Lugares que ver antes de hacerte viejo: el Aconcagua
El Aconcagua, visto desde Confluencia, durante la marcha de aproximaci¨®n
El Aconcagua es la monta?a m¨¢s alta de Am¨¦rica. Un gigante de 6.962 metros que sobresale poderoso por encima del resto de cimas de los Andes argentinos. Intent¨¦ escalarlo hace unos a?os, pero el mal de altura me oblig¨® a dar media vuelta cuando ya estaba cerca de la cumbre. A¨²n as¨ª recuerdo aquellos d¨ªas en el coraz¨®n de los Andes como una de las mejores ¨Cy m¨¢s duras- experiencias de mi vida. Aquellos paisajes de roca desnuda me cautivaron. Un lugar que todo viajero deber¨ªa visitar al menos una vez en su vida.
Camino del campo base a trav¨¦s de Playa Ancha; el material pesado lo llevan las mulas
La alta monta?a es un pozo de iron¨ªa. Una expedici¨®n puede dejarse la vida en el intento de coronar una cima y al d¨ªa siguiente, otro grupo de monta?eros sube a ella en bicicleta. As¨ª ocurre en el Aconcagua, el techo del continente americano, 6.962 metros de piedra desnuda y vendavales de leyenda. A la cima del Aconcagua se puede acceder sin conocimientos de escalada por su ladera noroeste, la v¨ªa normal, cuya relativa facilidad ha permitido casos tan curiosos como el de los suizos Mariani y Notaris, quienes en 1986 hicieron cumbre con una bicicleta; o el del espa?ol Jos¨¦ Mar¨ªa Llad¨®, quien en enero de 1977 alcanz¨® la cota 6.800 a bordo de una moto todoterreno.
Pero aqu¨ª acaba el anecdotario simp¨¢tico. El Centinela de Piedra, como le llamaban los ind¨ªgenas aymaras, es una de las monta?as m¨¢s traicioneras y cambiantes del planeta. Entre 5.000 y 6.000 monta?eros tratan de alcanzar cada a?o su cima. Como promedio, media docena de ellos mueren cada temporada en el intento, el 70% al tratar de hacer cumbre por la v¨ªa normal. Su cima, encaramada mil metros por encima de cualquier otra cumbre cercana, act¨²a de gigantesco im¨¢n frente a los vientos anticiclonicos del Pac¨ªfico, que lanzan su furia sobre el Aconcagua provocando grandes alteraciones meteorol¨®gicas en corto espacio de tiempo.
El `hongo' de nubes sobre la cima. ?Mal rollo! Mejor no seguir subiendo
Cualquier andinista sabe que la presencia de un hongo blanco sobre la cima es se?al de fuerte viento y precipitaciones en altura; un ataque a la cumbre en esas condiciones es un suicidio. En ocasiones, mientras en Plaza de Mulas (el campo base, a 4.200 metros de altitud) luce el sol, en el refugio Berl¨ªn -a 6.000 metros- se registran temperaturas de 35 grados bajo cero y vientos de 100 kil¨®metros por hora. En esas condiciones, cualquier miembro del cuerpo expuesto a la intemperie se congela en pocos segundos.
Con todo, el principal enemigo de quienes afrontan la cima del Aconcagua no es la climatolog¨ªa, sino el mal de altura. Todos los alpinistas acostumbrados a la alta monta?a coinciden en se?alar que los siete mil metros de la cima americana son mucho m¨¢s nocivos para la salud que esa misma altitud en el Himalaya. Estos fen¨®menos provocan que, ya en el campo base, muchos aspirantes queden noqueados por las nauseas y los mareos.
Campamento Canad¨¢, a 4.930 mts
En Nido de C¨®ndores, a 5.400 metros, donde se instala el primer campamento de altura, las narices sangran y la cabeza parece estallar. En el refugio Berl¨ªn, a casi 6.000 metros, paso obligado para el ataque a la cima, la puna ataca con violencia: v¨®mitos, jaqueca, insomnio, p¨¦rdida del apetito... ?Las noches all¨ª arriba son de espanto! Si has podido descansar un m¨ªnimo, antes del amanecer coges tus pertrechos e intentas hacer cima directamente desde Berl¨ªn. Hay que pasar las ruinas del viejo refugio Independencia (6.300 mts), luego El Gran Acarreo ¨Cuna traves¨ªa horizontal por un gran caos de piedra- (por uno de estos lugares tuve que darme la vuelta porque ya empezaba a tener alucinaciones), y finalmente la Canaleta, la antesala de la cumbre, una empinada pedriza a 6.700 metros de altitud que se hace eterna y que da acceso a la arista final.
Nunca me arrepent¨ª de la decisi¨®n que tom¨¦. Cuando te da el mal de altura solo existe un remedio: bajar, bajar tan r¨¢pido como lo pies te permitan. Quienes no han seguido ese consejo lo han pagado con su vida. El edema cerebral es la segunda causa de muerte en el Aconcagua.
Llegando al refugio Berl¨ªn (6.000 mts), segundo campamento de altura
Fue el gu¨ªa suizo Math¨ªas Zurbriggen en el verano austral de 1897 y en solitario quien logr¨® hollar por primera vez el techo de Am¨¦rica, despu¨¦s de dejar a su patrono y jefe de la expedici¨®n, el ingl¨¦s Edward Fitz Gerald, aquejado de mal de altura en la Canaleta, a apenas 200 metros del objetivo final. Le siguieron otros muchos aventureros durante la primera mitad del siglo XX, el m¨¢s famoso de los cuales, el alem¨¢n Hans George Link, logr¨® varios ascensos consecutivos, incluidos el de 1936 con su perra Cachilita y el de 1940 con Adriana Bance, su mujer, la primera f¨¦mina en alcanzar la c¨²spide. En 1944, tras repitir la gesta, una tormenta los mat¨® de fr¨ªo mientras descend¨ªan la Canaleta. La normal del Aconcagua, pese a ser visitada al a?o por miles de monta?eros, no es un paseo senderista. La muerte acecha detr¨¢s de cada nube.
Por la vertiente opuesta las condiciones de ascenso son bien distintas. La pared sur del centinela es uno de los grandes abismos de la Tierra. Tres kil¨®metros de vertical, con muros de hielo, avalanchas, glaciares y cambios imprevistos de tiempo. Fue vencida por primera vez en 1954 por seis alpinistas franceses. En 1972, cuatro valencianos se convertir¨ªan en los primeros espa?oles en coronar la sur del coloso americano.
Vista de la Pir¨¢mide Oeste; detr¨¢s, la cumbre Norte del Aconcagua
El Aconcagua se hizo famoso en Espa?a en los a?os 70 de la mano de C¨¦sar P¨¦rez de Tudela y la pol¨¦mica que suscit¨® al bajarse en la mochila el libro de firmas de la cumbre para demostrar que hab¨ªa escalado la pared sur. Pero si el nombre de alg¨²n alpinista espa?ol est¨¢ ligado de forma consustancial al de este enorme volc¨¢n dormido es el del monta?ero aragon¨¦s Fernado Garrido, que estableci¨® un r¨¦cord mundial de permanecia en altura despu¨¦s de pasar 62 d¨ªas, del 15 de diciembre de 1985 al 17 de febrero de 1986, s¨®lo en la cumbre. Perdi¨® 17 kilos en la experiencia, la mayor¨ªa de masa muscular. Cuando baj¨® era la viva estampa de aquel famoso anuncio de chocolates con una foto de un ni?o gordito y otro esquel¨¦tico que dec¨ªa, ¡°antes y despu¨¦s¡±.
Cuenta Garrido que para matar el tedio de aquellos d¨ªas eternos se entreten¨ªa agasajando con t¨¦ caliente a los que alcanzaban la cima. Pero llegaban tan tocados por la altura, que muchos cre¨ªan que era otra alucinaci¨®n.
El Centinela de Piedra, pese a su fama de monta?a f¨¢cil, defiende sus secretos con mil argucias. Algunas de ellas, mortales de necesidad.
El Aconcagua, visto desde la laguna de Horcones, a la entrada del parque
C¨®mo llegar
La entrada al Parque Provincial Aconcagua est¨¢ a 183 km de la ciudad de Mendoza (Argentina) por la Nacional 7. Se puede llegar en coche particular o en bus hasta Puente del Inca, donde empieza la caminata hasta el campo base. Desde la laguna de Horcones, a 4 km de Puente del Inca y a la que se puede llegar en un agradable paseo, ya se divisa una buena panor¨¢mica de la cumbre del Aconcagua. Ten¨¦is toda la informaci¨®n de permisos, campamentos, formas de acceso y servicios en la web oficial del Parque Provincial Aconcagua.
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