Fouquier Tinville, Vichinsky y, ahora, Nieves
El exfiscal no es sino transmutaci¨®n posmoderna de Mujiquita, el personaje de R¨®mulo Gallegos, despreciable leguleyo lameculos
Fiscal verdaderamente digno de sus infames galones? Antoine Quentin Fouquier Tinville, cuyo alto cargo presta nombre a mi bagatela de hoy y t¨ªtulo a una brillante e injustamente olvidada pieza teatral del austriaco Fritz Hochw?lder. Alma del Tribunal de Salud P¨²blica, Fouquier llevaba en un cuadernillo la cuenta de las carretas que condujeron a la guillotina a decenas de girondinos y dantonistas por igual. Y a Carlota Corday, a Mar¨ªa Antonieta, a Saint Just y al mism¨ªsimo Robespierre. Al final, para pararle el trote asesino hubo que decapitarlo a ¨¦l tambi¨¦n, ?qu¨¦ remedio! Con el cuello en el tajo de rebanar pescuezos sospechosos alcanz¨® a decir lo que siempre dicen estos desalmados: que esperaba no ser malinterpretado por la posteridad, pues, total, no hac¨ªa m¨¢s que cumplir ¨®rdenes.
?Qu¨¦ decir de Andr¨¦i Vichinsky, fiscal supremo de la desaparecida Uni¨®n Sovi¨¦tica, que acat¨® la orden de Stalin de liquidar a toda la ¨¦lite bolchevique en una misma tanda de juicios ama?ados? Sab¨ªa a?adir la vituperaci¨®n a la prueba falsa: ¡°Fusilad a estos perros rabiosos, al buitre de Trotski, de cuya boca gotea sangre p¨²trida sobre los nobles ideales del marxismo¡±. Muri¨® en su cama, el tovarich Andr¨¦i. Pregunta: ?merece el retrato del fiscal venezolano Franklin Nieves un nicho en esa pinacoteca de infames? Sin duda que s¨ª, digo yo. Pero no en la sala de los soberbios hijos de mala madre que mueren en su ley, como Fouquier Tinville o Vichinsky, sino en la de las desdentadas y pestilentes almas en pena cuyo fingido arrepentimiento no suscita sino bascas de repudio en los venezolanos de bien.
Nieves es quintaesencial muestra del ruin funcionariado civil chavista, gozosamente sujeto a los designios de esta nov¨ªsima cepa de dictadura militar que a¨²n pretende, como sol¨ªa hacerlo Ch¨¢vez, y luego de tropel¨ªas sin cuento, vindicar una legitimidad de origen electoral. El exfiscal no es sino transmutaci¨®n posmoderna de Mujiquita, el personaje de R¨®mulo Gallegos, despreciable leguleyo lameculos, escribiente de ?o Pernalete, el b¨¢rbaro chafarote, coronel de montonera. Las trapacer¨ªas expuestas en el carrusel de sobreexposici¨®n medi¨¢tica al que zafiamente ha saltado Nieves, proferidas en el p¨¦simo espa?ol hablado de la nomenklatura chavista que tartajea el exfiscal, autorizan a pensar que sus motivos ¨²ltimos no son los de un incauto de cuyos ojos cae al fin la proverbial venda de los arrepentidos. ?Ya se sabr¨¢n! Es cosa de saber esperar.
De todo esto una sola verdad resplandece: tanto el exfiscal Rivas como el presidente Nicol¨¢s Maduro, por nombrar a otro hom¨²nculo, pertenecen ambos a una misma subcategor¨ªa jer¨¢rquica: la de los sumisos secuaces de Diosdado Cabello, el hombre que, seg¨²n el exfiscal, dict¨® palabra por palabra, ahog¨¢ndose de risa, la orden de captura contra Leopoldo L¨®pez. Es Cabello el acusador p¨²blico del r¨¦gimen; ¨¦l y solo ¨¦l imparte todas las ¨®rdenes. Es el verdadero enemigo a vencer en las elecciones del 6 de diciembre.
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