Sucios secretos
Europa no tiene agallas de poner contra las cuerdas a los Gobiernos que protegen a empresas tramposas ni a esas empresas
Hubo un tiempo en el que las calderas de carb¨®n hac¨ªan irrespirables nuestras ciudades, provocando numerosas enfermedades respiratorias. Poco a poco, nos deshicimos de las calderas de carb¨®n. Pero nuestras ciudades siguieron siendo irrespirables. La culpa de ello fue del tr¨¢fico privado, que se convirti¨® en la principal fuente de contaminaci¨®n. Hoy sabemos que las emisiones generadas por el tr¨¢fico privado matan, que hacer deporte al aire libre en el centro de nuestras ciudades no es saludable y que criar a nuestros hijos all¨ª no es recomendable.
Los mineros perdieron sus empleos porque su fuente de vida choc¨® con el derecho a la salud. Pero la industria del autom¨®vil ha logrado enmarcar un producto, el veh¨ªculo privado, cuyo uso deber¨ªa estar pr¨¢cticamente prohibido en el centro de las ciudades, como un derecho fundamental. Esa industria ha gastado inmensas cantidades de dinero en convencer a los reguladores y a la ciudadan¨ªa de que los motores di¨¦sel eran limpios: ahora descubrimos que eran sucios y que hac¨ªan trampas.
No vale indignarse. Se trata de entender c¨®mo ha sido posible que se trucaran 11 millones de motores sin que nadie en toda Europa se diera cuenta. ?C¨®mo es posible que esa Europa hiperreguladora en la que se producen el 75% de los motores di¨¦sel del mundo haya tenido que enterarse de semejante fraude por la agencia de medio ambiente estadounidense?
Estamos ante un delito medioambiental de gigantescas consecuencias, con implicaciones penales insoslayables, pues se ha puesto en peligro la vida de la gente. Esto deber¨ªa haber provocado ya la convocatoria de una comisi¨®n de investigaci¨®n en el Parlamento Europeo. La ¨²nica pega es que el perpetrador (la industria del autom¨®vil) tiene un poder igual de gigantesco y que el padrino del perpetrador (Alemania) es el pa¨ªs m¨¢s poderoso de Europa. Ya vimos, con ocasi¨®n de las revelaciones sobre las pr¨¢cticas fiscales irregulares de las multinacionales (Luxleaks), que Europa no tiene agallas cuando se trata de poner contra las cuerdas a los Gobiernos que protegen a empresas tramposas ni a esas empresas. Ahora estamos viendo el mismo fen¨®meno. Si el Parlamento Europeo quiere ser tomado en serio por la ciudadan¨ªa, aqu¨ª tiene una oportunidad de oro. @jitorreblanca
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