La ONU y las v¨ªctimas del franquismo
?Qu¨¦ credibilidad puede tener un pa¨ªs como Espa?a que mantiene una posici¨®n para el exterior y la contraria para el interior?
El 24 de octubre de 1945 naci¨® la ONU. Cumple 70 a?os. Diez a?os despu¨¦s, el 14 de diciembre de 1955, Espa?a entr¨® este organismo. La internacionalizaci¨®n de las reclamaciones sobre Gibraltar sirvi¨® como ¨¦xito diplom¨¢tico del r¨¦gimen franquista en los a?os sesenta, explot¨¢ndolo al jactarse del discutible logro que supon¨ªa la inclusi¨®n del Pe?¨®n en la lista del Comit¨¦ de Descolonizaci¨®n.
La dictadura se fue desvaneciendo en medio de una transici¨®n de impunidad y olvido para todos los que sufrieron y padecieron los a?os de represi¨®n franquista. A la nueva democracia espa?ola le urg¨ªa justificarse ante una comunidad internacional que desconfiaba abiertamente de la mas vieja y casposa dictadura de Europa Occidental. Esta vocaci¨®n universalista ten¨ªa diferentes l¨ªneas de acci¨®n, que pasaban por ocupar puestos de decisi¨®n en la ONU o por vigorizar su participaci¨®n en las partidas presupuestarias en organismos internacionales. Pensar que el altruismo y el compromiso con la ayuda al desarrollo y los Derechos Humanos estaban detr¨¢s de esas iniciativas ser¨ªa poco menos que ingenuo.
Que Espa?a sea hoy miembro no permanente del Consejo de Seguridad no es ninguna novedad. Ya accedi¨® por periodos bianuales en 1969, 1981, 1993 y 2003. Especialmente interesante fue su contribuci¨®n en 1994. La creaci¨®n del Tribunal Penal Internacional para juzgar el genocidio, los cr¨ªmenes de lesa humanidad y de guerra cometidos en Ruanda que arrebataron la vida de m¨¢s de 800.000 tutsi y hutus moderados, le ofreci¨® la oportunidad de demostrar su altruismo, diciendo s¨ª a Estatuto que lo regulaba. Durante varios a?os, Espa?a tambi¨¦n fue uno de los mayores financiadores del tribunal a trav¨¦s del fondo fiduciario que tanto nutri¨® a la cl¨ªnica de apoyo psicol¨®gico a las v¨ªctimas de dichos cr¨ªmenes. El compromiso internacional de Espa?a en la lucha contra la impunidad cerraba su c¨ªrculo al complementar su sofisticado uso de la jurisdicci¨®n universal en contra de los dictadores latinoamericanos y la ratificaci¨®n del Estatuto de Roma por el que se cre¨® la Corte Penal Internacional.
Estos hitos que hicieron brillar la ¡°marca Espa?a¡± fuera de nuestras fronteras, en una materia como la persecuci¨®n de los cr¨ªmenes mas graves contra la comunidad internacional, se transformaban en sombras dantescas cuando se trataba de los cr¨ªmenes franquistas y la protecci¨®n de las v¨ªctimas del dictador. El olvido y el silencio fueron y son las dos caras de la impunidad que, aceptada por la pr¨¢ctica totalidad de las fuerzas pol¨ªticas, reina en nuestro pa¨ªs.
El olvido y el silencio fueron y son las dos caras de la impunidad que reina en nuestro pa¨ªs
En este contexto, no es extra?o que a lo largo de los ¨²ltimos dos a?os, Espa?a haya sido objeto de reiteradas denuncias de Naciones Unidas por su comportamiento con las v¨ªctimas del Franquismo, la impunidad reinante y la negativa a reaccionar frente a dichas injusticias. Las cr¨ªticas vienen por partida triple: el informe del Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas, el informe del Relator Especial sobre promoci¨®n de la verdad, la justicia, la reparaci¨®n y las garant¨ªas de no repetici¨®n, Pablo de Greiff, y, finalmente las conclusiones del Comit¨¦ contra la Desaparici¨®n Forzada.
Numerosos expertos independientes de la ONU reiteran una y otra vez su preocupaci¨®n y condena a Espa?a por hacer caso omiso de sus obligaciones internacionales. Frente a todos ellos, el Gobierno del Partido Popular, inasequible al desaliento, ha reducido dr¨¢sticamente la protecci¨®n de derechos como el de reuni¨®n o manifestaci¨®n, ha aumentado la desigualdad y las barreras a la inmigraci¨®n, ha radicalizado la vida pol¨ªtica en el Estado o eliminado cualquier posibilidad de desarrollo de la ley de memoria hist¨®rica y de justicia para las v¨ªctimas del franquismo, adem¨¢s de haber finiquitado, de hecho, el principio de jurisdicci¨®n universal.
El presidente del Gobierno espa?ol, ha presidido recientemente el Consejo de Seguridad y, ante dicho organismo, ha impulsado la resoluci¨®n sobre Mujeres, Paz y Seguridad con vistas a reforzar la protecci¨®n de la mujer en los conflictos armados y potenciar su papel en la prevenci¨®n y resoluci¨®n de conflictos; ha abogado por reforzar y defender a las v¨ªctimas del terrorismo, pero, lamentablemente, una vez m¨¢s, Mariano Rajoy, ha olvidado que en Espa?a no solo lo son aquellas que padecieron la crueldad del terrorismo, sino tambi¨¦n las otras que sufrieron la acci¨®n reiterada en su contra del r¨¦gimen por el simple hecho de discrepar de la doctrina oficial impuesta por el dictador, y a los que se les ha negado hasta el d¨ªa de hoy su derecho a la verdad, la justicia , la reparaci¨®n y las garant¨ªas de no repetici¨®n.
Si esto es as¨ª como lo es, ?Qu¨¦ credibilidad puede tener un pa¨ªs como Espa?a que mantiene una actitud contradictoria entre lo que defiende en el exterior y lo que aplica en su territorio?
Rajoy ha olvidado que en Espa?a no solo son v¨ªctimas aquellas que padecieron la crueldad del terrorismo
Este aniversario de la ONU, nos invita a analizar el pasado y a reflexionar sobre nuestra obsesi¨®n de parecer lo que no somos: valedores de derechos humanos en ?frica y quebrantadores de nuestras normas m¨¢s esenciales en Espa?a. Debemos cumplir antes de dar lecciones a otros sobre c¨®mo hay que hacerlo.
Baltasar Garz¨®n es jurista y presidente de FIBGAR
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