®n de bichejos. Y estamos hablando de una media de 120 huevos. ?Nos quejamos los seres humanos de superpoblaci¨®n?
Vale, no es un nombre muy sutil, pero descriptivo a m¨¢s no poder. Mejor, todo hay que decirlo, que nombrarla por su otra denominaci¨®n, ceratitis capitata, con la que el 99,9% de la poblaci¨®n no tendr¨¢ ni la m¨¢s remota idea de a qu¨¦ se est¨¢ enfrentando; hace tiempo que se dej¨® de impartir lat¨ªn en los colegios. Hay un sector cient¨ªfico que defiende otro nombre (porque este bichejo da juego, no crean), mosca del Mediterr¨¢neo. Ll¨¢menla como quieran, que se dar¨¢ por aludida igual, pero no dejar¨¢ de hacer lo que mejor sabe: invadir su cocina y hacerle el verano un poquito menos placentero.
Y ahora dej¨¦monos de tecnicismos y vayamos al grano: ?qu¨¦ podemos hacer para combatir a un ser tan peque?o a la par que poderoso? Un buceo por la red y los inestimables consejos de dos amas de casa, Nora Guzm¨¢n y Nieves ?lvarez, nos dan algunas pistas. Obviamente, la limpieza es primordial, m¨¢s en verano y en la costa cuando, adem¨¢s de descuidar un pel¨ªn nuestra vestimenta, nos relajamos en lo que se refiere a higiene. ¡°Reciclar est¨¢ muy bien, pero dejar una cuantas botellas con restos de cerveza o tinto de verano en una esquina de la cocina unos cuantos d¨ªas hasta que a alguien le d¨¦ por llevarlos al contenedor, te puede llenar la casa de bichos¡±, dice ?lvarez sabiamente.
Guzm¨¢n a?ade que limpiar la fruta en alg¨²n grifo que est¨¦ fuera de la vivienda, cubrirla despu¨¦s con papel film y meterla directamente en la nevera (recordemos: las moscas llevan fatal el fr¨ªo) puede ayudar. Las dos coinciden en que la cocina debe estar impoluta, incluidos los trapos, y que la basura debe sacarse a diario.
Hasta aqu¨ª nada nuevo: pero queremos m¨¦todos radicales, incluso sanguinarios (que nos perdonen las protectoras de animales), para acabar de una vez con esa mosquita tan playera como molesta. Aqu¨ª le proponemos tres. Si tiene usted la maldad necesaria para llevarlos a cabo, si habita en su interior un peque?o Dexter y se ve capaz de tama?a masacre, le aseguramos que ver¨¢ resultados en muy poco tiempo.
En cuanto se acerquen los abyectos bichos convencidos de que les espera el banquete de su vida, pulse el bot¨®n de 'on' sin contemplaciones
1. Asfixiarlas (o casi)
Seguro que lo ha visto en m¨¢s de una pel¨ªcula: el asesino atrapa la cara de su v¨ªctima con Aironfix hasta que la deja sin respiraci¨®n. La idea es colocar una pieza de fruta vieja, a ser posible sin piel (de esas por las que salivan las ceratitis capitata cual perro de Paulov) en el centro de un bol. Condimentar con un poco de vinagre de sidra, que seg¨²n la sabidur¨ªa popular, les pirra. Cubrir la abertura del bol con papel film, s¨ª, ese objeto tan dom¨¦stico e inofensivo que en cualquier momento puede convertirse en un arma letal. Perforar sutilmente con un tenedor. Y entonces, voil¨¢: las moscas entrar¨¢n atra¨ªdas por tan suculento manjar, pero no ver¨¢n la forma de volver a salir del mal¨¦fico bol, convertido repentinamente en corredor de la muerte. Morir¨¢n de asfixia o, cuando se acabe el trozo de fruta, de inanici¨®n. Pero morir¨¢n y le dejar¨¢n en paz, que es de lo que se trata.
2. Atraparlas¡ de por vida
?No tiene papel film a mano y el ultramarinos m¨¢s cercano de su casita de la costa est¨¢ a tropecientas horas? No pasa nada. Seguro que tiene un bol. O un recipiente. Con una cazuela es suficiente. Lo que viene a continuaci¨®n es un poco gore, de modo que no siga leyendo si no tiene el est¨®mago muy digno: a?ada vinagre (s¨ª, eso que tanto les gusta) y una leve dosis de detergente lavaplatos. Mezclar con fruici¨®n. El Fairy de turno quedar¨¢ m¨¢s abajo por su mayor densidad, de modo que ellas se dar¨¢n el chapuz¨®n sin contemplaciones, recre¨¢ndose en su ba?o avinagrado y, cuando lleguen al fondo, ?zas! Quedar¨¢n atrapadas para el resto de sus d¨ªas por la masa verde y viscosa.
3. Genocidio
?Tiene aspiradora? Tiene la soluci¨®n o, para que se haga una idea, el equivalente a una cuantas bombas de racimo. De entrada, aqu¨ª no son necesarios ingredientes culinarios. Basta con que aspire a placer la zona en la que habitan las dichosas moscas con el tubo directamente, sin adaptador, y coloque despu¨¦s un embudo en la boca, improvisado con papel o el pl¨¢stico cortado de una botella de agua. Despu¨¦s de tan traum¨¢tica experiencia (imagine que le alcanza el cicl¨®n m¨¢s terror¨ªfico de la historia; as¨ª se sentir¨¢n sus v¨ªctimas aladas), no ver¨¢n la manera de poder escapar. Puede aumentar su grado de sevicia mojando un par de kleenex en vinagre y peg¨¢ndolos en el interior del tubo, cerca de la boca.
En cuanto se acerquen los abyectos bichos convencidos de que les espera el banquete de su vida, pulse el bot¨®n de on sin contemplaciones. Cuando acabe la operaci¨®n, eso s¨ª, extraiga la bolsa de la aspiradora y t¨ªrela a un contenedor. Cuanto m¨¢s alejado de su vivienda, mejor. A¨²n no existe entom¨®logo capaz de sopesar la capacidad de venganza de una ceratitis capitata cabreada.
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