Proceso arriesgado en Brasil
El inicio del 'impeachment' a Rousseff incrementa la par¨¢lisis pol¨ªtica y retrasa la lucha contra la crisis

La apertura del proceso de destituci¨®n contra la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, por parte del Congreso es una arriesgada maniobra pol¨ªtica que puede perjudicar gravemente la estabilidad del pa¨ªs, con lo que ello supondr¨ªa a la hora de tratar de resolver la profunda crisis en la que se encuentra la principal econom¨ªa latinoamericana.
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La destituci¨®n del jefe del Estado en una rep¨²blica presidencialista es un mecanismo jur¨ªdico que permite juzgar, y condenar en su caso, a quien tiene la legitimidad de la voluntad popular. No debe ser usado como arma en la refriega partidista, pero eso es exactamente lo que est¨¢ sucediendo en Brasil, en donde un Congreso atomizado ha facilitado el estancamiento de la vida pol¨ªtica y econ¨®mica sin que el Gobierno sea capaz de adoptar las dr¨¢sticas medidas que hacen falta para frenar la ca¨ªda libre de la econom¨ªa. No se trata ¨²nicamente de que la presidenta haya perdido la iniciativa apenas un a?o despu¨¦s de comenzar su segundo mandato; es que cualquier medida gubernamental queda bloqueada de manera autom¨¢tica.
Al pa¨ªs se le acaba el tiempo, y el impeachment es un proceso que puede prolongarse varios meses, lo que aumentar¨¢ el retraso en el inaplazable combate contra la crisis que ya est¨¢ afectando a la vida de los brasile?os.
Lo ¨²nico positivo que podr¨ªa tener el proceso de destituci¨®n es que contribuyera a desbloquear lo que ahora se presenta como un callej¨®n sin salida, y que permitiera decisiones radicales, un gran pacto de reformas b¨¢sicas y la apertura de una nueva etapa. Si el proceso sigue adelante, y Rousseff lo supera, tendr¨ªa v¨ªa libre para gobernar; si fuera sustituida, la oposici¨®n deber¨¢ abandonar su actividad de bloqueo. En todo caso, es necesario que la clase pol¨ªtica est¨¦ a la altura de la situaci¨®n, que abandone intereses espurios y que ponga por delante la imprescindible responsabilidad de Estado.
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