Pacto contra el machismo
Hay que revisar la aplicaci¨®n de la ley y reforzar la protecci¨®n de las mujeres amenazadas y sus hijos
La insoportable sucesi¨®n de cr¨ªmenes machistas ocurrida en Espa?a en los ¨²ltimos meses ¡ªcon el espeluznante asesinato de los hijos para da?ar a la madre en algunos casos¡ª debe llevar a la sociedad espa?ola y a sus representantes pol¨ªticos a ir m¨¢s all¨¢ de las habituales manifestaciones de dolor y repulsa. Est¨¢ bien declararse compungido y participar en actos de protesta contra la violencia machista, porque eso permite mostrar que la sociedad no es insensible ante esta terrible crueldad, pero no es suficiente. Hay que avanzar m¨¢s y demostrar que la sociedad no se resigna a convivir con la expresi¨®n m¨¢s extrema y brutal del machismo.
El PSOE ha propuesto un pacto de Estado para combatir la violencia de g¨¦nero. Es una iniciativa muy necesaria que exige el apoyo de las dem¨¢s fuerzas pol¨ªticas y que debe concretarse de inmediato. El primer paso deber¨ªa ser hacer una auditor¨ªa de los resultados y la ejecuci¨®n de la ley integral contra la violencia de g¨¦nero aprobada en 2004. Analizar qu¨¦ aspectos funcionan adecuadamente y cu¨¢les deben ser mejorados, y decidir las medidas necesarias para subsanar sus carencias.
Editoriales anteriores
Parece claro que el mayor fracaso est¨¢ en la prevenci¨®n. La estad¨ªstica de los m¨¢s de diez a?os que lleva en vigor la ley muestra que s¨®lo una de cada tres mujeres asesinadas hab¨ªa presentado denuncia. Es preciso averiguar las causas y revisar los protocolos de protecci¨®n tanto de las mujeres amenazadas como de sus hijos, pues se ha demostrado que son con frecuencia la diana de los deseos malsanos de venganza de unos hombres embrutecidos por la herida de su ego. En los a?os que lleva vigente la ley se han presentado alrededor de un mill¨®n de denuncias por malos tratos. Si se tiene en cuenta que muchas mujeres no denuncian, la cifra revela hasta qu¨¦ punto las relaciones de dominaci¨®n est¨¢n a¨²n presentes en nuestro tejido social. Combatir sus efectos exige una nueva vuelta de tuerca institucional.
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