De la ret¨®rica a la pol¨ªtica
Los programas econ¨®micos del PP y del PSOE coinciden m¨¢s de lo que parece
Las coincidencias en los programas econ¨®micos del PSOE y el PP son mayores de lo que ambos quieren reconocer ante sus electores. Los dos tienen como objetivo fundamental anclar a Espa?a en el euro y crear empleo. Lo primero significa que la disciplina europea no se discute; ya se ha encargado Bruselas de recordarnos que necesitamos m¨¢s ajuste fiscal. La pertenencia a una uni¨®n monetaria implica una cesi¨®n voluntaria y democr¨¢tica de soberan¨ªa que se traduce en unas reglas fiscales de obligado cumplimiento. Los dos partidos quieren renegociar esas reglas y conseguir objetivos m¨¢s flexibles, un calendario m¨¢s dilatado de consolidaci¨®n fiscal. Est¨¢n en su derecho de intentarlo, pero los dos saben que no est¨¢n los convulsos mercados para alegr¨ªas y que un nuevo ajuste ser¨¢ inevitable. No parece dif¨ªcil ponerse de acuerdo en un programa cre¨ªble de reforma fiscal, reorientando la carga impositiva hacia figuras menos lesivas para el crecimiento y el empleo. Como tambi¨¦n deber¨ªa ser posible una revisi¨®n de los programas de gasto p¨²blico para concentrar el grueso en las partidas m¨¢s sociales y de inversi¨®n, sobre todo si hay acuerdo para renunciar al clientelismo fiscal.
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Incluso en materia de igualdad hay m¨¢s en com¨²n de lo que pueda parecer. Los dos partidos enfatizan la igualdad de oportunidades ¡ªno de resultados¡ª y los dos critican que el sistema de prestaciones sociales hace depender en exceso las ayudas de la edad y del historial laboral del perceptor, lo que aumenta las desigualdades en tiempos de desempleo masivo y donde se excluye de toda prestaci¨®n a los m¨¢s j¨®venes y a los expulsados del mercado de trabajo. El redise?o de las pol¨ªticas educativa, laboral y de prestaciones sociales es clave a efectos de garantizar la igualdad de oportunidades.
Los grandes partidos hablan de una renta m¨ªnima, de prolongar las ayudas a los parados de larga duraci¨®n con responsabilidades familiares, de los nuevos pobres. El problema es que en un contexto de elecciones sucesivas nadie cuenta, aunque se sabe, la otra parte de la historia: que, como no es posible aumentar significativamente el gasto p¨²blico si no hay crecimiento, hay que redefinir las ayudas para hacerlas menos dependientes de la edad. O dicho en palabras incorrectas: que las pensiones de jubilaci¨®n no pueden seguir llev¨¢ndose una parte tan sustancial de los programas redistributivos sin que las desigualdades sociales aumenten.
Las diferencias reales son de matiz, de ¨¦nfasis
El empleo es objetivo irrenunciable ¡ªcierto, por razones de equidad y de eficiencia¡ª y as¨ª figura en todos los programas. PSOE y PP coinciden en que es responsabilidad del sector privado (mientras que Podemos conf¨ªa en el sector p¨²blico y el reparto del trabajo). Que el sector privado cree empleo exige unas condiciones previas en las que tambi¨¦n coinciden los presuntamente irreconciliables: clima de estabilidad regulatoria y de seguridad jur¨ªdica, ambiente propicio para los negocios y regulaci¨®n laboral no hostil. En materia laboral estricta, y pese al ruido de anular la reforma laboral, de lo que de verdad se trata para los socialistas es de corregir algunos excesos de la misma, sobre todo de recuperar el protagonismo sindical en la negociaci¨®n colectiva. Pero comparten la necesidad de aumentar la movilidad geogr¨¢fica y funcional del trabajo, la transici¨®n hacia un modelo de pol¨ªticas activas que prime la capacidad de encontrar empleo frente al mantenimiento de rentas y subsidios, y la necesidad de encontrar f¨®rmulas que compatibilicen rentas salariales y prestaciones sociales (minijobs con alg¨²n tipo de ayuda adicional). Coincidencia que se extiende a un punto clave: la sustituci¨®n progresiva de las cuotas a la Seguridad Social ¡ªun impuesto al empleo¡ª por otros impuestos como mecanismo de financiaci¨®n del Estado de Bienestar.
Donde las diferencias son radicales, afirman, es en las partidas de intangibles, las que se prestan m¨¢s a la literatura y los excesos verbales. Pero afortunadamente ya tenemos los electores experiencia suficiente como para saber que las desavenencias en esas ¨¢reas no han sido estad¨ªsticamente significativas.
En definitiva, la discrepancia de fondo es la confianza en las propias posibilidades de gesti¨®n y la desconfianza absoluta hacia el adversario. Pero, como en los pa¨ªses desarrollados, las diferencias reales de PP y PSOE ¡ªlas dos grandes corrientes de opini¨®n¡ª son de matiz, de ¨¦nfasis; en el margen, como decimos los economistas. En esas condiciones, ?es tan dif¨ªcil un acuerdo? Los ciudadanos no entender¨ªan lo contrario, por mucha ret¨®rica que escuchen.
Fernando Fern¨¢ndez M¨¦ndez de And¨¦s es profesor en IE Business School.
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