Andorra

Mariano Rajoy pudo ganar el debate, y la campa?a, y quiz¨¢s m¨¢s a?os de vida, si en la televisi¨®n hubiera dicho a Campo Vidal: ¡°Me pregunta usted por los problemas de los espa?oles. El primero sin duda es el paro, pero quiero subrayar otro que afecta especialmente a mi partido, y no s¨®lo a mi partido. Es la corrupci¨®n. Y en lo que me ata?e, al que fue mi tesorero, Luis B¨¢rcenas¡±. Entonces Rajoy enumera sus razones, recuerda sus disculpas y se saca de en medio el arma de destrucci¨®n masiva de S¨¢nchez. Que la utilizar¨¢, pero ya inservible como un drama de segunda mano. El golpe de efecto hubiera sido monumental, como las murallas de Jeric¨® de Gomaespuma (¡°?de qu¨¦ vive Jeric¨®?¡±. ¡°De la construcci¨®n de murallas¡±). Con un punto tragic¨®mico, claro, pero nada comparado con lo que ocurri¨® al final, que fue una autopsia gigantesca que en otro tiempo hubiera provocado pavor y ahora ternura.

Para eso Rajoy hubiera necesitado un verdadero car¨¢cter pol¨ªtico, o un asesor del XXI: no hay nada de eso en los partidos. Hasta Podemos, a quienes los diputados del PP imaginaban en caballo llegando al Congreso, se ha echado a la guitarra. Por eso Ciudadanos, en el movimiento m¨¢s atrevido de la campa?a, condicionado por las encuestas y un punto entra?able de p¨¢nico, ha puesto en el d¨ªa de reflexi¨®n deberes para los votantes: le daremos el Gobierno a Rajoy, no estamos locos, sabemos lo que queremos. Despu¨¦s de tres meses de campa?a de pesca en el Gran Sol socialista, descartando a Rajoy como presidente y alentando la famosa maniobra Soraya, que se puso a bailar de pura felicidad, el ¨²ltimo d¨ªa Ciudadanos ha levantado del sof¨¢ al votante del PP que no ten¨ªa ganas de Rajoy, pero no consentir¨¢ a la izquierda. Y muestra debilidad: un viernes por la tarde, alterado por el mercado de abastos de Andorra, el Perpignan electoral. Precipitando una estrategia que de serlo se hubiese llevado a cabo el lunes.

Todo es producto de las tensiones propias de querer ganar. A Podemos le est¨¢ yendo bien porque se ha quitado la presi¨®n de la victoria. Puso un lema, Remontada, que s¨®lo es posible aplic¨¢rselo a quien se sit¨²a en la cola. Por un lado las encuestas buenas son las del 20-D; por el otro nos ordenan la estrategia. Lo ¨²ltimo que le apetece a Iglesias es irse a vivir a La Moncloa y tener que empezar a comerse, como el alcalde de The Wire, un ¡°cubo de mierda¡± detr¨¢s de otro. Esa po¨¦tica indiferencia de Iglesias se ha encontrado, de repente, con las encuestas buenas. Del mismo modo que Bert¨ªn cont¨® que la entrevista a Rajoy necesit¨® siete horas de grabaci¨®n: la naturalidad exige muchas tomas. Como dec¨ªan los asesores de Gandhi: ¡°Cu¨¢ntos millones nos ha costado mantenerlo pobre¡±.