10 fotosLa bacteria que se expande (mejor) bajo tierraLa tuberculosis es una de las principales causas de muerte entre los mineros africanos. Se trata de una epidemia de dif¨ªcil soluci¨®nPablo LindeAlfredo C¨¢lizSud¨¢frica - 08 feb 2016 - 13:52CETWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceEn el aeropuerto de Johannesburgo es tan f¨¢cil toparse con una revista sobre miner¨ªa, la industria por excelencia del pa¨ªs, que con otra sobre tendencias de moda. Al salir de la terminal, en la carretera que conduce a la ciudad, varios carteles informan sobre c¨®mo el pa¨ªs est¨¢ luchando contra el sida. Es un nexo anecd¨®tico entre el VIH y las minas, pero tienen otro: la tuberculosis. Sud¨¢frica es uno de los pa¨ªses con mayor tasa de prevalencia del mundo de esta enfermedad, precisamente por ser especialmente frecuente entre los seropositivos y entre quienes trabajan bajo tierra, un lugar de cultivo ideal: cerrado, peque?o, con poca ventilaci¨®n y muchas horas de convivencia. En la imagen, una de las minas abandonadas de la capital sudafricana, a solo unos minutos del centro de la ciudad.ALFREDO C?LIZPor toda Sud¨¢frica, existen asentamientos mineros como este, plagados de inmigrantes de los pa¨ªses vecinos que acuden en busca de trabajo para extraer oro, platino, carb¨®n¡ La imagen es de Marikana (provincia de Rustemburg), a 100 kil¨®metros de la capital. Alex Solang, de 32 a?os es uno de los l¨ªderes que da voz a una comunidad con muchas reivindicaciones. El VIH, la silicosis y la tuberculosis est¨¢n presentes no solo entre quienes trabajan en las minas, sino tambi¨¦n entre los vecinos de estas ¨¢reas. Las condiciones de trabajo precarias desencadenaron en 2012 una trifulca entre los trabajadores de la empresa minera Lonmin Platinum y la polic¨ªa que acab¨® con 34 muertos y 250 heridos.ALFREDO C?LIZUn minero sudafricano tiene m¨¢s probabilidades de morir de tuberculosis que de cualquier otro accidente relacionado con su peligroso trabajo. La ONG Aeras estima que de los 2,3 millones de casos de tuberculosis reportados en ?frica en 2013, una tercera parte ten¨ªan que ver con la miner¨ªa. Seg¨²n la organizaci¨®n, la bacteria que causa de la enfermedad est¨¢ latente en nueve de cada diez mineros. A su vez, un trabajador puede contagiar la enfermedad a 15 personas. En la imagen, M. Bekizufu, de 46 a?os, posa durante su baja por tuberculosis. Todav¨ªa est¨¢ d¨¦bil, pero asegura que va recuperando fuerzas y que quiere volver a la mina lo antes posible.ALFREDO C?LIZLa tuberculosis es a priori una enfermedad curable. Con un tratamiento de seis meses seguido disciplinadamente el bacilo de Koch que causa la enfermedad es vencido. Y en solo un par de semanas de medicaci¨®n el paciente deja de ser infeccioso. El problema viene cuando se dejan de tomar los f¨¢rmacos. Han aparecido variantes de la tuberculosis resistentes que pueden ser mortales incluso con tratamiento, que adem¨¢s es tremendamente agresivo, aunque fundamental para frenar la infecci¨®n. En la imagen, casas de los poblados mineros de Marikana.ALFREDO C?LIZSheila Motuoa, de 39 a?os, trabaja como enfermera para la empresa Lonmin, que extrae sobre todo platino, el metal m¨¢s abundante en Marikana. Los sindicatos y asociaciones que trabajan con los mineros se quejan de la carencia de medidas para frenar la epidemia de tuberculosis entre los trabajadores. Algunas compa?¨ªas, como esta, hacen chequeos peri¨®dicos. ¡°Cuando alg¨²n trabajador presenta s¨ªntomas de la enfermedad, analizamos el esputo y si da positivo le obligamos a dejar la actividad. De lo contrario tratan de ocultarla y seguir trabajando¡±, explica Motuoa. El problema es que los primeros 60 d¨ªas de baja son pagados, pero el resto no, y los obreros prefieren sacrificar su salud para aportar ingresos al hogar, algo que no solo les perjudica a ellos, sino tambi¨¦n a quienes les rodean, que tienen altas probabilidades de infecci¨®nALFREDO C?LIZMabel Xohsua es una trabajadora comunitaria que lleva en Marikana desde 2002. Se dedica a ayudar a los pacientes de tuberculosis desde 2006. Su labor consiste en ir casa por casa de los enfermos para asegurarse de que toman la medicaci¨®n y de que est¨¢n bien alimentados, ya que la enfermedad debilita el cuerpo y genera grandes p¨¦rdidas de peso. Adem¨¢s, cuando a alg¨²n minero se le detecta tuberculosis, acude a su casa para hacer pruebas al resto de la familia y comprobar si est¨¢n infectados. La tuberculosis se transmite por el aire y es proclive a propagarse en espacios cerrados. El contagio se evita tras unos d¨ªas de tratamiento, aunque el paciente siga presentando s¨ªntomas.ALFREDO C?LIZSebastiao Nhancute, de 52 a?os, empez¨® a trabajar como minero en 1984. Entr¨® en la de platino de Marikana en 2002 y se contagi¨® de tuberculosis en 2014. Cuando se tom¨® esta imagen, en mayo de 2015, ya estaba pr¨¢cticamente recuperado, con ganas de volver al trabajo para obtener su paga de unos 300 euros al mes. Cuenta que no sabe c¨®mo se infect¨®, ya que ninguno de sus compa?eros presentaba s¨ªntomas. Su familia, en la foto, est¨¢ sana. La gran mayor¨ªa de los enfermos de tuberculosis en las minas son tambi¨¦n seropositivos. ?l admite tener ¡°otra enfermedad¡±, pero no especifica cu¨¢l. En Sud¨¢frica, un pa¨ªs brutalmente azotado por el sida, sigue siendo un asunto tab¨² en muchos lugares.ALFREDO C?LIZEn Marikana las casas son modestas. Unas m¨¢s que otras. Las de chapa, sin ba?o ni luz, conviven con otras de ladrillo que cuentan con algunas comodidades, como electricidad y televisi¨®n. Cuanto mejores sean las condiciones de vida, menores suelen ser las probabilidades de contagio de tuberculosis.ALFREDO C?LIZLos primeros s¨ªntomas de tuberculosis de Suzan Zudide fueron unos sudores que la llevaron a empezar a dormir en la calle. Pero cada vez estaba peor, con menos fuerzas, as¨ª que decidi¨® acudir a la cl¨ªnica, donde le diagnosticaron la enfermedad. Vive en su vivienda de Marikana con su hijo, pero se siente tan d¨¦bil que ni siquiera puede hacer las tareas dom¨¦sticas. Thandiwe Nazimande, en primer plano, es una trabajadora social que va a ayudarla a hacer la comida y a limpiar mientras se recupera.ALFREDO C?LIZEl sol se pone en los poblados de Marikana, rodeados de minas de platino y oro. Aunque caiga la noche, las extracciones funcionan durante 24 horas al d¨ªa, los trabajadores hacen turnos para arriesgar su vida y su salud bajo tierra en una profesi¨®n que, a sus riesgos intr¨ªnsecos, en Sud¨¢frica suma las altas probabilidades de contagio de tuberculosis, una enfermedad que en la mayor¨ªa de los casos tiene cura, pero que se cobra cada a?o casi un mill¨®n y medio de vidas en el mundo.ALFREDO C?LIZ