Tolerancia cero africana a los golpes de Estado
Las sociedades civiles mejor organizadas hacen cada vez m¨¢s dif¨ªcil que surjan dictadores
Fue el 16 de septiembre. Un sector del Ej¨¦rcito de Burkina Faso, en concreto la Guardia Presidencial, daba un golpe de Estado y hac¨ªa que se tambaleara el proceso de transici¨®n hacia la democracia puesto en marcha el a?o anterior. Sin embargo, aquello era un evidente salto al vac¨ªo sin apoyos internacionales, un intento de devolver el poder a quienes lo detentaron durante 27 largos a?os que chocaba con el sentir mayoritario de una poblaci¨®n hastiada que, una vez m¨¢s, se moviliz¨® en la calle para impedirlo. De hecho, apenas una semana despu¨¦s el golpe ya hab¨ªa fracasado.
Sin embargo, aun siendo un factor importante, ser¨ªa demasiado ingenuo pensar que el golpe de Estado no lleg¨® a buen puerto solo por la presi¨®n de la calle. La posici¨®n adoptada por la mayor parte del Ej¨¦rcito, que asumi¨® la responsabilidad de oponerse al involucionismo de los golpistas, as¨ª como la r¨¢pida respuesta de los organismos regionales africanos fueron tambi¨¦n elementos clave para comprender por qu¨¦ no prosper¨® esta asonada militar ni tampoco otras que han tenido lugar en ?frica occidental en el ¨²ltimo lustro.
Existe una cierta tendencia en Occidente a identificar ?frica con golpes de Estado. Y si bien es cierto que muchos de los actuales dirigentes llegaron al poder gracias a ellos, tambi¨¦n es verdad que esta opci¨®n es cada vez m¨¢s inusual. Ocurri¨® en N¨ªger en 2010, en Guinea-Bis¨¢u y Mal¨ª en 2012 y ahora en Burkina Faso. En todos los casos vemos a militares que asumen el mando y que posteriormente ceden el poder a manos de los civiles tras un proceso de transici¨®n, entre otras cosas, porque encuentran un entorno hostil, de tolerancia cero, en organismos como la CEDEAO o la Uni¨®n Africana.
A¨²n quedan dictadores de viejo cu?o, como Mugabe en Zimbabue, Obiang en Guinea Ecuatorial, Jammeh en Gambia, Dos Santos en Angola, Biya en Camer¨²n, Al-Bashir en Sud¨¢n o Museveni en Uganda. Pero sociedades civiles mejor organizadas y estructuras regionales m¨¢s conscientes de su papel hacen cada vez m¨¢s dif¨ªcil que les surjan imitadores.
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