¡°Los mutantes somos muy de altramuces¡±
M¨ªstica. Es una mutante nacida con una estructura gen¨¦tica que le concede habilidades especiales, que la diferencian de los seres humanos. Joaqu¨ªn Reyes se ha imaginado un encuentro con ella
Quedo en mi domicilio con la misteriosa M¨ªstica, Mystique. Para los que no lo sepan, M¨ªstica es una mutante nacida con una estructura gen¨¦tica especial que le concede la capacidad de alterar los ¨¢tomos y mol¨¦culas de su cuerpo para adoptar el aspecto, e imitar los sonidos de cualquier criatura humanoide inimaginable, pudiendo recrear los ropajes si los hubiere. Su control es tan preciso que duplica a la perfecci¨®n patrones de retina, cuerdas vocales y huellas dactilares. Igualmente consigue alterar sus ¨®rganos internos para adoptar formas no humanas. Debido a estos poderes su ritmo de envejecimiento se ha decelerado considerablemente (como le sucede a Rafa el de La Uni¨®n) revitalizando la memoria de sus c¨¦lulas y ADN. Posee inmunidad a la mayor¨ªa de las drogas y venenos, as¨ª como la facultad de regenerar heridas menores (incluidos los padrastros).
Es, por supuesto, una luchadora de formidable nivel y experiencia, poseedora de unos perniles fuertes con los que suministra unas patadas voladoras. Adem¨¢s de todo tiene, tambi¨¦n, el carn¨¦ de manipuladora de alimentos. Aparte de esto poco m¨¢s se sabe de ella; es un personaje muy subrepticio, como Luis Miguel. Ha tenido m¨²ltiples identidades: Raven Darkh?lme, Helmut Stein, Billy Chuchy¡ Ha sido esp¨ªa alemana, secretaria en el Departamento de Defensa de los EE UU¡ y claro est¨¢, miembro de los X-Men.
Llaman a la puerta y abro nervioso: Aqu¨ª est¨¢ delante de m¨ª, pero bajo la identidad de un comercial del gas, anodino, vulgar pero con una mirada penetrante. En verdad es incre¨ªble su poder de transformaci¨®n. Entra mirando en derredor y me pide que le ense?e una factura. Le sigo el juego y se la muestro. Me indica que con la tarifa TUR (Tarifa ?ltimo Recurso) pago m¨¢s y que si me paso a la de mercado libre, me har¨¢n descuentos del 10% o, incluso, del 15%. Me pone delante un contrato, que todav¨ªa no se de d¨®nde lo ha sacado y me conmina a que lo firme. ?Hasta d¨®nde querr¨¢ llegar con esta pantomima? Lo hago esperando que de un momento a otro me muestre su verdadera identidad, pero se da la media vuelta, abre la puerta y se va. Espero unos instantes vuelven a llamar; ahora s¨ª se presenta con su apariencia: su piel azul, su melena roja y su mirada reptiliana (la misma que le delataba cuando hace un momento me embaucaba con el cambio de contrato).
Pregunta. ?Se ha divertido con la farsa del gas?
Respuesta. No s¨¦ de qu¨¦ me est¨¢ hablando. Yo vengo a una entrevista. (Se hace la despistada, qu¨¦ picara).
P. Pase y si¨¦ntese ?quiere tomar algo?
R. S¨ª por favor, se lo agradezco, vengo de luchar toda la ma?ana con Magneto y estoy como quien dice en ayunas¡
P. ?Un caf¨¦?
R. Si tiene usted cerveza y altramuces¡ Los mutantes es que somos muy de altramuces.
Se lo llevo en una bandeja y se lo zampa todo en un santiam¨¦n.
P. ?No sab¨ªa que ten¨ªa usted s¨²per velocidad?
R. No, es que estaba traspell¨¢.
P. Cu¨¦nteme ?qu¨¦ es m¨¢s divertido, hacer el bien o el mal?
R. Como divertido, el mal sin duda. El bien para un rato, pero luego estomaga. Por ejemplo, el fin de semana pasado estuve luchando contra unos individuos que quer¨ªan introducirse en los Estados Unidos y una vez dentro abolir la propiedad privada, la diferencia de clases y distribuir de manera equitativa los bienes y, para m¨¢s inri, que los medios de producci¨®n estuvieran en manos del Estado.
P. Y claro, se aburri¨® usted.
R. No, me lo pas¨¦ bien.
P. ?Qu¨¦ es lo que mas echa en falta de no ser normal?
R. Nunca me lo he planteado¡ d¨¦jeme pensar¡ Quiz¨¢s disfrutar de una tarde en la sala de espera del m¨¦dico, recrearme con un buen atasco en la hora punta¡ o simplemente, un pedo en el ascensor.
P. ?Tir¨¢rselo u olerlo?
R. Cualquiera de las dos opciones.
P. Bueno pues ya est¨¢, por m¨ª suficiente.
R.??No me va a preguntar por el hijo que tuve con el demonio Azazel, o por la pelea que mantuve con Lobezno en el desierto, o por el acuerdo al que llegu¨¦ con el Gobierno de lo EE UU por el que me indultaron de todos mis delitos...?
P. Uhm¡ no.
Me desped¨ª de ella con un fr¨ªo apret¨®n de manos. Despu¨¦s me qued¨¦ observando por la mirilla c¨®mo esperaba al ascensor. Fue en ese momento cuando vi c¨®mo sal¨ªa de la puerta de enfrente el comercial del gas.
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