Catalu?a: mitos y emociones
El soberanismo ha conseguido activar una serie de estereotipos que suscitan adhesi¨®n
Estas elecciones son como enamorarse¡±, aseguraba en Twitter la escritora catalana Bel Olid refiri¨¦ndose al 27-S. ¡°No sabes c¨®mo acabar¨¢, pero ya te ha cambiado la vida¡±.
Otros art¨ªculos de la autora
La definici¨®n es excelente. Igual que el amor rom¨¢ntico activa unos estereotipos que son falsos, pero cuyo atractivo emocional los hace irresistibles, tambi¨¦n el soberanismo se sustenta en mitos consoladores y que suscitan adhesi¨®n. B¨¢sicamente, cuatro:
Unanimidad. Uno de los esl¨®ganes centrales del proc¨¦s es un sol poble. ?Afirmaci¨®n o ideal? Si afirmaci¨®n, es falsa: no votan lo mismo, ni mucho menos, el interior y la costa, hablantes de catal¨¢n y castellano, el campo y el cintur¨®n industrial. Ante tales diferencias, ?qu¨¦ propone el soberanismo? ?Respetarlas, dialogar?... No parece: como ideal, un sol poble apunta a una homogeneidad imaginaria en la que, de todas las identidades posibles (g¨¦nero, clase social, origen ¨¦tnico¡), solo hay una, la catalana, dotada de significado y de derechos.
Continuidad. Es muy marcada en el soberanismo la idea de una continuidad hist¨®rica. Hay quien dice votar ¡°por los muertos¡± de 1936-1939 o 1714; otros aseguran hacerlo por sus nietos, a los que llevan a la Diada envueltos en banderas¡ En realidad, ni los derrotados de 1714 ni la mayor¨ªa de los republicanos luchaban por la independencia de Catalu?a, y en cuanto a las ni?as y ni?os, ignoramos su voluntad pol¨ªtica futura. Pero es tan tranquilizadora esa idea de una comunidad milenaria, impermeable a los avatares hist¨®ricos, unida en el amor (la independencia, o¨ª decir en una tertulia, ¡°es como formar una nueva familia con gente que se quiere¡±), sin conflictos generacionales (ni de ning¨²n tipo), respaldada por un presunto mandato de la Historia y con el plus de emotividad (tan f¨¢cil de confundir con legitimidad) que aportan ¡°h¨¦roes¡± y ¡°m¨¢rtires¡±¡, que no es extra?o que despierte entusiasmo.
Superioridad. Catalu?a ¡°ha amado a pesar de no ser amada¡±, recibiendo a cambio ¡°menosprecio¡±; pero es tan bondadosa que el despreciador ¡°nos va a encontrar siempre con la mano tendida, ajenos a todo reproche¡±. Parece una fotonovela, pero es un art¨ªculo del president (A los espa?oles, EL PA?S, 6-9-15). La visi¨®n de Catalu?a como un pueblo superior y por eso mismo perseguido con sa?a ha calado a fondo estos ¨²ltimos tiempos. Aparece en el art¨ªculo de Mas, que califica la sociedad catalana de ¡°racional, productiva, libre, justa¡± (a diferencia, hay que sobreentender, del resto de Espa?a), o en la declaraci¨®n de soberan¨ªa del Parlament, donde leemos que ya en el siglo XIII Catalu?a defend¨ªa ¡°la igualdad de oportunidades¡± (un portento: socialdemocracia en pleno feudalismo), y la remachan d¨ªa a d¨ªa innumerables columnistas con un mensaje simple y eficaz: nosotros somos dignos, valientes, pac¨ªficos, dem¨®cratas, ¡°estamos dando una lecci¨®n al mundo¡±¡; ellos (Espa?a, toda en el mismo saco) son autoritarios, c¨ªnicos, ladrones: ¡°nos roban¡±, ¡°nos maltratan¡±, ¡°nos humillan¡±, ¡°no nos quieren¡±, ¡°solo quieren nuestro dinero¡±... Se divulga una versi¨®n de la Historia seg¨²n la cual los catalanes nunca participaron, salvo como v¨ªctimas, en nada reprobable: guerras, franquismo, discriminaci¨®n, explotaci¨®n econ¨®mica del pr¨®jimo¡; no hubo ni hay otra cosa que ¡°Espa?a contra Catalu?a¡±.
El nuevo independentismo no teme a nada, y menos que nada a la cursiler¨ªa
Ilusi¨®n. Desde el principio, este nuevo independentismo surgido en los ¨²ltimos a?os se ha presentado como ¡°de buen rollo¡±, ¡°pac¨ªfico, festivo¡± y lleno de ¡°ilusi¨®n¡±, despachando cualquier cr¨ªtica como ¡°campa?a del miedo¡±. Ahora, esos soberanistas que como hemos visto no temen a nada, y menos que nada a la cursiler¨ªa, hablan de ¡°la revoluci¨®n de las sonrisas¡±. Con una sonrisa, desobedecen las leyes que juraron cumplir y hacer cumplir; con una sonrisa, celebran su propia ¡°victoria incontestable¡± en lo que seg¨²n ellos era un plebiscito y en el que sus candidaturas sumaron menos del 48% de los votos; con una sonrisa, tildan al que tiene cualquier otro proyecto pol¨ªtico de ¡°mal catal¨¢n¡± y ¡°traidor a la patria¡±; con una sonrisa acosan al disidente, le insultan, le amenazan.
El problema para quienes, desde la izquierda, nos oponemos a la secesi¨®n de Catalu?a (porque pensamos que crea m¨¢s problemas de los que resolver¨ªa y que es una cortina de humo para que sigan mandando, sin siquiera rendir cuentas, los de siempre), es que operamos solo con la raz¨®n, en un terreno de juego donde lo que cuenta y se maneja son mitos y emociones. Y como amargamente nos ense?a la historia, la batalla de las emociones la gana f¨¢cilmente el patrioterismo.
Laura Freixas es escritora. Su ¨²ltimo libro publicado es Una vida subterr¨¢nea. Diario 1991-1994 (Errata Naturae).
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