14 fotos15 discos para el oto?oMuse, Robe Iniesta, Franz Ferdinand, Sparks, Solokov, Diana Krall, Xoel L¨®pez... Una recopilaci¨®n de discos de Babelia para este oto?o 02 oct 2015 - 00:02CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceResulta absurdo pretender que se conoce a un creador por su obra. Pero es un error en el que se cae a menudo. En el caso de Sufjan Stevens, el error lo provoca su voz: posee un timbre tan cercano que podr¨ªa recitar la lista de la compra y emocionar. Adem¨¢s, durante m¨¢s de una d¨¦cada ha ido soltando discos que nos hicieron creer que hablaban de ¨¦l. Recorridos fascinantes por sus obsesiones. Por paisajes desconocidos que terminan resultando familiares. Pero no ha sido hasta 2015, el a?o en que Stevens cumplir¨¢ 40, que ha llegado Carrie & Lowell, un ¨¢lbum realmente autobiogr¨¢fico. Y as¨ª hemos descubierto que no sab¨ªamos apenas nada de su vida. La Carrie del t¨ªtulo es su madre, una persona con problemas mentales y adicciones variadas que les abandon¨® a ¨¦l y a su hermano en varias ocasiones. La primera, Sufjan ten¨ªa un a?o. La segunda era un poco mayor y es uno de los recuerdos que aparecen en las canciones. ¡°Cuando ten¨ªa tres. Tres, quiz¨¢s cuatro, nos dej¨® en el videoclub¡±, canta con una candidez asombrosa en la bell¨ªsima Should Have Known Better. Por I?IGO L?PEZ PALACIOS.Asthmatic Kitty/PopStockEn la segunda mitad de los sesenta, James Taylor destacaba entre la tropa del rock. Puro WASP, bostoniano con ra¨ªces sure?as, hijo de un estimado doctor y una cantante de ¨®pera; tales criaturas del establishment no iban por los tugurios del Greenwich Village interpretando sus canciones. En aquel mundillo bohemio pill¨® una afici¨®n a la hero¨ªna que le atormentar¨ªa durante 20 a?os, aunque lo ocult¨® bien. Guapo, educado, sensible, con dinero en el bolsillo, todas las puertas se le abr¨ªan. Incluso en el sanctasanct¨®rum del Londres pop: estuvo entre los primeros fichajes del sello Apple. Por DIEGO A. MANRIQUE.Concord/UniversalHar¨¢ unos tres a?os salt¨® la noticia de que un cangrejo de origen norteamericano se hab¨ªa instalado en el delta del Ebro. La especie hab¨ªa llegado hasta all¨ª de forma accidental. Se descartaba que el animalillo hubiese cruzado el Atl¨¢ntico a nado. Estaba claro que hab¨ªa sido el hombre quien hab¨ªa, de manera fortuita, introducido en la zona una especie invasiva y voraz que amenazaba el ecosistema y que pod¨ªa da?ar seriamente la producci¨®n de mejillones y ostr¨®n. ¡°Es un gran resistente, puede sobrevivir a salinidades y temperaturas muy diversas¡±, advert¨ªa entonces un bi¨®logo local. Har¨¢ unos 40 a?os se invent¨® una cosa llamada punk rock. Desde las alcantarillas de Nueva York cruz¨® al Atl¨¢ntico a pu?etazos y lleg¨® a Londres para instalarse all¨ª y tratar de terminar con las especies musicales entonces preponderantes, sobre todo, con el rock sinf¨®nico. Por XAVI SANCHO.WarnerExisten dos tipos de grupos de pop: los que, llegado un punto, solo son capaces de sonar como ellos mismos y los que, en un momento de sus carreras, solo son capaces de sonar como todo lo dem¨¢s. Al combo escoc¨¦s de revival pospunk Franz Ferdinand y al m¨ªtico d¨²o norteamericano Sparks hace ya a?os que les pasa lo primero. A los de Alex Kapranos, porque arrancaron cuando el pop llevaba medio siglo en marcha y la posibilidad de encontrar un espacio libre donde aparcar era ya harto complicada. Lo encontraron, pero desde entonces viven acongojados con la idea de que vuelvan Talking Heads o Roxy Music a reclamar el espacio como suyo. A los segundos, porque hab¨ªan creado algo tan personal que la tentaci¨®n de convertirse en actores interpretando el papel de ellos mismos era demasiado sugerente como para ser descartada. Por XAVI SANCHO.DominoExtremoduro ha sido, todav¨ªa es, el gran fen¨®meno del rock espa?ol en lo que va de siglo. Sin promoci¨®n, sin apenas presencia en medios, con pocas giras muy medidas, solo con el boca a boca de sus fieles, sus discos se colocan una y otra vez como aplastantes n¨²meros uno. Lo que empez¨® en 1987 como una banda de rock urbano, guitarras afiladas y letras tan ingeniosas como canallas se ha ido refinando, avanzando en ambici¨®n instrumental y en cuidado de los textos. Ahora Robe Iniesta, su cantante y compositor, emprende un disco en solitario. Desde el primer corte ¡ªla delicada ¡®Un suspiro acompasado¡¯, de nueve minutos¡ª se entiende por qu¨¦ se establece por libre: porque ahora sus versos se arropan de violines, clarinete, saxo, acorde¨®n o piano, sonidos que le han aportado m¨²sicos de su tierra extreme?a. Las canciones tienen su sello personal, pero se envuelven en el folk, con gui?os latinos, flamencos, ¨¢rabes y hasta z¨ªngaros. La evoluci¨®n de lo suburbial a lo buc¨®lico no sorprende tanto, pues sigue la l¨ªnea iniciada en La ley innata (2008), con su 'Dulce introducci¨®n al caos', su ¨¢lbum de madurez, y continuada en Material defectuoso (2011). Por RICARDO DE QUEROLEl Dromedario RecordsLa marca estandarte del sello alem¨¢n ofrece su tercera entrega con una grabaci¨®n que re¨²ne materiales tomados en directo en sendos conciertos en Berl¨ªn (2014) y Dortmund (2015). En su segundo y anterior volumen, ?Jazzpa?a II (2000), se presentaba ya liderada por los m¨²sicos flamencos que m¨¢s se acercan al formato jazz¨ªstico: el guitarrista Gerardo N¨²?ez y el pianista Chano Dom¨ªnguez, que se mantienen en este nuevo registro. Ambos protagonizan unos encuentros que, adem¨¢s de constituir los cortes m¨¢s interesantes del disco, representan el esp¨ªritu de la experiencia, que no es otro que la interacci¨®n de lenguajes. Por FERM?N LOBAT?N.ACT MusicLa ambici¨®n puede ser un arma peligrosa. Puede, por ejemplo, empujar a un artista al rid¨ªculo o hundirlo en un galimat¨ªas. Father John Misty ¨Cseud¨®nimo del exbater¨ªa de Fleet Foxes Josh Tillman- despliega pura ambici¨®n musical y art¨ªstica en el segundo disco que graba bajo este nombre. Pero en este caso, la ambici¨®n triunfa porque ayuda a plasmar bien una obra que habla de la b¨²squeda de uno mismo, y que concluye con la bendici¨®n del amor. Todo ese proceso est¨¢ reflejado aqu¨ª por canciones arregladas seg¨²n estilos muy diferentes y sabiamente producidas por Tillman y el siempre deslumbrante Jonathan Wilson. Por RAFA CERVERA.Bella Union / PiasEl recopilatorio Ultimate Sinatra, editado para festejar el centenario del nacimiento de La Voz, sobresale entre las muchas y notables colecciones publicadas sobre su obra porque recoge canciones de toda su trayectoria. La que nos ocupa es la cuidada Digital Deluxe Edition (cien canciones en cuatro ced¨¦s, m¨¢s una versi¨®n in¨¦dita de ¡®The Surrey with the Fringe on Top¡¯, de 1979, y un libreto de 80 p¨¢ginas con un ensayo de Charles Pignone, abundantes fotos y notas del propio Frankie y de algunos de sus amigos). Tres composiciones (¡®All or Nothing at All¡¯, ¡®I¡¯ll Never Smile Again¡¯ y ¡®Street of Dreams¡¯) muestran al Sinatra de las grandes orquestas: las de Harry James y Tommy Dorsey, con las que grab¨® de 1939 a 1942. Los a?os que trabaj¨® con la discogr¨¢fica Columbia (1943-1952) est¨¢n condensados en una docena de t¨ªtulos como ¡®Night and Day¡¯, ¡®The Birth of the Blues¡¯, ¡®Time After Time¡¯ y ¡®Why Try to Change me Blues¡¯, su ¨²ltimo registro para ese sello. Por JAVIER LOSILLA.Capitol / Universal.Blur son tan brit¨¢nicos que el equilibrio de fuerzas y la idiosincrasia de cada uno de sus cuatro miembros es casi clavada a la que existe entre Inglaterra, Pa¨ªs de Gales, Irlanda del Norte y Escocia. Damon Albarn, claro, es Inglaterra: quer¨ªa un imperio global, y lo tuvo. Coxon es Escocia: quer¨ªa irse, y se fue. Dave Rowntree podr¨ªa ser el Ulster: desde fuera, irrelevante; desde dentro, tremendamente simb¨®lico. Alex James es Gales: se divide entre reivindicarse y arrodillarse ante el rey, aunque no se sabe si hinca la rodilla por lealtad o porque tiene resaca y est¨¢ cansado. Ahora, tras doce a?os sin editar nueva m¨²sica, el reino retorna con un disco que no suena a pacto, ni a imposici¨®n. Esto no quiere decir que sea su mejor obra, pues sus mejores ¨¢lbumes han surgido de la tensi¨®n y la confrontaci¨®n, sobre todo, entre Coxon y Albarn, pero s¨ª es un disco maduro en el sentido positivo del t¨¦rmino, no en el que se reduce a escribir m¨¢s baladas, servirse de menos instrumentos y hablar sobre hijos y divorcios. Por XAVI SANCHO.Elektra / WarnerEnviar Imprimir Guardar Grigory Sokolov es un pianista de culto. Nunca ha necesitado campa?as publicitarias ni el repique de campanas de una multinacional del disco para llenar los auditorios. Quien asiste por primera vez a un recital de este pianista ruso, que posee todas las virtudes de la escuela rusa de piano, pero ninguno de sus defectos, queda tan impresionado que ya no deja de seguir su at¨ªpica carrera. No graba desde hace dos d¨¦cadas, y por ello este doble disco que recoge su recital en el Festival de Salzburgo, grabado en directo el 30 de julio de 2008, adquiere un valor extraordinario. Por MIGUEL P?REZ SENZDeutsche Grammophon.Exageraba Questlove, l¨ªder de The Roots, al proclamar el largamente esperado tercer ¨¢lbum de estudio de D¡¯Angelo como el Smile negro? De aquel fabuloso disco oculto de The Beach Boys se tard¨® un mundo en tener una visi¨®n aproximada. La paciencia para recibir este Black Messiah sum¨® 14 a?os y ha tra¨ªdo man¨¢, pues el talento del virginiano cuaja de nuevo en obra maestra. Lo fueron Brown Sugar (1995) y su entallado soul funk que llev¨® a comparaciones con Marvin Gaye. Tambi¨¦n Voodoo (2000), una vuelta de tuerca con extra de hip-hop para ahondar en la imagen de D¡¯Angelo como autor que mira al pasado (encabez¨® la corriente neosoul) y desbroza el futuro. Voodoo y el c¨¢lculo err¨®neo. El v¨ªdeo de su single ¡®Untitled¡¯, con un D¡¯Angelo de torso desnudo, proyect¨® una imagen como icono sexual que desvi¨® el foco de su arte y le sumi¨® en el abatimiento. El nubarr¨®n creci¨® con la muerte de varios amigos (entre ellos, J Dilla, influencia clave en Voodoo), la ruptura sentimental con Angie Stone, enganches y hasta un grave accidente de tr¨¢fico. No todo fue reclusi¨®n: hubo cameos, filtraciones de nuevos temas y, en 2012, la reaparici¨®n sobre los escenarios. M¨¢s un parto de los montes durante a?os que, admirablemente, no priva de cohesi¨®n a Black Messiah ni lo vuelve relamido. As¨ª hasta que D¡¯Angelo decidi¨® adelantar meses su publicaci¨®n, encendido por los sucesos raciales de Ferguson (Misuri). Por RAM?N FERN?NDEZ ESCOBAR.RCA / SonyCon un tema de Bob Dylan titulando el ¨¢lbum, Diana Krall versiona aqu¨ª parte del cancionero que escuch¨® en la radio durante su adolescencia y primera juventud. Y lo hace sin temor a adentrarse en un repertorio que, generalizando, la cr¨ªtica detesta aunque adora el gran p¨²blico que sobrepasa la barrera de los cuarenta: el soft rock. Esa escuela de canciones suaves y de presentaci¨®n as¨¦ptica que hizo las delicias de las FM desde la d¨¦cada de los setenta (y ahora nutre las emisoras de oldies). De este modo recupera composiciones de ?Eagles, Elton John, 10cc, Paul McCartney, The Mama¡¯s & The Papa¡¯s, Gilbert O¡¯Sullivan o el mencionado Dylan, y lo hace con sus armas habituales: piano y voz grave y sinuosa en primer plano. Por JUAN PUCHADES.Verve / Universal.Xoel L¨®pez, tras a?os afiliado al pop luminoso bajo la marca Deluxe, decidi¨® en 2009 romper con todo: hizo las maletas y desapareci¨® en Buenos Aires para, desde all¨ª, recorrer el continente americano. Regres¨® con Atl¨¢ntico (2012), refulgente primer ¨¢lbum editado a su nombre y fractura con el pasado creativo. Un empezar de nuevo cargado con las experiencias y canciones acumuladas en ese periplo: era ¨¦l (el imaginativo melodista, el compositor certero, el vocalista de escuela pop cl¨¢sica), pero hab¨ªa mudado la piel, y abr¨ªa la paleta sonora a Hispanoam¨¦rica, incluso asum¨ªa sin complejos la canci¨®n de autor. Por JUAN PUCHADESEsmerarteEl artista honrado reconoce sus limitaciones. El m¨²sico de coraz¨®n anda inmerso en sus arpegios y desoye la codicia. As¨ª es Mark Knopfler (Glasgow, 1949), confiable artesano cuyo fiel p¨²blico ni siquiera imagina cu¨¢nto lo maldicen los esnobs. Amasada una impensable fortuna con Dire Straits, rumboso placebo rock de los ochenta, finiquit¨® la empresa para sentirse libre, dice, y poder trabajar a peque?a escala. Lo ha hecho en diversos frentes: sus bandas sonoras funcionan en pantalla, ha grabado con Bob Dylan, Emmylou Harris y Chet Atkins, y los discos a su nombre mantienen una l¨ªnea constante, art¨ªstica y comercial. El octavo alcanza un nuevo estadio en ese desvanecimiento del ego que el sedoso guitarrista protagoniza desde que en 1972 llega a Londres para hacerse m¨²sico profesional. Por IGNACIO JULI?Mercury-Universal