Pen¨²ltimos archis¨ªlabos
Son tantos y tan graves los problemas p¨²blicos que nos acucian, que prestar atenci¨®n a un fen¨®meno ling¨¹¨ªstico caracterizado por alargamiento innecesario de las palabras suena a frivolidad impropia del buen ciudadano
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Ya lo advirti¨® Horacio. Fue al elogiar en su Arte po¨¦tica a quienes evitaban las ¡°palabras ampulosas y rimbombantes¡±, y a las que llam¨® sesquipedalia verba por medir ¡°un pie y medio¡± de largo. Como quiz¨¢ algunos lectores recuerden, aqu¨ª las he bautizado como archis¨ªlabos y aventur¨¦ que ese gusto por el alargamiento innecesario ¡ªaunque no siempre incorrecto¡ª responde al probable af¨¢n de sobresalir de los dem¨¢s. Un gusto contagioso, sin duda.
No vayan a pensar entonces que, el silenciarlos desde hace un par de a?os, denote un decaimiento en el uso y abuso de estos vocablos que coleccionamos. Lo que pasa es que son tantos y tan graves los problemas p¨²blicos que nos acucian, que prestar atenci¨®n a este fen¨®meno ling¨¹¨ªstico suena a frivolidad impropia del buen ciudadano. Craso error. El ciudadano es antes que nada un hablante y, por alejados que parezcan, la calidad del uno dice mucho tambi¨¦n de la calidad del otro. A la postre, ambas figuras pueden incurrir en parecido empobrecimiento o indiferencia ante el deterioro de lo com¨²n.
Otros art¨ªculos del autor
Al hilo de ciertos prefijos y sufijos, y ahorr¨¢ndonos los centenares de torpes polis¨ªlabos recogidos en ocasiones pasadas, entremos de nuevo en materia. Por ejemplo, en aquellos que pretenden subrayar la diferencia entre un acto y su proceso de llevarlo a cabo. ?Qui¨¦n no ha o¨ªdo hablar de esa desvalorizaci¨®n que equivale a una ¡°devaluaci¨®n¡±? ?Acaso no es cierto que la autoridad se ejerce mediante actuaciones en vez de por ¡°acciones¡±? Una contrataci¨®n administrativa goza de mayor empaque que un mero ¡°contrato¡±, d¨®nde va a parar, y los fabricantes de autom¨®viles se enorgullecen de exhibir sus variadas motorizaciones (o sea, sus ¡°motores¡±). Si va usted para locutor, elija siempre incrementaci¨®n o incremento, sea de los accidentes de tr¨¢fico o de los precios, y nunca su ¡°aumento¡±. Causa perplejidad conocer que una banda musical est¨¢ en ascensi¨®n, y no en ¡°ascenso¡±, pero las cosas se complican cuando la ¡°compartimentaci¨®n¡± desemboca en el trabalenguas de la compartimentalizaci¨®n o el ¡°clientelismo¡± engendra la clientelizaci¨®n.
Habr¨¢n observado asimismo que la notable afici¨®n a destacar la cualidad abstracta de las cosas lleva a menudo a sustituir la cosa misma por ese rasgo abstracto que encarna. De modo que la ¡°equidad¡± de un acto equitativo acaba troc¨¢ndose en equitatividad, y la ¡°variaci¨®n¡± deja paso a la variabilidad. Por esa misma ley no escrita, la unitariedad se impone sobre la ¡°unidad¡±, lo mismo que preferimos la confortabilidad del sill¨®n a su ¡°confort¡± o el precario estado de marginalidad al de ¡°marginaci¨®n¡±. Una ¡°excepci¨®n¡± a la regla se cita como excepcionalidad. En cuanto alg¨²n aparato cumple una ¡°funci¨®n¡±, el experto sentencia que posee funcionalidad. Un ilustre abogado sugiere someterse no tanto a la ¡°letra¡±, sino m¨¢s bien a la literalidad de la ley. Y ciertos pol¨ªticos proponen ahora una ley de transitoriedad jur¨ªdica, es de suponer que para perfeccionar la mera ¡°transici¨®n¡±. El ¡°v¨¦rtigo¡± es ocupado por la vertiginosidad, igual que la dimensionalidad arrincona a la m¨¢s simple ¡°dimensi¨®n¡±. Eso s¨ª, no me pregunten por el significado de la intermodalidad, que hasta ah¨ª no llego.
Causa perplejidad conocer que una banda musical est¨¢ en ¡®ascensi¨®n¡¯ y no en ¡°ascenso¡±
En el vergonzante empe?o por que nuestro lenguaje cotidiano se transforme en spanglish, procuremos que lo ¡°diferente¡± alcance siempre el grado de diferencial y no hagamos ascos al comunicacional ni al conversacional. Las ondas ¡°vibratorias¡± de toda la vida deben bautizarse como vibracionales, en una operaci¨®n parecida a la de denominar componente nutricional a lo que calific¨¢bamos de ¡°nutritivo¡±. Me cuesta adjudicar sentido al novedoso reputacional, pero doy fe de que una solicitada revista femenina se refer¨ªa en portada a modelos inspiracionales a falta de ¡°inspiradores¡±...
Si venimos a algunos verbos afectados por esta man¨ªa de crecimiento, ah¨ª est¨¢ ese reciente uso de capturar, tambi¨¦n de cuna inglesa, que ha desbancado a nuestro ¡°captar¡± o, del mismo origen, el sumarizar con la pretensi¨®n de ¡°resumir¡±. (He ah¨ª otra ¡°prueba¡± ¡ªperd¨®n, evidencia¡ª de colonialismo ling¨¹¨ªstico). Cuando nos servimos en exclusiva del expansionar, confesamos haber olvidado el ¡°expandir¡± o ¡°ensanchar¡±; y quiz¨¢ recuerden que hubo un tiempo en que dec¨ªamos ¡°distinguir¡± para lo que hoy se oye siempre como diferenciar. El ambiente nos arrastra a uniformizar lo que sea, y no ya a ¡°uniformar¡±. Con lo f¨¢cil que resulta ¡°restar¡±, ¡°quedar¡± o ¡°dejar¡±, triunfa sin embargo el mayor prestigio de residualizar. Renunciemos, pues, al esfuerzo de ¡°concebir¡± para suplirlo por el conceptualizar, mientras se le pide a ¡°distender¡± que deje paso al m¨¢s prolongado distensionar. La masiva ignorancia del lat¨ªn y griego por estos lares, y con ella de tantas ra¨ªces de nuestro l¨¦xico, trae estos excelentes resultados. Ignoro si sectarizar es portarse como un sectario o cortar algo (o a alguien) en secciones, y no les digo cu¨¢nto me asusta esa nueva hornada de verbos fantasmales y horr¨ªsonos como despatologizar, fronterizar, efectivizar o desnegativizar...
A la menor dolencia, corremos a ¡®medicalizarnos¡¯ en lugar de a ¡°medicarnos¡±
Participios y adjetivos tampoco se libran de estas cirug¨ªas verbales del momento. Ya sabemos que lo ¡°concreto¡± o ¡°concretado¡± ha pasado a ser concretizado, lo ¡°continuo¡± se transforma en continuado y una situaci¨®n parece mucho m¨¢s ¡°convulsa¡± si est¨¢ convulsionada. En paralelo a nuestra pr¨¢ctica pol¨ªtica, lo que antes era ¡°regional¡± ha sido regionalizado y las cuentas ¡°territoriales¡± dan en territorializadas. Ciertas medidas p¨²blicas no es que sean ¡°generales¡±, sino que se han generalizado, lo mismo que tantos servicios privados ya no son ¡°personales¡± sino incluso personalizados. La creaci¨®n de empleo se ha desestacionalizado al no depender ya de la estaci¨®n del a?o. Deseosos de atenernos al ¡°procedimiento¡±, pronto llegamos a lo procedimental y acabamos dejando todo bien procedimentalizado. Y no me negar¨¢n que, a la menor dolencia, corremos a medicalizarnos en lugar de a ¡°medicarnos¡± y a quedar as¨ª, m¨¢s que ¡°medicados¡±, medicalizados.
Los muchos adictos a los archis¨ªlabos muestran su predilecci¨®n por lo determinativo, cuando est¨¢n buscando lo ¡°determinante¡±, as¨ª como por lo derivativo m¨¢s que por el vulgar ¡°derivado¡± o por una noticia excitativa en lugar de ¡°excitante¡±. Uno, que no estudi¨® filolog¨ªa (como ya se habr¨¢ notado), se andar¨ªa con cuidado con los limitativo, manipulativo, integrativo o investigativo por m¨¢s que la Academia los bendiga. Entretanto, el pedante disfrutar¨¢ archisilabeando a su antojo unos cuantos adverbios de modo. Ah¨ª nos esperan continuadamente, por ¡°continuamente¡±, o individualizadamente, por ¡°individualmente¡±, entre otros.
?Me permitir¨¢n entonces despedirme una vez m¨¢s con las ideas de un viejo maestro? Pues Chesterton nos dej¨® dicho que ¡°las palabras cortas han de tener un significado, pero las palabras largas a veces pueden no significar nada literalmente...¡±.
Aurelio Arteta es catedr¨¢tico de Filosof¨ªa Pol¨ªtica de la Universidad del Pa¨ªs Vasco.
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