El precio del coraje
Nunca quiso abandonar su pa¨ªs. Le ha expulsado la sombra de sus asesinos. Ese ha sido el precio de su decencia
La memoria no tiene que ver con el pasado. La memoria es una pieza fundamental para construir el presente de una sociedad, una exigencia imprescindible para afrontar el futuro.
El 16 de noviembre de 1989 un grupo de soldados armados entraron por la noche y a la fuerza en la casa de la comunidad jesuita de la Universidad Centroamericana Jos¨¦ Sime¨®n Ca?as de San Salvador. Eran miembros del denominado Batall¨®n Atl¨¢catl, un grupo de asalto de ¨¦lite fundado en 1980 en la Escuela Militar de las Am¨¦ricas, creada por iniciativa del ej¨¦rcito de los Estados Unidos de Am¨¦rica con sede en Panam¨¢. El Batall¨®n Atl¨¢catl, bautizado as¨ª en honor de un legendario guerrero cusclateco cuya existencia nunca se ha podido demostrar, se alz¨® con una sangrienta y merecida reputaci¨®n criminal a lo largo de la guerra civil que azot¨® El Salvador en los a?os ochenta. Su mayor haza?a militar, su victoria m¨¢s famosa, consisti¨® en asesinar a sangre fr¨ªa a seis jesuitas, cinco espa?oles y un salvadore?o, profesores de la Universidad, y a dos mujeres, la que limpiaba y guisaba para ellos y su hija de 16 a?os, que decidieron quedarse aquella noche a dormir all¨ª porque les dio miedo volver a su casa mientras los combates entre el ej¨¦rcito y la guerrilla se libraban ya en el centro de la ciudad.
Jorge Gal¨¢n ha escrito 'Noviembre', una novela sobre las matanzas de jesuitas en El Salvador en los ochenta
Los jesuitas de la UCA, referentes de la Teolog¨ªa de la Liberaci¨®n en Centroam¨¦rica, estaban formalmente amenazados de muerte desde el 12 de marzo de 1977. El rector de la Universidad, Ignacio Ellacur¨ªa, prestigioso te¨®logo, intelectual respetado en dos continentes, vizca¨ªno de nacimiento pero naturalizado salvadore?o, estaba en Espa?a en esas fechas. Podr¨ªa haberse quedado aqu¨ª, pero volvi¨® a El Salvador en 1988 para seguir trabajando por la paz, mediando entre la guerrilla y el presidente Alfredo Cristiani, amigo personal suyo, como hab¨ªa sido amigo suyo ?scar Romero, arzobispo metropolitano de San Salvador, que luch¨® por los derechos humanos hasta que le asesinaron de un balazo mientras celebraba una misa, en 1980.
Todo esto es historia. Los soldados llegaron, Ellacur¨ªa sali¨® a su encuentro, les pidi¨® que s¨®lo le mataran a ¨¦l, y le mataron, y luego mataron a sus compa?eros, uno, dos, tres, cuatro, cinco hombres m¨¢s, y mataron a una mujer, y mataron a su hija, casi una ni?a. Los asesinos sembraron el escenario del crimen de pruebas falsas, destinadas a incriminar a la guerrilla, antes de escapar. Casi todos fueron muriendo despu¨¦s, tambi¨¦n ellos uno a uno, para que no pudiesen arrepentirse, contarle a nadie lo que hab¨ªan hecho. Todo esto es historia, y que como ya no exist¨ªan los autores materiales, nunca lleg¨® a celebrarse un juicio en El Salvador.
Pero la memoria no tiene que ver con el pasado, sino con el presente. En los ¨²ltimos a?os, mi amigo Jorge Gal¨¢n ha escrito una novela sobre la matanza de los jesuitas, sobre la maldici¨®n de la violencia que sigue destrozando El Salvador, sobre la impunidad de los autores intelectuales de aquella matanza, los mandos militares que dieron la orden y han seguido viviendo sus pl¨¢cidas vidas de privilegiados sin pagar jam¨¢s por lo que hicieron. Noviembre se public¨® hace s¨®lo unas semanas. Es un libro tan valiente como sus personajes, porque su autor lo es, porque siente que no pod¨ªa honrar la memoria de Ignacio Ellacur¨ªa, de Joaqu¨ªn L¨®pez y L¨®pez, de Armando L¨®pez, de Ignacio Mart¨ªn-Bar¨®, de Segundo Montes, de Juan Ram¨®n Moreno, sino desde la verdad, desde el coraje que a ellos, y a Elba Ramos, y a su hija Celina, les cost¨® la vida.
Noviembre se public¨® hace s¨®lo unas semanas. Inmediatamente despu¨¦s, Jorge Gal¨¢n se ha convertido en un personaje de su novela. M¨¢s de 25 a?os despu¨¦s de aquel crimen, las redes sociales hierven en amenazas de muerte escritas con las mismas palabras, los mismos adjetivos que Ellacur¨ªa y sus compa?eros merecieron entonces. Hace s¨®lo unos d¨ªas, cuando sal¨ªa de su casa, un coche se par¨® a su lado y el conductor le llam¨® por su nombre, le dijo que sab¨ªa d¨®nde viv¨ªa, ad¨®nde iba, se abri¨® la americana, le ense?¨® una pistola.
Ahora, Jorge est¨¢ en Madrid. Ha venido para pedir asilo pol¨ªtico y no sabe cu¨¢nto tiempo pasar¨¢ hasta que pueda volver a su pa¨ªs, ese peque?o paisito que ¨¦l nunca quiso abandonar, por muchas oportunidades que tuviera para hacerlo, y del que ahora le ha expulsado la sombra de unos asesinos. Ese ha sido el precio de su coraje, de su decencia.
Pero la memoria es la clave del presente.
No hay futuro sin memoria, y ¨¦l lo sabe
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