Este orgasmo es un cuadro
Un Tumblr une algunas de las obras m¨¢s famosas de la historia de la pintura con el "cadillac de los vibradores", el Hitachi Magic Wand
Durante a?os, mujeres (y hombres creativos) de todo el mundo, se han rendido a los encantos del vibrador elegido para reinar sobre el resto de vibradores, el Cadillac de los juguetes sexuales y Capilla Sixtina del placer el¨¦ctrico. Hablamos de la Hitachi Magic Wand, esa varita m¨¢gica capaz de hacer tus sue?os realidad, si tus sue?os est¨¢n plagados de orgasmos.
Ahora, esta m¨ªtica varita, parte inherente del imaginario er¨®tico femenino, se ha lanzado a realizar un viaje por la historia. M¨¢s concretamente, por la historia del arte. De renacimiento al surrealismo, del expresionismo al neocl¨¢sico, al romanticismo, al simbolismo, al modernismo y a donde sea que su presencia sea bienvenida.
El proyecto The Hitachi Magic Wand Throughout Art History se salta la primera ley fundamental de los viajes en el tiempo ¨Cno modificar absolutamente nada durante su estancia- para incluir, con pericia y criterio, el famoso vibrador en algunas de las obras m¨¢s representativas y relevantes de nuestra historia.
En manos de su creador, la Venus de Tiziano nos mira desinhibida con el vibrador en la mano, el dulce verano de John Waterhouse lo es a¨²n m¨¢s con la ayuda de esta varita, capaz de embelesar a la D¨¢nae de Klimt y hasta de ofrecerse como soluci¨®n al enigma de la sonrisa de Mona Lisa.
Es la contribuci¨®n de su art¨ªfice al desmantelamiento de los tab¨²es que a¨²n rodean la b¨²squeda del autoerotismo femenino. Un peque?o paso m¨¢s hacia la normalizaci¨®n de una autosatisfacci¨®n sexual que, en el caso de las mujeres, a¨²n tiene demasiados obst¨¢culos sociales que derribar.
Mucho ha llovido desde que las chicas de Sexo en Nueva York se propusieran abrir las ventanas de par de par para airear sus experiencias masturbatorias a millones de espectadoras. Y, podr¨ªamos hablar largo y tendido sobre las bondades y miserias de esta serie de Darren Star, pero, en el tema que nos ocupa, no les podemos negar victoria alguna. Fueron ellas, en 1998, las que popularizaron mundialmente y dinamitaron las ventas de otro habitante del olimpo de los vibradores, el ya famoso Conejo Rampante.
Casi veinte a?os despu¨¦s, hemos empezado a desprendernos de nuestra capacidad de asombro, o incluso esc¨¢ndalo, hacia cualquier menci¨®n o imagen de nuestros placenteros aliados el¨¦ctricos. Las tiendas er¨®ticas, e incluso las reuniones de tuppersex, tienen gran parte del puente a sus espaldas en su paso del ostracismo perverso a la interacci¨®n normalizada.
Y ya no nos sorprenden conversaciones, privadas o p¨²blicas, en las que mujeres alaben las bondades de sus B.O.B. (Battery Operated Boyfriends o novio a pilas) incluso, como hac¨ªa Macy Gray recientemente, dedic¨¢ndole una canci¨®n entera a su fiel y esmerado vibrador sin tapujo ninguno.
¡°Esta noche, me voy a querer a m¨ª misma¡±, canta Gray. Y de eso se trata. De abrazar las posibilidades er¨®tico-festivas de nuestros propios cuerpos.
Y, qu¨¦ mejor manera de fomentar esta sana pr¨¢ctica que presentar como aliadas a algunas de la m¨¢s importantes obras de arte de la historia. Aquellas que est¨¢n libres de juicios recriminadores y a las que la sociedad mira con admiraci¨®n y respeto.
El placer es igual de v¨¢lido y necesario que el conocimiento, parece decir el creador del proyecto de la varita m¨¢gica de Hitachi a lo largo de la historia del arte cuando reemplaza el libro sostenido originalmente por la joven del cuadro de Jean-Honor¨¦ Fragonard por el vibrador en cuesti¨®n.
El placer es algo por lo que luchar, algo que reclamar, nos dice cuando modifica el famoso retrato de Napole¨®n de Jacques-Louis David.
Y no hay pocas modificaciones, memes y juegos visuales varios con La creaci¨®n de Ad¨¢n de Miguel ?ngel, pero La creaci¨®n de la varita m¨¢gica coloca, por una vez, nuestro origen en nuestro propio placer.
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