11 fotosEl pa¨ªs de la segunda oportunidadMiles de repatriados por la guerra en Rep¨²blica Centroafricana tratan de rehacer su vidaMaribel Mar¨ªn YarzaSido - 26 oct 2015 - 10:12CETWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceEn un pa¨ªs en el que apenas un 40% de los ni?os acaba la educaci¨®n primaria y en el que los padres renuncian en muchos casos a enviar a sus hijas a la escuela por razones culturales, la educaci¨®n de los menores desplazados es m¨¢s que un reto. Los profesores del campo de Maingama se reunieron la primera quincena de septiembre con los adultos para abordar los problemas m¨¢s urgentes del curso escolar.El colectivo de refugiados y retornados se enfrenta pr¨¢cticamente a los mismos problemas sanitarios que la poblaci¨®n local de Chad: malaria, malnutrici¨®n y enfermedades derivadas del consumo de agua sucia. El 49% de las consultas atendidas la segunda semana de septiembre en el centro de salud de este asentamiento, en el que est¨¢ presente la Cruz Roja de Chad, fueron por la enfermedad que transmite el mosquito anopheles.Chad tiene la estructura t¨ªpica de las naciones menos desarrolladas: un 46,7% de la poblaci¨®n es menor de 15 a?os y tan s¨®lo un 3% supera los 65. La tasa de fertilidad alcanzaba en 2012 los 6,4 hijos por mujer, por encima de los 4,45 de Rep¨²blica Centroafricana. Los ni?os tienen una esperanza de vida al nacer de 51,18 a?os.El acceso al agua limpia es un privilegio en muchas zonas de este pa¨ªs afectado por sequ¨ªas e inundaciones. Las ONG, con el dinero de los donantes, han construido pozos para satisfacer las necesidades de los desplazados, de los que tambi¨¦n se beneficia la poblaci¨®n local. En la imagen, bidones para cargar agua en la sede que Oxfam Intermon tiene en Maro, en la regi¨®n del Moyen-Chari, cerca de los campos de desplazados de Belom, Sido y Maingama.El marab¨² Faki Ahmat Yaya, de 60 a?os, casado con tres mujeres con las que tiene 22 hijos, ha llegado a acoger en su casa de Sido al mismo tiempo a 120 exiliados de Rep¨²blica Centroafricana por la guerra que estall¨® en 2013 tras el golpe de Estado y la toma de poder por el grupo S¨¦l¨¦ka. "?C¨®mo vamos a dejar tirados a los refugiados y retornados si hemos visto lo que es la guerra!". En la imagen, posa junto a algunos vecinos y exiliados que viven en su casa.Hay algo que une a Occidente y a los pa¨ªses del tercer mundo: el f¨²tbol. La mayor¨ªa de ni?os en Chad, refugiados o locales, van mayoritariamente descalzos, pero no hay grupo en el que no haya alguno vestido con camisetas del Bar?a y el Madrid.La historia de Abba Ali Bachar ilustra c¨®mo los campos de tr¨¢nsito de refugiados se est¨¢n convirtiendo en Chad en asentamientos estables. Este hombre que huy¨® hace m¨¢s de una d¨¦cada de Rep¨²blica Centroafricana para escapar de uno de los estallidos de violencia que han asolado peri¨®dicamente el pa¨ªs, lleg¨® en 2003 al campo de refugiados de Yaroingu, que fue trasladado a Belom, tambi¨¦n al sur del pa¨ªs, tras las inundaciones de 2013. 11.000 de las 18.700 personas que habitan en este lugar que ¨¦l preside est¨¢n tambi¨¦n desde el origen.Los ni?os del campo de Maingama estudian en aulas de estructuras endebles, como se ve en la imagen. Una fuerte tormenta puede significar la clausura de la escuela durante d¨ªas.El centro de Salud del campo de Maingama, atendido por un m¨¦dico y t¨¦cnicos auxiliares, es un modesto lugar donde los pacientes esperan su turno en el suelo y al aire libre, como se ve en la imagen. Se atiende fundamentalmente a enfermos de malaria, enfermedades respiratorias y malnutrici¨®n. 105 ni?os est¨¢n en el programa en el que se les administra la pasta de cacahuete Plumpy'Nut.Alhad Mahamat, en el centro de la imagen, era pastor en Rep¨²blica Centroafricana cuando el pa¨ªs se vio sacudido por el ¨²ltimo estallido de violencia en 2013. Decidi¨® huir a Camer¨²n junto a su hijo, su madre y su mujer. Durante tres meses caminaron sin apenas agua ni comida para alcanzar su objetivo. Con ellos iban unas 200 personas. "Alrededor de 30 murieron en el bosque en los ataques de los anti-Balaka", cuenta ahora en el campo de Maingama. Este hombre de 51 a?os, pas¨® a?o y medio en Camer¨²n y lleg¨® a Chad hace ahora mes y medio. A¨²n no tiene casa, comparte poco m¨¢s que un techo con 31 personas.Heoua Bdoulaye, de Rep¨²blica Centroafricana, tiene ocho hijos, y a sus treinta a?os se ha visto obligada a cambiar de profesi¨®n. Antes, cuando viv¨ªa en Bangui, la capital de aquel pa¨ªs, trabajaba en el mercado. Ahora est¨¢ aprendiendo a cultivar. La familia de Bdoulaye es una de las 1.400 beneficiarias de un programa agr¨ªcola impulsado por Oxfam y la oficina de Ayuda Humanitaria de la Comisi¨®n Europea, ECHO, en Sido, que consiste en formaci¨®n y en el reparto de semillas y material para labrar la tierra. "Por lo menos tendremos qu¨¦ comer", dice.