Desde la plantaci¨®n de t¨¦ se pueden observar las casas de los trabajadores, propiedad de la empresa, en la ladera de la monta?a: sin electricidad ni agua potable.Sebasti¨¢n RuizUlises Habyarimana es el responsable de una extensi¨®n de aproximadamente tres campos de f¨²tbol y 500 personas. En la mano sostiene una hoja de t¨¦.Sebasti¨¢n RuizUno de los trabajadores recoge con las manos las preciadas hojas: las m¨¢s tiernas y frescas tienen que ser las que rellenen, poco a poco, la cesta de mimbre que es aguantada con su frente.Sebasti¨¢n RuizStephane, de ocho a?os a?os, carga con la responsabilidad de 15 kilogramos para llevar un peque?o ingreso a su familia de cinco miembros. Los datos del Instituto Nacional de Estad¨ªsticas de Ruanda muestran que unos cinco millones del total de la poblaci¨®n del pa¨ªs son ni?os menores de 18 a?os de edad (alrededor de 49.6%). La misma encuesta revel¨® que 110.742 ni?os de entre 6 y 17 a?os estaban trabajando en el sector de la agricultura que emplear¨ªa a la mayor¨ªa de ellos (40,8%).Sebastian RuizUna trabajadora posa ante la c¨¢mara mientras hace un par¨®n de escasos dos minutos para aliviar el peso de su espalda.Sebasti¨¢n RuizAnte la imposibilidad de dejar a los reci¨¦n nacidos al cuidado de alguien, esta imagen se repite a lo largo de los campos de cultivo de t¨¦: madres que trabajan con sus hijos atados a la espalda.Sebasti¨¢n RuizUna de las trabajadoras posa con el saco cargado de hojas de t¨¦ a la cabeza, probablemente cerca de 10 kilogramos.Sebasti¨¢n RuizUn alto en el camino para mostrar a la c¨¢mara la situaci¨®n extrema de los trabajadores. Unas 12 horas al d¨ªa por 30 euros al mes.Sebasti¨¢n RuizEl camino que conduce al cobertizo donde ser¨¢n pesados los sacos es desolador. El cansancio tatuado en las caras hacen de esta imagen un ritual diario.Sebasti¨¢n RuizEs el medio de transporte del responsable de esta parcela, Ulyses. Una suerte de privilegio en un pa¨ªs dominado por colinas, dicen que mil.Sebasti¨¢n RuizEn el cobertizo los trabajadores pesan los sacos de rafia o tela dura en una balanza. El ritmo es fren¨¦tico. En cuanto haya tomado nota el responsable volver¨¢n a los campos para seguir recogiendo hojas de t¨¦.Sebasti¨¢n RuizUn grupo de trabajadores espera su turno para que le pesen sus sacos.Sebasti¨¢n RuizUno de los empleados toma nota de los sacos de cada persona y del n¨²mero de kilogramos que portan. Los niveles son muy exigentes ya que los trabajadores se juegan vivir con un euro al d¨ªa.La ¨²ltima fase en la monta?a. El cami¨®n es cargado de sacos y el conductor espera para transportarlos a la f¨¢brica donde ser¨¢n procesadas las hojas de t¨¦ que luego ser¨¢n exportadas.Sebasti¨¢n Ruiz