Probablemente te van a regalar Gucci y no lo sabes

Alessandro Michele es el dise?ador del a?o. No lo decimos nosotros, lo dice el British Fashion Council que el pr¨®ximo lunes 23 coronar¨¢ al, ya no tan nuevo, dise?ador de Gucci con el British Fashion Award al Mejor Dise?ador Internacional del 2015. Este hecho coincide con la decisi¨®n de Michele de presentar la pr¨®xima colecci¨®n crucero de la firma italiana en Londres y no en Mil¨¢n, como sol¨ªa ser lo habitual. El romano, un completo desconocido hasta hace apenas nueve meses cuando fue nombrado director creativo de Gucci, ha conseguido, en un tiempo record, lo impensable. A saber; la unanimidad de los corrillos internacionales de la moda ante sus propuestas est¨¦ticas y que todos deseemos guccificarnos. Y mientras trazamos todo tipo de estrategias para reconducir nuestros azuloscurizados armarios normcore ¨Cla tendencia a la no tendencia imperante hasta ahora- en ba¨²les de cupletista, nos preguntamos, en un sano ejercicio de deseocracia interna, si est¨¢ justificada esta nueva fiebre por la doble G.

Vaya por delante que lo del nuevo Gucci nos hace salivar a chorros pero ah¨ª van cinco argumentos a favor de que Alessandro sea el dise?ador del a?o y cinco r¨¦plicas que sugieren que, quiz¨¢, deber¨ªa partir y repartir su corona al m¨¢s puro estilo Lindsey Lohan en el baile final de Chicas malas.

1. Ha rejuvenecido Gucci

Con apenas cuatro colecciones ¨Csi contamos las de crucero- ha revitalizado y revalorizado una marca centenaria que llevaba casi una d¨¦cada, cuanto menos, acomodada. Sus dise?os est¨¢n, ahora, en editoriales de moda en publicaciones de todo el mundo, las celebrities han cambiado los escotes por los cuellos abotonados y el negro por la combinaci¨®n de mostaza y magenta, y no hay tienda que no se haya rendido a la venta de camisas con lazada al cuello como las que ahora propone la marca italiana. En definitiva, Michele ha devuelto a Gucci al front row. Sin embargo, la anterior dise?adora de Gucci, Frida Giannini, la que fuera su mentora, tambi¨¦n encabez¨® su propia revoluci¨®n, la de la anti mujer sexualizada de Tom Ford -uno de los periodos m¨¢s gloriosos de la historia de Gucci pero tambi¨¦n de los m¨¢s turbulentos-. Aunque solo sea por compa?erismo, Giannini merec¨ªa un mayor reconocimiento a su labor y no esa salida abrupta y por la puerta de atr¨¢s. Est¨¢ bien mirar hacia adelante pero echamos en falta una transici¨®n m¨¢s amable y justa con su predecesora.

2. Ha creado una tendencia, el Chaos Magic

?Recuerdas ese cap¨ªtulo de Friends en el que Joey se pone encima toda la ropa de Chandler? Pues esa imagen podr¨ªa servir para explicar qu¨¦ demonios es eso del Chaos Magic, la tendencia que llevaremos ¨Co llevamos, seg¨²n el nivel de autoexigencia de cada cual- la pr¨®xima temporada y, qui¨¦n sabe, si hasta la pr¨®xima d¨¦cada. El dise?ador de Gucci es uno de los principales abanderados y el responsable de la fiebre por esta est¨¦tica/filosof¨ªa de vida en la que m¨¢s es m¨¢s y mejor, si la combinaci¨®n es imposible. Sin embargo, no es ni el primero ni el ¨²nico en hacerlo. Miucca Prada, sobre todo a trav¨¦s de su marca ¡°otra¡±, Miu Miu, o el dise?ador Haider Ackerman, llevan varias temporadas ideando combinaciones de texturas inesperadas, coloristas y encantadoramente ruidosas. Y eso por no hablar de que en muchos lugares del mundo, combinar a lo loco es, desde hace siglos, una forma indisociable de relacionarse con la est¨¦tica. Aunque, no hace falta irse tan lejos, la blogger Leandra Medine ¨Calias Man Repeller- y sus estilismos ¡°repele hombres¡± son un precedente muy a tener en cuenta y cuyo comienzo data del ?2010!

3. Maneja el dif¨ªcil arte de hacer confluir, bien, lo nuevo y lo viejuno.

Sus combinaciones de colores resultan novedosas y apetecibles y ha sabido introducir la virtual en la moda como no se hab¨ªa visto antes. Sus prendas trampantojo son, probablemente, de lo m¨¢s memorable del ¨²ltimo a?o. Hasta aqu¨ª las novedades porque, tras un primer vistazo, abundan ?demasiado? las siluetas cl¨¢sicas y los estampados setenteros. ?No da un poco de pereza pensar que en las pr¨®ximas d¨¦cadas vestiremos exactamente igual que 30 a?os antes? Pese a la opulencia de sus propuestas, imaginarse todo el d¨ªa, durante los pr¨®ximos diez a?os, sacudiendo el polvo de esa bata de terciopelo con un, eso s¨ª, precioso bordado en la espalda, da un poco pereza, ?no? Estar¨ªa mejor si la ¡°magia¡±, adem¨¢s de ca¨®tica fuera un poco gal¨¢ctica, futurista y, puestos a pedir, dist¨®pica, como, por ejemplo, la que propone la dise?adora Mary Katrantzou.

4. Es la en¨¦sima venganza del looser.

Reivindicar una revancha de pardillos siempre est¨¢ bien porque todos, durante mucho rato del d¨ªa, lo somos. M¨¢s si cabe, en nuestras solitarias sociedades virtuales en las que prima la perfecci¨®n social, v¨ªa redes sociales y previo filtro. Se agradece ver a chicas desgarbadas y a chicos encogidos frente a los cuerpos perfectamente esculpidos que acaparan los medios. Sin embargo, en una segunda lectura, sus modelos son tan l¨¢nguidos y cauc¨¢sicos como los de ?hola?, ?Hedi Sliman? ?De verdad nuestra forma de entender el cuerpo sigue instalada en la silueta slim fit del 2005? A jugar por el ¨¦xito de Saint Laurent, s¨ª. El deja vu se acent¨²a si pensamos en Kate Moss desbancando a las supermodelos all¨¢ por el a?o 90 a golpe de pecas, cara lavada y retratada por Corinne Day.

5. Iba a liberar a la moda del yugo del g¨¦nero.

Promet¨ªa acabar con las fronteras impuestas por los g¨¦neros y, a cambio, ofrecernos una moda libre y unisex. Sin embargo, tras su ¨²ltimo desfile de primavera-verano 2016, qued¨® patente que las convenciones del g¨¦nero estaban m¨¢s arraigadas en sus propuestas de lo que nos hizo creer en sus primeros shows, shows en los que chicos y chicas compart¨ªan camisas de seda y encaje, am¨¦n de una dulce paleta de colores. La decepci¨®n se acent¨²a si comparamos -aunque sea odioso- las creaciones de Michele con dise?adores como Rick Owens o J. W. Anderson, el actual director creativo de Loewe, que han sabido subir a la pasarela, y de un modo mucho m¨¢s contundente, la tendencia genderless. Al final, el Gucci de Alessandro se parece m¨¢s al fascinante y ultrafemenino unirverso de Valentino, que al del tan anhelado travestismo de, por ejemplo, la gran Oca?a.