Un derrumbe a c¨¢mara lenta
Sin¨¦ad O'Connor ya no es rentable ni si quiera como artista en directo; cobr¨® 682 euros por tres conciertos en Alemania
La industria musical presume de estar preparada para cualquier emergencia: cuando una de sus estrellas mete la pata o es atrapada in fraganti, se ponen en marcha abogados, m¨¦dicos, expertos en lo que eufem¨ªsticamente se conoce como control de da?os. Pero ni los mejores equipos pueden lidiar con una figura reincidente. Con alguien que, quiz¨¢s inconscientemente, se empe?a en hundir su propia carrera. Y que dispone de un arma de autodestrucci¨®n masiva: las redes sociales.
En otros tiempos, los m¨¢nagers dispon¨ªan de un comod¨ªn. Cuando uno de sus artistas patinaba, le escond¨ªan hasta que tej¨ªan un relato exculpatorio que se presentaba al mundo con ayuda de un periodista c¨®mplice. En la actualidad, se puentea ese proceso y algunos divos van directamente al tribunal del pueblo. Usan Twitter o ¡ªcomo Sin¨¦ad O¡¯Connor¡ª Facebook que permite desahogos m¨¢s extensos.
El caso de Sin¨¦ad presenta un particular patetismo: ya no es rentable. Ni siquiera como artista de directo: este a?o poste¨® una liquidaci¨®n seg¨²n la cual hab¨ªa cobrado un total de 682 euros por tres conciertos en Alemania; habr¨ªa ganado menos que sus m¨²sicos o t¨¦cnicos. Con su particular gusto por la escatolog¨ªa, explicaba que se sent¨ªa ¡°violada analmente¡±.
De Sin¨¦ad se esperaban denuncias de colegas como Miley Cyrus y sus videos sexualizados; en 2015, arremeti¨® contra la revista Rolling Stone por sacar en portada a Kim Kardashian. Pero tambi¨¦n anunci¨® v¨ªa Facebook que se iba a suicidar. Tras pasar por un hospital, el mi¨¦rcoles 23 usaba lo que proclamaba como ¡°su ¨²ltimo post¡± para denunciar a su hijo mayor, Jake, y a dos de sus antiguas parejas, John Reynolds y Frank Bonadio, por abandonarla a ¡°las Navidades m¨¢s penosas y solitarias¡±.
Lo de Sin¨¦ad tiene dif¨ªcil soluci¨®n. Exhibe su condici¨®n m¨¦dica ¡ªse supone que le diagnosticaron un trastorno bipolar¡ª cuando es necesario. Recurre a sus hijos menores para dar pena. Es una inteligencia afilada que, ay, se desperdicia en batallas in¨²tiles y relaciones desastrosas. Un d¨ªa de estos nos dar¨¢ un disgusto.
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