?Cuidado, la mente confunde "amor" con subid¨®n de adrenalina!
?Queremos resultar m¨¢s atractivos? Tenemos un peque?o truco: que la otra persona nos conozca despu¨¦s de haber vivido alguna emoci¨®n ¡°intensa positiva¡±. As¨ª lo demostraron en 1974 dos psic¨®logos, Donald Dutton y Arthur Aron. Les pidieron a dos grupos de voluntarios (solo hombres, es importante el dato), que cruzaran dos tipos de puentes: el primer grupo ten¨ªa que atravesar un puente cortito y seguro; y el segundo grupo deb¨ªa caminar por un puente colgante de 137 metros sobre el ca?¨®n del Capilano en Canad¨¢. Este ¨²ltimo puente hab¨ªa sido construido en 1889, es de madera, se tambalea con el viento y ¡°solo¡± tiene una ca¨ªda de 70 metros, como se ve en la foto. En fin¡ un puente de infarto.
Pues bien, al final del puente les esperaba una atractiva mujer que les hac¨ªa una encuesta sobre el paisaje a cada uno de los voluntarios. Y lo m¨¢s importante: les daba un n¨²mero de tel¨¦fono por si quer¨ªan llamarla otro d¨ªa para comentar los resultados de la encuesta. Y ?qu¨¦ grupo llamo m¨¢s, el primero o el segundo? Curiosamente, los voluntarios que atravesaron el puente colgante llamaron en tropel. Y no solo eso, sino que sus explicaciones eran mucho m¨¢s emocionales. Sin embargo, los voluntarios del primer grupo apenas llamaron y los que lo hicieron fueron mucho m¨¢s neutros en sus conversaciones. ?Motivo? Los hombres del segundo grupo sufrieron lo que se conoce por el ¡°sesgo de atribuci¨®n¡±, algo que nos pasa a todos los mortales.
Los voluntarios que atravesaron el puente colgante contestaron a la encuesta con la respiraci¨®n entrecortada, los nervios a flor de piel y suponemos que con grandes dosis de adrenalina en el cuerpo (los primeros estaban tan tranquilos). Y todas esas reacciones les llevaron a confundir las cosas e interpretar una cierta atracci¨®n f¨ªsica por la se?orita de la encuesta por haber atravesado con ¨¦xito un puente de infarto. El experimento demuestra que nuestra mente necesita justificar lo que nos ocurre y funciona asociando conceptos, ¡°si me pasa tal cosa ser¨¢ por esto¡±, pero el problema es que a veces se equivoca a la hora de identificar las causas. Ese es el motivo por el que surge el sesgo de atribuci¨®n y que es importante tener en cuenta cuando nos enfrentamos a situaciones f¨ªsicas intensas. Por cierto, tiempo despu¨¦s este experimento se hizo tambi¨¦n con voluntarias y ocurri¨® el mismo resultado.
Pues bien, si nuestra querida mente se equivoca, necesitamos ser conscientes de ello y aprovecharlo a nuestro favor. Veamos algunas claves:
- Si queremos seducir, tendremos m¨¢s ¨¦xito si la persona a la que queremos impresionar vive emociones intensas positivas, que pueden ser desde un descenso de esqu¨ª, un parque de atracciones o, incluso, una pel¨ªcula que produzca adrenalina. Ahora bien, ha de tener final feliz. Forzar las reacciones f¨ªsicas y llevarlas al extremo, tampoco es una gran idea. Si los pobres voluntarios hubieran pasado mucho miedo a la hora de cruzar el puente, el resultado hubiera sido bien distinto.
- Si estamos en el otro lado, en el mundo de los seducidos, ?cuidado! Aprendamos a diferenciar las reacciones f¨ªsicas de las emocionales. A veces las cosas no tienen tantas explicaciones como nosotros pretendemos dar y, simplemente, son el resultado del juego de neurotransmisores que tenemos en el cerebro. Si sentimos la respiraci¨®n entrecortada, pensemos que no es porque nos atraiga la otra persona sino porque hemos vivido una experiencia intensa en el esqu¨ª, el buceo o la actividad que sea.
- Y como hemos mencionado en otras ocasiones, si las emociones afectan en el cuerpo, el cuerpo tambi¨¦n afecta a las emociones. Si estamos tristes, aunque no nos apetezca, es una buena idea ¡°forzarnos¡± a generar adrenalina aunque sea corriendo para ir transformando los estados de ¨¢nimo.
- Si queremos seducir, tendremos m¨¢s ¨¦xito si la persona a la que queremos impresionar vive emociones intensas positivas, que pueden ser desde un descenso de esqu¨ª, un parque de atracciones o, incluso, una pel¨ªcula que produzca adrenalina. Ahora bien, ha de tener final feliz. Forzar las reacciones f¨ªsicas y llevarlas al extremo, tampoco es una gran idea. Si los pobres voluntarios hubieran pasado mucho miedo a la hora de cruzar el puente, el resultado hubiera sido bien distinto.
- Si estamos en el otro lado, en el mundo de los seducidos, ?cuidado! Aprendamos a diferenciar las reacciones f¨ªsicas de las emocionales. A veces las cosas no tienen tantas explicaciones como nosotros pretendemos dar y, simplemente, son el resultado del juego de neurotransmisores que tenemos en el cerebro. Si sentimos la respiraci¨®n entrecortada, pensemos que no es porque nos atraiga la otra persona sino porque hemos vivido una experiencia intensa en el esqu¨ª, el buceo o la actividad que sea.
- Y como hemos mencionado en otras ocasiones, si las emociones afectan en el cuerpo, el cuerpo tambi¨¦n afecta a las emociones. Si estamos tristes, aunque no nos apetezca, es una buena idea ¡°forzarnos¡± a generar adrenalina aunque sea corriendo para ir transformando los estados de ¨¢nimo.
Foto: Tim Welbourn, Flickr, creative commons.
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