¡®Hacienda somos todos¡¯, entre el axioma y el eslogan
La precisi¨®n de la abogada del Estado resulta desdichada por dos razones: era innecesaria y transmite la idea de que decenios de pedagog¨ªa fiscal han sido una farsa

Extra?o resulta este proceso por el caso N¨®os. El fiscal act¨²a en la pr¨¢ctica como un abogado defensor, Hacienda produce informes sin parar para que quede claro que la infanta Cristina no ha cometido delito y la Abogac¨ªa del Estado se comporta como eficiente auxiliar de la defensa. Nadie entiende que la Unidad de Delitos contra la Hacienda P¨²blica escriba otro informe para arg¨¹ir que Cristina de Borb¨®n no cometi¨® delito fiscal, porque tal escrito repite los argumentos expuestos durante todo el proceso. El ministerio podr¨ªa haberse ahorrado el papel y las horas de trabajo de la funcionaria (Caridad G¨®mez Mourelo). Y menos todav¨ªa se entiende que, en el curso de su encendida exposici¨®n exculpatoria, la abogada del Estado, Dolores Ripoll, asombrara a los presentes explicando que la frase Hacienda somos todos ¡°es de ¨¢mbito publicitario y no aplicable a derecho¡±. Solo le falt¨® a?adir ¡°y los Reyes son los padres¡±, pero Cayetana ?lvarez de Toledo no se lo hubiera perdonado.
No es que no se entienda lo que quer¨ªa decir la se?ora Ripoll. Pretend¨ªa trasladar a la sala con la contundencia debida (o la requerida por sus superiores) que los delitos o infracciones fiscales del caso solo afectan a la Hacienda p¨²blica; no perjudican al conjunto de los ciudadanos. Por tanto, si el perjudicado ¨²nico (Hacienda) no reclama, pues se aplica la doctrina Bot¨ªn y asunto resuelto. Pero el caso es que, primero, es discutible que en este caso solo haya un damnificado (Hacienda); existe una obligaci¨®n o principio de redistribuci¨®n justa de las cargas tributarias (art¨ªculo 31 de la Constituci¨®n). Un delito o infracci¨®n fiscal lesiona los intereses de todos los ciudadanos; y, en virtud de ese da?o social, Hacienda deber¨ªa haberse presentado contra los autores de los presuntos delitos en el caso N¨®os.
Segundo, la Abogac¨ªa del Estado podr¨ªa haber recurrido sencillamente al ¡°no hay delito; no acusamos a la Infanta¡±, m¨¢s corto e igual de dudoso, aunque menos conflictivo. Pero la abogada se empe?¨® no solo en negar, sino en ¡°defender a la defensa¡± de Cristina de Borb¨®n y cay¨® en el desprop¨®sito. Cuando la se?ora Ripoll dice que el venerable (naci¨® en 1977) eslogan Hacienda somos todos es mera publicidad y no es aplicable a derecho, ?se refiere a la frase en s¨ª o a los principios constitucionales en que est¨¢ basada, que obligan a todos los espa?oles a contribuir a las cargas del Estado? Aunque el primero no sea aplicable, los segundos s¨ª lo son. Y, por tanto, como queda dicho, no es solo Hacienda quien tiene que contabilizar su da?o. La precisi¨®n de la se?ora Ripoll resulta desdichada por dos razones: era innecesaria y transmite a los ciudadanos la idea de que decenios de pedagog¨ªa fiscal han sido una farsa.
Y una farsa es lo que est¨¢n representando algunas instituciones p¨²blicas en este caso. Hacienda va en cabeza de las extravagancias, porque, igual que sucedi¨® con los pagos en negro del PP, ha invertido totalmente sus pr¨¢cticas inquisitorias; si con los contribuyentes en general solo cree lo que est¨¢ documentado y sellado en papel timbrado, en lo que se refiere a N¨®os acepta cualquier cosa que se diga en defensa de Cristina de Borb¨®n.
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