La desintegraci¨®n de Europa
El restablecimiento de fronteras internas es una se?al clara de que la UE se cae a pedazos. La salida de Reino Unido puede trastocar la din¨¢mica de la integraci¨®n. Raz¨®n de sobra para arreglarlo antes de que sea demasiado tarde.
Si hac¨ªa falta una se?al clara de que la Uni¨®n Europea se cae a pedazos a ritmo vertiginoso, basta ver la decisi¨®n de Hungr¨ªa de construir una valla a lo largo de la frontera con la vecina Croacia (tambi¨¦n miembro de la UE). La crisis de la eurozona ha fragmentado los flujos financieros, causado divergencia entre las econom¨ªas, debilitado el apoyo pol¨ªtico a las instituciones de la UE y enfrentado a los europeos. Ahora, conforme los Gobiernos erigen barreras y restauran controles fronterizos, la crisis de los refugiados pone trabas al flujo de personas y al comercio internacional. Y mientras la UE se deshace, aumenta el riesgo de que Reino Unido vote por abandonarla.
Suele decirse que la UE progresa gracias a las crisis, porque estas concentran la atenci¨®n en la necesidad imperiosa de aumentar la integraci¨®n. Pero para que haya tal progreso se necesitan al menos cuatro ingredientes: una correcta interpretaci¨®n compartida del problema; un acuerdo respecto al modo eficaz de superarlo; voluntad para ceder m¨¢s soberan¨ªa; y l¨ªderes pol¨ªticos capaces de impulsar los cambios. Hoy, faltan las cuatro condiciones.
Los l¨ªderes europeos son d¨¦biles, est¨¢n divididos y parecen incapaces de plantear una visi¨®n cre¨ªble de los beneficios de una mayor integraci¨®n; eso les impide conseguir apoyo popular y convencer a los Gobiernos renuentes. Por falta de una respuesta eficaz compartida, las crisis europeas empeoran, se refuerzan mutuamente y fomentan el unilateralismo. Los problemas de la eurozona y de los refugiados comparten caracter¨ªsticas que los hacen dif¨ªciles de resolver. Ambos implican desacuerdos respecto a c¨®mo repartir los costes, agravados por un conflicto de valores que gira en torno a la nueva posici¨®n dominante de Alemania.
La UE es penosamente incapaz de compartir responsabilidades. En vez de acordar un reparto justo de los costes, los Gobiernos tratan de minimizar sus obligaciones y pasarse la pelota, lo cual aumenta el coste colectivo. Una crisis bancaria que pod¨ªa resolverse mediante una reestructuraci¨®n justa y decisiva de las deudas insostenibles se infl¨® hasta convertirse en una crisis econ¨®mica y pol¨ªtica mucho mayor, que enfrenta a acreedores y deudores dentro y fuera de las fronteras nacionales.
En vez de pensar a largo plazo, a los l¨ªderes solo les preocupa limitar los costes inmediatos
Asimismo, las normas de la UE que estipulan que los refugiados reciban asilo en el primer pa¨ªs miembro que pisen han resultado inaplicables e injustas. Como los solicitantes llegan en su mayor¨ªa al sur de Europa, pero quieren ir al norte, Grecia e Italia ignoran las normas y les facilitan el paso. Y pa¨ªses de tr¨¢nsito como Hungr¨ªa tratan de desviar a los refugiados a otra parte. De modo que la reubicaci¨®n de las casi 750.000 personas que han buscado asilo en la UE este a?o ¡ªy que solo representan el 0,14% de la poblaci¨®n de la Uni¨®n¡ª se ha convertido en una crisis existencial.
En vez de pensar estrat¨¦gicamente en las consecuencias m¨¢s amplias a largo plazo, a los l¨ªderes de la UE solo les preocupa limitar los costes pol¨ªticos y financieros inmediatos. Reestructurar la deuda griega en 2010 hubiera supuesto un perjuicio financiero para los bancos franceses y alemanes (y los Gobiernos que los respaldaban), pero la p¨¦rdida hubiera sido mucho menor que el coste creciente de una crisis interminable. Del mismo modo, aunque dar acogida a los refugiados demanda una inversi¨®n inicial de fondos p¨²blicos, puede resultar beneficioso tan pronto como los reci¨¦n llegados comiencen a trabajar. Un continente que envejece necesita j¨®venes din¨¢micos que se hagan cargo de los trabajos que los locales rechazan (o para los que no est¨¢n capacitados), que cubran los gastos de los ancianos y cuiden de ellos, que creen empresas y que pongan en pr¨¢ctica g¨¦rmenes de nuevas ideas capaces de impulsar el crecimiento econ¨®mico.
La b¨²squeda de acuerdos tambi¨¦n se dificulta por un conflicto de valores. Los alemanes insisten en que los deudores est¨¢n moralmente obligados a pagar sus deudas y expiar la culpa de su prodigalidad. El primer ministro eslovaco rechaza a los refugiados con el argumento de que ¡°Eslovaquia est¨¢ hecha para los eslovacos, no para minor¨ªas¡±; dif¨ªcil negociar con alguien as¨ª. Y pese a que el plan de la UE liberar¨ªa a Hungr¨ªa de los migrantes que rechaza, su l¨ªder, Viktor Orb¨¢n, autoritario y nacionalista, se opone por principio y acusa a Alemania de ¡°imperialismo moral¡± por querer imponer a sus vecinos su generosidad hacia los refugiados.
Hasta hace poco, las autoridades alemanas intentaban expiar el pasado nazi mediante la b¨²squeda de una Alemania m¨¢s europea y la provisi¨®n de apoyo financiero a la UE, lo cual ayudaba a limar muchas asperezas. Pero ahora que la condici¨®n de acreedor por excelencia ha colocado a Alemania al tim¨®n, el Gobierno de Angela Merkel trata de crear una Europa m¨¢s alemana.
Las crisis de la Uni¨®n aumentan el riesgo de que los brit¨¢nicos voten por abandonarla
Alemania se niega a aceptar que sus pol¨ªticas econ¨®micas hipercompetitivas ¡ªreflejadas en su enorme super¨¢vit de cuenta corriente¡ª son una causa de la crisis de la eurozona y uno de los principales obst¨¢culos para su soluci¨®n. En cambio, pretende imponer su voluntad a los otros pa¨ªses.
Merkel ha tenido una actuaci¨®n mucho m¨¢s positiva en la crisis de los refugiados. Alemania suspendi¨® unilateralmente la aplicaci¨®n de las normas de asilo de la UE y se comprometi¨® a aceptar a todos los refugiados sirios que llegaran. Pero la incapacidad de la canciller para proporcionarles un tr¨¢nsito seguro hasta Alemania ha agravado el caos. La subsiguiente restauraci¨®n de controles fronterizos en el (supuestamente unificado) espacio Schengen ha sentado un terrible precedente, que motiva a los vecinos de Alemania a imitarlo.
Conforme la UE se muestra cada vez m¨¢s como fuente de crisis econ¨®micas, conmoci¨®n pol¨ªtica y migrantes no deseados, crece el riesgo de que los brit¨¢nicos voten por abandonarla. Reino Unido ya est¨¢ con un pie afuera: no integra el espacio Schengen y se excluy¨® del euro y de muchos asuntos internos, incluida la pol¨ªtica de asilo. Incluso si se queda, el Gobierno trata de negociar condiciones todav¨ªa m¨¢s laxas para su permanencia, de modo que es posible que termine aun m¨¢s apartada de lo que ya est¨¢ dentro de la UE.
Las encuestas est¨¢n muy igualadas y es imposible predecir el resultado del refer¨¦ndum. En tiempos de furia antisistema y agitaci¨®n pol¨ªtica, los propagandistas del antieurope¨ªsmo tienen tres utop¨ªas poseuropeas para vender: una de libre mercado, una libre de extranjeros y una socialista. En cambio, el campo proeuropeo tiene que conformarse con vender la realidad de la UE tal como es, con todos sus defectos.
Hasta hace poco, la integraci¨®n de la UE parec¨ªa inevitable. Pero la salida de Reino Unido puede trastocar esa din¨¢mica ahora que la UE se desmorona. Raz¨®n de sobra para arreglarlo antes de que sea demasiado tarde.
Philippe Legrain, ex asesor independiente en temas econ¨®micos para la presidencia de la Comisi¨®n Europea, es investigador superior visitante en el Instituto Europeo de la Escuela de Econom¨ªa de Londres.
Traducci¨®n: Esteban Flamini.
? Project Syndicate, 2015.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.