Algarada institucional
Concentrar a 400 regidores y al 'Govern' frente a un tribunal es inaceptable
Los pasos que se est¨¢n dando en la judicializaci¨®n del conflicto pol¨ªtico en Catalu?a confirman la incapacidad de encauzarlo con sensatez. La coincidencia con el 75 aniversario del fusilamiento de Llu¨ªs Companys por la dictadura de Franco ¡ªextra?a decisi¨®n del juez, que cit¨® a Artur Mas para una fecha tan simb¨®lica¡ª le ha permitido acompa?arlo con una efusi¨®n de sentimentalidad patri¨®tica y adornarse con un aura heroica e incluso martirial.
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Mas se est¨¢ aprovechando precisamente de los tr¨¢mites del proceso judicial instado desde el Ejecutivo, con los cuales el president intenta mudar el declive electoral de su partido en victoria personal. Para ello se sirvi¨® ayer del Govern, de m¨¢s de 400 alcaldes, vara en ristre, y de las c¨²pulas de las organizaciones independentistas. Pero nadie sensato deber¨ªa aplaudir lo que tiene todas las caracter¨ªsticas de acto arbitrario y desconsiderado para la opini¨®n y las personas que dependen de los cargos p¨²blicos: es decir, de una alcaldada.
Es frecuente que personas o grupos privados acudan ante los edificios de los tribunales cuando se producen juicios o diligencias. Tampoco es la primera vez que se usa con finalidad pol¨ªtica. La diferencia es que, en esta ocasi¨®n, se trata de una utilizaci¨®n a las claras del poder ejecutivo contra el judicial. Y con los consejeros de Justicia e Interior en primera fila, especialmente contraindicados para alguien que se precie de preservar el m¨ªnimo de neutralidad exigible a las Administraciones p¨²blicas, que no son el coto de nadie.
El president imagina que este comportamiento es signo de la fuerza que confieren su liderazgo y una ciertamente compleja mayor¨ªa parlamentaria. Se equivoca: lo ¨²nico que lo hace posible es el abuso. No se puede lanzar a la justicia un desaf¨ªo parecido al usted no sabe con qui¨¦n est¨¢ hablando. Jordi Pujol ya utiliz¨® las instituciones y las mezcl¨® con el sentimiento nacional de Catalu?a para presionar a un tribunal, que termin¨® bloqueando la querella por el caso Banca Catalana. Pujol sac¨® r¨¦dito electoral de aquella manipulaci¨®n y Mas le sigue los pasos, para apuntalar su continuidad al frente de la Generalitat.
Porque las maniobras de Mas tienen evidentes finalidades pol¨ªticas. De una parte, el ba?o de multitudes institucionales refuerza su imagen en el seno del independentismo. Y de otra, intenta cohesionar el movimiento que encabeza. Sin embargo, jur¨ªdicamente no se ofrece a sus leales para ning¨²n holocausto numantino; asume la responsabilidad por la convocatoria y realizaci¨®n del 9-N, pero la diluye en los voluntarios que la ¡°ejecutaron¡± ¡ªson sus palabras¡ª, tratando de conducir la investigaci¨®n hacia un callej¨®n sin salida.
La ceremonia de fervor independentista le sirve para ocultar la pobreza de sus resultados electorales, las dificultades para la investidura y para empezar una legislatura estable, siempre a expensas del anticapitalismo y el antieurope¨ªsmo de la CUP; y para seguir manteniendo ese desaf¨ªo que ¨¦l denomina con el Estado, pero que fundamentalmente es con el Gobierno de Rajoy, de cuya torpe actuaci¨®n se alimenta tambi¨¦n este proceso soberanista sin rumbo ni salida.
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