No era el apocalipsis
Los de mi generaci¨®n tendemos a ver como una ¨¦poca dorada la anterior transici¨®n, y no nos ilusionamos con otra nueva que pueda ser un fiasco
Pues no, no era el apocalipsis. Para eso est¨¢n los presidentes de los Gobiernos estables. Y este no es s¨®lo un Gobierno en funciones, sino un Gobierno estable en funciones, que es muy distinto. Mariano Rajoy compareci¨® el lunes ante los periodistas, y lo hizo sabiendo muy bien su papel. Detr¨¢s de ¨¦l hab¨ªa una foto fija que nos mostraba una calle de una ciudad cualquiera, pero emborronada, no sabemos si por la premura del c¨¢mara haciendo un barrido o por la situaci¨®n de caos que vive el universo. Pero no, Rajoy estaba sin emborronar, y aunque todav¨ªa ten¨ªa s¨®lo la estabilidad en funciones, nos daba tranquilidad.
A m¨ª, por lo menos, s¨ª me sirve. Porque yo veo la televisi¨®n, oigo la radio y leo los peri¨®dicos, y me queda la sensaci¨®n permanente de que estamos al filo del apocalipsis. Es decir, ya no tiene uno ninguna estabilidad a la que aferrarse: los edificios detr¨¢s del presidente se tambalean.
?A qui¨¦n hacemos caso, al presidente, a la Bolsa (siempre tan sensible a nuestras preocupaciones), al l¨ªder de Podemos? Pues ya que Rajoy tiene un Gobierno estable que s¨®lo tiene el defecto de que su estabilidad es en funciones, yo quiero aferrarme a la idea de que vivo en una etapa de mi vida que necesita estabilidad. O sea, que quiero creer a Rajoy. Y no le entrego mi confianza, pero s¨ª mi estabilidad emocional. Ande, se?or presidente, estabil¨ªceme, o tampoco le votar¨¦ la pr¨®xima vez.
El otro gran implicado en esta historia de la estabilidad es Pablo Iglesias, que ha dicho que viene una segunda transici¨®n. Sus juicios sobre la primera y sobre los presuntos mangantes como yo que nos hemos lucrado con Espa?a y convertido en una casta me llevan a pensar que nos metemos en otro l¨ªo con salida poco airosa. Una nueva transici¨®n que amenaza con una nueva decepci¨®n.
Ya en retirada forzosa por la edad, los de mi generaci¨®n tendemos a ver como una ¨¦poca dorada la anterior transici¨®n, y no nos ilusionamos con otra nueva que pueda ser un nuevo fiasco.
Pero amenazo a los dos. A Iglesias, con que vamos a seguir aunque no le guste a ¨¦l, y a Rajoy, con que vamos a seguir aunque no le guste ¨¦l.
Eso puede que no sea una transici¨®n. Pero no es un apocalipsis.
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