Un ¡®president¡¯ m¨¢rtir

Se le ve¨ªa ya venir al joven y apuesto president Artur Mas, que envidiaba de su antecesor la caracter¨ªstica de m¨¢rtir que tuvo. La diferencia enorme entre los dos fue que Llu¨ªs fue fusilado en las tapias de Montju?c por la voluntad de un asesino llamado Francisco Franco. A Mas no le ha correspondido ning¨²n asesino que le pusiera la miserable parafernalia que Franco le puso a Companys.

Un amanecer miserable, cutre, con un pelot¨®n de fusilamiento armado por fusiles mal engrasados. Mucho olor a sudor desde la celda sin higiene hasta la tapia. Nadie para acompa?arle. Silencio de las voluntades pr¨®ximas. Una enorme, inmensa soledad para hacer con ¨¦l el ¨²ltimo y breve camino. Franco no ahorr¨® nada de lo que hubiera en su imaginaci¨®n para torturar y humillar al presidente catal¨¢n en su ¨²ltimo tr¨¢mite. Nosotros nos permitimos la licencia de imaginar un final digno para ese hombre perseguido con tanta sa?a. Y desde luego nada parecido en decencia para su verdugo.

Ahora, 75 a?os despu¨¦s, se ha presentado para el c¨¢sting de la nueva producci¨®n un tal Artur Mas, que va vestido con un traje impecable, la camisa blanca reci¨¦n planchada, y la ducha fresca que le ha alegrado la ma?ana. Afuera, en la calle, hay muchos hombres que buscan darle compa?¨ªa en su empe?o real: dar un golpe de Estado contra la democracia espa?ola, apoyado por cuatrocientos alcaldes que dicen que todos los jueces y fiscales centralistas son una recua de falsificadores.

La tremendamente inoportuna intervenci¨®n del fiscal que ha imputado a Mas por un delito electoral se ha convertido en una ilegal acci¨®n de apoyo a una tarea repetida, que Mas y los nacionalistas realizan con la mejor voluntad de S¨ªsifo: no habr¨¢ democracia en Catalu?a mientras no ganen los nacionalistas. Si no llegan los diputados, si no llegan los votos populares, ya llegar¨¢ la independencia por la v¨ªa de los votos ¡°pata negra¡±. Y si quitamos de en medio todas las leyes espa?olas, mejor, por m¨¢s limpias.

Mas ven¨ªa bien lavado y bien vestido, para festejar a Companys. Le ha faltado el verdugo espa?ol, que no ha sido todav¨ªa elegido para la ocasi¨®n. En el resto de Espa?a a¨²n no hay verdugo electo. En el resto de Catalu?a, tampoco.