La Reina Maga

Un viejo chiste se preguntaba el porqu¨¦ de que a San Jos¨¦ se le represente siempre tan serio en las iconograf¨ªas de la Natividad siendo que el nacimiento de un hijo es un motivo de alegr¨ªa para sus padres salvo en casos muy excepcionales. La respuesta era sencilla: San Jos¨¦ quer¨ªa una ni?a.

Pues bien, a poco que nos lo propongamos, lo de San Jos¨¦ va a convertirse en verdad. Se lleve a cabo o no la peregrina idea feminista de que una mujer encarne la figura de Melchor o de Gaspar (la de Baltasar parece que no, lo cual me parece una discriminaci¨®n: ?por qu¨¦ s¨®lo una mujer blanca va a poder reinar sobre los ni?os por una noche?) en la cabalgata del distrito madrile?o de San Blas, la intenci¨®n ya ha quedado de manifiesto y, a partir de aqu¨ª y en el nombre de la igualdad de sexos, razas, credos y tendencias, veremos a no tardar a lavanderos y le?adoras en los belenes, angelitos negros como los de Mach¨ªn, vacas en vez de bueyes y mulos en lugar de mulas, paridad de pajes y pajas en la comitiva de los Reyes Magos (la de los dromedarios es m¨¢s dif¨ªcil, porque son tres), pastores homosexuales, sanjos¨¦s chinos, jesusitos con s¨ªndrome de Down y hipsters haciendo el papel de la Virgen Mar¨ªa; todo para que nadie se sienta discriminado por una representaci¨®n ic¨®nica que, como todo, ya lo sabemos, es fruto del machismo que impera en la sociedad desde Ad¨¢n y Eva (?qui¨¦n, si no, entre estos dos personajes, hizo de tentadora y qui¨¦n de tentado, cu¨¢l de bueno y cu¨¢l de mala, aunque a los dos les costara ser expulsados del para¨ªso?) o por provocar sin m¨¢s a la religi¨®n cat¨®lica, la inventora de toda esa iconograf¨ªa, como el protagonista de aquel chiste de Forges que, arrodillado ante un confesionario en el que un fraile barbudo esperaba a conocer sus pecados, se presentaba con sinceridad: ¡°Madre, me acuso de que soy un provocador¡±.

Sea por lo que sea, por af¨¢n de igualdad o de provocaci¨®n, la ocurrencia de la Reina Maga va a dar que hablar estas Navidades y materia a la prensa m¨¢s reaccionaria para sacarle punta a algo que, al fin y al cabo, no deja de ser una tonter¨ªa. Y que tampoco es tan novedosa, por m¨¢s que les duela saberlo a sus ide¨®logas. Ya hace a?os la poetambre madrile?a del Gij¨®n dedic¨® unos versos mal¨¦volos al poeta falangista Federico Muelas, famoso por su verborrea l¨ªrica, en el que se anticipaba el travestismo belen¨ªstico de hoy: ¡°En el portal de Bel¨¦n?/ habla Federico Muelas?/ Cuando Federico acaba?/ los pastores son abuelas¡±.