Hay que forjar una voluntad europea
No existe una soluci¨®n pol¨ªtica para el problema del Estado Isl¨¢mico. Pero no es posible una soluci¨®n militar sin un acuerdo regional que incluya al pueblo sirio y a los patrocinadores de las diversas facciones que se disputan el poder en el pa¨ªs
Lo ocurrido en Par¨ªs fue obra de terroristas equipados y entrenados para la guerra. Porque lo que ha llegado a Europa, despu¨¦s de la ola de refugiados, es una guerra fragmentaria.
Es una guerra no convencional, sin duda, en la que el prop¨®sito es utilizar una matanza muy real para obtener una victoria psicol¨®gica mediante la propagaci¨®n del terror. Es probable que escogieran Francia por su decisi¨®n (a veces solitaria) de llevar a cabo acciones militares contra el Estado Isl¨¢mico (EI), despu¨¦s de Al Qaeda, desde Afganist¨¢n y Mali hasta Irak y Siria. Pero no atacaron objetivos estrat¨¦gicos, sino el estadio nacional de f¨²tbol, caf¨¦s y salas de conciertos, s¨ªmbolos de la vida social, la juventud y la diversidad ¨¦tnica de Francia.
Nuestra reacci¨®n debe incluir nuevas acciones militares. La contenci¨®n del EI ha fracasado, no en sentido territorial, sino porque resulta demasiado f¨¢cil entrar y salir de sus bastiones. Debemos reducir su capacidad de planear, financiar y llevar a cabo atentados contra la poblaci¨®n civil, tanto en Europa como en Oriente Pr¨®ximo.
Nuestros objetivos deben ser concretos y limitados. No hay una soluci¨®n f¨¢cil para una crisis regional que est¨¢ destruyendo Estados, enfrentando unas religiones con otras y beneficiando a los m¨¢s crueles de todos. Pero los europeos deben dejar de enga?arse y creer que es posible la no intervenci¨®n cuando el EI est¨¢ asesinando en masa a yazid¨ªes y cristianos y cometiendo atentados terroristas contra los habitantes de Beirut o un avi¨®n ruso de pasajeros. Si no ponemos en pr¨¢ctica una defensa avanzada, el riesgo ser¨¢ una batalla interminable en nuestras tierras.
Ahora bien, no es posible ninguna victoria militar sin sopesar, por un lado, los medios, la acci¨®n diplom¨¢tica y una visi¨®n estrat¨¦gica, y, por otro, qu¨¦ acciones son innecesarias. Los ataques a¨¦reos pueden debilitar al enemigo, pero por s¨ª solos no pueden derrotarlo. Para avanzar ¡ªy eso significa una intervenci¨®n terrestre autorizada por la ONU¡ª es necesario un consenso regional. Y para aislar al EI es necesario un acuerdo pol¨ªtico con las potencias regionales que apoyan a los rebeldes contra El Asad, es decir, Arabia Saud¨ª y los Estados del Golfo, adem¨¢s de Ir¨¢n y Rusia, que hasta ahora han proporcionado al presidente sirio la protecci¨®n pol¨ªtica que le ha permitido librar su guerra contra la poblaci¨®n.
Los ataques a¨¦reos pueden debilitar al enemigo, pero por s¨ª solos no pueden derrotarlo
No existe una soluci¨®n pol¨ªtica para el problema del EI. Pero no es posible una soluci¨®n militar sin un acuerdo regional que incluya al pueblo sirio y a los patrocinadores de las diversas facciones que se disputan el poder en el pa¨ªs.
Los actores regionales ¡ªIr¨¢n, Arabia Saud¨ª, Turqu¨ªa, los kurdos¡ª est¨¢n radicalmente enfrentados entre s¨ª y, por s¨ª solos, no pueden lograr un acuerdo. Estados Unidos tiene medios militares infinitamente m¨¢s amplios que Europa, pero despierta las suspicacias de muchos. Rusia tiene intereses concretos en un bando, adem¨¢s de una capacidad militar m¨¢s limitada. Los europeos deben saltar a la brecha diplom¨¢tica. Quienes a¨²n tenemos voluntad y medios militares debemos formar parte de una coalici¨®n, y los dem¨¢s deben respaldar un proceso diplom¨¢tico que desemboque en un acuerdo en Siria. Hay que aprovechar la oportunidad de trabajar con Rusia e Ir¨¢n, que quiz¨¢ est¨¢n comprendiendo las limitaciones de la acci¨®n militar y el precio de suprimir cualquier perspectiva pol¨ªtica y alimentar la amenaza terrorista.
Muchos de los habitantes laicos y educados de la regi¨®n han huido, hacia nosotros. Su ¨¦xodo revela nuestra incapacidad de prevenir la catastr¨®fica ca¨ªda de Oriente Pr¨®ximo. La crisis de los refugiados tiene su origen en esa zona, pero se ha convertido en el problema de Europa. Podemos recibir a un mill¨®n de personas ¡ªnuestra poblaci¨®n es de m¨¢s de 500 millones¡ª y debemos ofrecer m¨¢s ayuda a pa¨ªses como L¨ªbano, que acogen a un mill¨®n de refugiados con una poblaci¨®n de s¨®lo cuatro millones. De esa forma, estaremos en mejor posici¨®n para presionar a los actores ricos de la regi¨®n y convencer a nuestros socios mundiales de que tambi¨¦n deben asumir la crisis.
Adem¨¢s, Europa se enfrenta a un reto interno, porque la guerra psicol¨®gica no utiliza a refugiados, sino a reclutas europeos. Es posible que la amenaza terrorista se haya tomado en serio dentro de cada Estado, pero a escala europea no se le ha dado la debida importancia. Todav¨ªa estamos debatiendo un sistema de registro de pasajeros (PNR) que se aprob¨® oficialmente en 2004, despu¨¦s de los atentados de Madrid, pero que nunca se ha puesto en marcha. La respuesta de Frontex ante la crisis de los refugiados ¡ªcomo m¨ªnimo, intensificar las comprobaciones de identidad y separar a los que resulten dudosos¡ª no se ha aplicado a¨²n. No se ha dado prioridad a la lucha contra el tr¨¢fico de armas de peque?o y no tan peque?o tama?o en Europa. La aplicaci¨®n estricta de las leyes y normas europeas contra el tr¨¢fico il¨ªcito de armas peque?as y ligeras que proliferan en nuestro territorio debe ser un aspecto fundamental de la iniciativa europea.
Debemos tener una fuerte determinaci¨®n para reprimir a los que propagan el odio
El intercambio de informaci¨®n en el ¨¢mbito europeo, decidido tras el atentado de enero, sigue pendiente. Una alternativa es la cooperaci¨®n bilateral, pero la incapacidad de Europa para llegar a acuerdos y ponerlos en pr¨¢ctica es desestabilizadora.
Se ha dicho que estos atentados forman parte de una guerra contra nuestros valores. El EI, sin duda, aprovecha la marginaci¨®n dentro de nuestras sociedades. Pero adem¨¢s ataca todo lo que difiere de sus opiniones, tanto nuestros valores como el lento cambio de actitud de Erdogan y Putin hacia la acci¨®n. Por eso necesitamos una coalici¨®n, aunque discrepemos de ellos. Debemos acoger a quienes buscan asilo y emprender un gran esfuerzo humanitario que corresponda a nuestras responsabilidades internacionales. Debemos dejar claro que la aventura militar de los Estados del Golfo en Yemen y la brutal represi¨®n de la sociedad civil en Egipto no encajan en la lucha contra el terrorismo. La solidaridad europea, aunque la exijan los tratados, s¨®lo cobra sentido si existe voluntad pol¨ªtica. Debemos tener la misma determinaci¨®n para abordar el abandono de las comunidades y la discriminaci¨®n laboral en nuestros pa¨ªses como para reprimir a los que propagan el odio y reclutan a terroristas.
Hay poco tiempo porque, en las democracias, los votantes son los jueces. Si queremos evitar soluciones regresivas o chapuceras, como los Estados de vigilancia y el cierre de fronteras, necesitamos pol¨ªticas de ¨¢mbito europeo. Para acoger y redistribuir a los refugiados hacen falta fronteras exteriores eficaces y cooperaci¨®n en materia de seguridad. El esfuerzo diplom¨¢tico para lograr una soluci¨®n en Siria que acabe con la huida de refugiados implica una campa?a militar para derrotar al EI.
Manuel Lafont y Fran?ois Godement son director y Senior Policy Fellow, respectivamente, de la Oficina en Par¨ªs del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR).
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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