21 fotosLa odisea de la familia Bolhos de L¨ªbano a AlemaniaFotorrelato de la huida de Siria hasta Europa de una madre y sus hijos, un adolescente solo y un desertor del Ej¨¦rcito de El AsadNatalia Sancha13 oct 2015 - 09:57CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceHamzi al Fayer tiene 14 a?os y viaja solo desde L¨ªbano hasta Turqu¨ªa. Es el ¨²nico menor sin acompa?ante entre los m¨¢s de 500 pasajeros que realizan esta ruta en su mismo barco. Reconoce abiertamente que su intenci¨®n es cruzar en patera hasta Grecia y que su meta es Alemania. Su destino se unir¨¢ al de la familia Bolhos, y juntos arriesgar¨¢n su vida por alcanzar el sue?o europeo. En la imagen, Hamzi muestra su documentaci¨®n mientras espera en el puerto de Tr¨ªpoli (norte de L¨ªbano) para embarcar en lo que ser¨¢ la primera etapa de su viaje.Natalia SanchaHamzi al Fayer, de 14 a?os, conoce a Al¨ª Bolhos, de 15, a bordo del ferri 'Lady Su'. Enseguida congenian y bromean en la cubierta del barco. Um Al¨ª, madre de Al¨ª, acoger¨¢ a Hamzi como a un hijo hasta el final de su viaje. En la imagen, los adolescentes posan para EL PA?S durante su trayecto hacia Turqu¨ªa.Natalia SanchaAyman tiene 23 a?os. Naci¨® en Tell Kalaj, en la frontera siria con el norte de L¨ªbano. Desempleado y sin posibilidad de estudiar, opt¨® por unirse al Ej¨¦rcito de Bachar el Asad. "Al poco tiempo me di cuenta de que no era mi lugar. Vi cosas que no me gustaron, abusos, palizas. Pero, una vez dentro, ya no puedes salir", explica. As¨ª que desert¨®. Diez d¨ªas despu¨¦s, embarc¨® en un ferri en L¨ªbano en direcci¨®n a Turqu¨ªa. All¨ª conoci¨® a la familia Bolhos, junto a quienes prosigui¨® su viaje hacia Europa.Natalia SanchaEl grupo de Um Al¨ª est¨¢ formado por sus cuatro hijos y Hamzi y Ayman, los dos j¨®venes a los que ha acogido. El trayecto en barco desde L¨ªbano a Turqu¨ªa dura 24 horas. Ahora se dirigen en furgoneta hacia Mersin, donde har¨¢n escala hasta Esmirna. All¨ª deber¨¢n negociar con los traficantes para poder llegar a Grecia.Natalia SanchaLa familia est¨¢ por fin en Esmirna (Turqu¨ªa), despu¨¦s de 48 horas de viaje. Pr¨¢cticamente no han comido nada s¨®lido en este tiempo. Ni tan siquiera han podido darse una ducha. En esta ciudad tendr¨¢n que contactar con las mafias y negociar las condiciones del viaje en patera hasta Europa. Empiezan a florecer los nervios. En la imagen, el grupo celebra su llegada a Esmirna.Natalia SanchaEl grupo acaba de llegar Esmirna. Entre risas, Hanzi, Al¨ª, Ayman y Hassan se lanzan a un futbol¨ªn en la estaci¨®n de autobuses. "?Hamzi, olv¨ªdate de tu traficante, usaremos el nuestro. Recoged las mochilas que nos vamos a la plaza Basma ya!", dice Um Al¨ª a los chicos, que inmediatamente sueltan las manillas del futbol¨ªn. Este lugar se ha convertido en una suerte de mercadillo para las mafias.Natalia SanchaHamzi y Al¨ª comparten el taxi hasta la plaza Basma, en Esmirna (Turqu¨ªa). Los adolescentes obedecen sin rechistar cuando Um Al¨ª les ordena que dejen de jugar al futbol¨ªn y se dirijan al centro de la ciudad.Natalia SanchaUm Al¨ª y Hassan, a su llegada a la plaza Basma, en Esmirna (Turqu¨ªa). Es un paso clave en su camino hacia Europa. Son las once de la noche y un centenar de personas se esparcen por las aceras de la plaza. Otros refugiados, cortos en recursos, trasnochan en parques y calles a la espera de recibir una transferencia que les permita continuar el viaje. A pocos metros, un furg¨®n de polic¨ªa parece ignorarles.Natalia SanchaEn la plaza Basma, el grupo de Um Al¨ª conoce a los intermediarios, quienes conducen a la familia hasta un hostal. Por primera vez en tres d¨ªas, dormir¨¢n sobre un colch¨®n y podr¨¢n ingerir queso con pan. Tambi¨¦n podr¨¢n darse una ducha. En la imagen, Nur se prepara para salir. La familia Bolhos va a encontrarse con el traficante.Natalia Sancha"Quiero ver al traficante", hab¨ªa dicho Um Al¨ª. Despu¨¦s de varias llamadas de tel¨¦fono, el intermediario accedi¨®. En la imagen, el traficante Abu Nur (45 a?os), a la dercha, aparece junto al intermediario Mohammed y a Hamzi (a la izquierda). La imagen fue tomada durante las negociaciones del viaje en patera hasta la isla griega de Lesbos desde Turqu¨ªa.Natalia Sancha"Quieren llevarnos a un piso franco. Tengo dos hijas, no me f¨ªo de lo que les puedan hacer. ?Qu¨¦ hago?", dice Um Al¨ª en un momento en que est¨¢ sola en la habitaci¨®n del hostal. Finalmente, accede. Al d¨ªa siguiente partir¨¢n en patera hacia Grecia. En la imagen, la madre descansa en un sof¨¢ del hostal en Esmirna (Turqu¨ªa) junto a su hijo Al¨ª.Natalia SanchaTras haber pagado los seis pasajes en la patera (unos 6.000 euros), se preparan para el viaje. "Llevad una mochila y una ri?onera por persona, tirad el resto", les dice el intermediario de los traficantes. Los salvavidas compiten en el escaparate de una tienda en Esmirna junto a unos zapatos. Hay distintos precios: los de fabricaci¨®n china, 15 euros; 17 los que tienen silbato; 23, los originales. En la imagen, Hassan se prueba un salvavidas. "Yo los pago, pero no tendr¨¦ para el m¨ªo", dice Ayman. En caso de naufragio, solo ¨¦l, Al¨ª y Hamzi saben nadar.Natalia Sancha"?No quiero subirme a la patera! ?Nos volvemos a L¨ªbano!", estalla Um Al¨ª. La mujer, que ha cargado con cuatro hijos y ha acogido a dos j¨®venes en su grupo, se viene abajo. "?Yo quer¨ªa darles una vida mejor, no matarlos!", dice. Al¨ª se rebela ante las dudas de su madre y, entre ¨¦l y el traficante, la convencen. Toda artima?ana de las mafias es buena para no poner la operaci¨®n en peligro. Hay miles de euros en juego.Natalia Sancha"Claro que tengo miedo. Este es el trayecto m¨¢s peligroso, pero est¨¢ todo en manos de Al¨¢", se despide el joven Hamzi. Cada pasaje ha costado unos 1.000 euros. Y medio centenar de migrantes espera para subir a la lancha. "?No quiero subirme! ?Dijisteis que ser¨ªamos 35 y somos 50!", grita ante los traficantes Um Al¨ª, aferrada a sus cuatro hijos en el punto de partida de las pateras. "Me cogieron por las piernas y me lanzaron dentro de la balsa sin miramiento alguno", relata esta refugiada. En la imagen, Um Al¨ª aparece de espaldas durante el trayecto en patera.Ayman cuenta que, cuando zarparon en patera, "todos" comenzaron a rezar al ver las olas. "Um Al¨ª se puso amarilla y del miedo perdi¨® el conocimiento", a?ade. A cambio de un pasaje gratis, un inexperto pasajero fue el espont¨¢neo capit¨¢n de la embarcaci¨®n. A la llegada a la isla griega de Lesbos, unos voluntarios les reciben con comida, agua y ropa seca. En Mitilini, capital de la isla, el grupo comienza el ¨²ltimo tramo del viaje hasta Alemania. En la foto, en el ferri de Lesbos a Kavala.Nur y Al¨ª, en el ferri de Lesbos a Kavala. Se trata de su primer destino en Europa de camino a Alemania. Est¨¢n determinados a avanzar sin descanso y en un tiempo r¨¦cord logran su objetivo. En autobuses, recorrer¨¢n Macedonia, Serbia y Hungr¨ªa.Nur y su hermano Hassan juegan en un campo de acogida para refugiados en los Balcanes. Su objetivo es llegar a Austria y, desde all¨ª, trasladarse a Alemania. El flujo constante de migrantes les sirve para guiarse sin necesidad de recurrir de nuevo a los traficantes. Los ¨²ltimos tramos los cubren a pie. A cada etapa, en cada frontera, Um Al¨ª vence la resistencia de los guardas fronterizos jurando que los seis j¨®venes que la acompa?an son hijos suyos. "Yo dec¨ªa que me llamaba Yusef Bolhos y que ten¨ªa 18 a?os", corrobora Hamzi, quien en una de las avalanchas por subirse a un tren fue herido en una pierna.Foto cedida por la familia Bolhos a su llegada a Austria. "Es mentira todo lo que nos contaron. Hungr¨ªa es donde mejor nos trataron. En Serbia cruzamos como perros", se queja Um Al¨ª.En Austria, la familia sube a un tren con destino a Alemania. Han transcurrido nueve d¨ªas desde que zarparon desde L¨ªbano. En la imagen, Ayman y Nur. El trayecto cuesta a cada integrante del grupo 2.000 euros, cantidad que equivale a dos a?os de sueldo en Siria.En Alemania, el grupo se divide por primera vez. Um Al¨ª y sus hijos se dirigen a Chemnitz, al este del pa¨ªs, donde vive su hermano. Tras una semana recuper¨¢ndose de una bronquitis, los Bolhos ingresan en un centro para refugiados donde necesitan permanecer de dos a tres meses para solicitar una residencia temporal. Hamzi ha ingresado en un centro para menores de Hamburgo y al tel¨¦fono asegura que no sabe si podr¨¢ acogerse a la reagrupaci¨®n familiar en la que confiaba para poder llevar a Alemania a sus parientes que invirtieron sus ahorros en el viaje. Ayman decide ir a Hamburgo junto a Hamzi, pero es interceptado cruzando la frontera desde Austria a Alemania y lo trasladan a un centro para migrantes en M¨²nich.Los integrantes del grupo descubren que la tierra prometida, por la que arriesgaron su vida, dista mucho de la realidad. "Somos unas cien personas con ni?os durmiendo en una sala. Quiero intentar salir de aqu¨ª", dice una extenuada voz al otro lado del tel¨¦fono. "Esto no es lo que nos contaron. Si lo s¨¦, nos hubi¨¦ramos quedado en L¨ªbano", se despide Um Al¨ª. En la imagen, Um Al¨ª posa junto a su hija Nur en el campo para migrantes de Chemnitz, al este de Alemania.