Hombres sin miedo (a Jamiroquai)
La Semana de la Moda de Londres inaugura la temporada de desfiles reivindicando el estilo 'funk peludo' del m¨²sico ingl¨¦s
Durante todos estos a?os, la sola imagen del m¨²sico Jamiroquai con uno de sus gorros peludos ha provocado escalofr¨ªos a las almas sensibles de la moda, igual que mucho entendido musical ha recurrido a una dosis del funk descafeinado de The James Taylor Quartet para ponerse enfermo y no tener que ir al trabajo al d¨ªa siguiente. Era algo t¨¢cito: de los noventa se pod¨ªa reivindicar todo menos el acid jazz, por estupendo que te pareciera en su momento. Hasta que, el segundo d¨ªa (ayer s¨¢bado) de las colecciones de la Semana de la Moda Masculina de Londres (que se celebra hasta ma?ana lunes en la capital inglesa), durante los diez minutos que dur¨® el desfile de Coach, la corriente est¨¦tico-musical m¨¢s vilipendiada de la historia reciente -el primero que recuper¨® la est¨¦tica de los setenta- sac¨® la cabeza del caj¨®n donde estaba confinado y se prepar¨® para dominar el pr¨®ximo oto?o-invierno 2016.
Abrigos de borrego gigantes, gorros de fieltro, coderas, cazadoras ajustadas de cuero... Ven¨ªa a la cabeza el v¨ªdeo de Jamiroquai 'Virtual insanity'
Abrigos de borrego gigantes, gorros de fieltro, coderas, cazadoras ajustadas de cuero... Las notas del desfile lo explicaban sin nombrar a los h¨¦roes del movimiento, pero cuando le¨ªas "prendas sobredimensionadas con proporciones de dibujo animado" ven¨ªa a la cabeza el v¨ªdeo de Jamiroquai Virtual insanity, y la menci¨®n a "los primeros d¨ªas del hip hop" activaba un pase cerebral de fotos promocionales de Brand New Heavies. Lo de arriba no s¨®lo quiere decir que la temporada que viene se llevar¨¢n los setenta todav¨ªa m¨¢s que esta, sino que Stuart Vevers, el dise?ador que hace casi tres a?os abandon¨® Loewe para liderar el gigante estadounidense de los accesorios, ha cumplido su misi¨®n: hacernos olvidar que Coach, hasta hace poco, era famosa por fabricar bolsos con logo a la vista y precio razonable, y no prendas con calidad y car¨¢cter. La colecci¨®n de Vevers tiene lo que hace falta para campar por las pasarelas y triunfar, pero manteni¨¦ndose lo suficientemente civilizada como para que, dentro de seis meses, cuando est¨¦ colgada en la tienda, no parezca un traje de flamenca entre jers¨¦is grises. Este es, en su versi¨®n corta, el eterno dilema de la moda.
Patrick Grant defend¨ªa su propia versi¨®n del asunto despu¨¦s de su show para E.Tautz: "Estamos en un momento interesante. Por un lado hay desfiles espectaculares y por otro est¨¢ la sastrer¨ªa tradicional". ?l se declara en el medio. "La mayor¨ªa de nuestros clientes tienen de 35 a?os para arriba, y quieren ir cool sin parecer skaters, vestir bien sin recurrir a lo r¨ªgido de la sastrer¨ªa tradicional". Es verdad que los trajes amplios y sueltos, pantalones altos y camisas ablusadas en tonos grises y tierras no parec¨ªan fuera de lugar en su casting de veintea?eros, y, a la vez, obran el peque?o milagro de seguir resultando elegantemente modernos cuando uno se imagina con ellos puestos (y midiendo m¨¢s de 1,80).
Arte y negocio
En los cuatro a?os que han pasado desde que arranc¨® la Semana de la Moda Masculina de Londres, su organizaci¨®n se ha esforzado por conseguir ese buscado equilibrio entre lo comercial y lo espectacular. El lunes, bajo el paraguas de NewGen Men (la iniciativa pro j¨®venes creadores esponsorizada por el gigante Top Man), Craig Green volvi¨® a enamorar a la cr¨ªtica con su visi¨®n escultural, acolchada y fragmentada de la ropa de hombre, y el primer desfile de Grace Wales Bonner la emplaz¨® como el siguiente talento transversal que los s¨²per grupos del lujo, siempre al quite del ¨²ltimo ni?o prodigio, deber¨¢n vigilar de ahora en adelante.
Este ha sido, tradicionalmente, el mayor activo de la pasarela inglesa. Pero muchas de las firmas que se presentaron ayer quieren a?adir lo ¨²nico que le faltaba al rico c¨®ctel de tradici¨®n y experimentaci¨®n de la capital brit¨¢nica: ropa que un hombre sensible, pero no revolucionario, quiera llevar. Porque lo segundo que m¨¢s le gusta a la moda, despu¨¦s de haberte hecho amar lo que pensabas odiar, es que te lo lleves, feliz, en una bolsa.
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