Genova 13 rue del Percebe

Es una hermosa coincidencia po¨¦tica que el n¨²mero de la sede del PP en la calle G¨¦nova, el 13, coincida con el de la Rue del Percebe. Y no es la ¨²nica coincidencia, pues el bestiario que retrata Francisco Ib¨¢?ez en su pintoresca comunidad de vecinos aloja indistintamente al moroso, al ladr¨®n, al timador del colmado, a la portera cotilla y hasta la mezquina due?a de la pensi¨®n que tiraniza a su clientela.

Podr¨ªa a?adirse incluso el personaje de Doroteo Hur¨®n, el tipo del c¨®mic que reside en una alcantarilla de la finca. Est¨¢ y no est¨¢ a la vez en el n¨²mero 13 de la Rue del Percebe, como le sucedi¨® a B¨¢rcenas y como acaba de ocurrir con Beltr¨¢n Guti¨¦rrez Moliner, cuya situaci¨®n de ex gerente del PP madrile?o no contradec¨ªa que el PP madrile?o lo hubiera contratado despu¨¦s de haberlo echado.

Por eso ten¨ªa su despacho. Y por esa raz¨®n la Guardia Civil, a iniciativa del juez Velasco, se person¨® en las instalaciones genovesas para aprehender el ordenador antes de que apareciera el siniestro hombre del martillo y destruyera el disco duro.

Ocurren estas cosas chez Rajoy. Que es el presidente del partido. Que es el presidente del Gobierno. Y que pretende, atenci¨®n, seguir si¨¦ndolo, sustray¨¦ndose al bochorno de la corrupci¨®n valenciana y al embarazo que proporciona anunciar un pacto de Estado contra la corrupci¨®n el mismo d¨ªa que prorrumpen en su casa los picoletos.

Y es entonces cuando proliferan las asombrosas aclaraciones. El PP madrile?o, dec¨ªa Mar¨ªa Dolores de Cospedal veng¨¢ndose de Esperanza Aguirre, no es el PP nacional aunque se aloje en el mismo edificio, de forma que el mito pedag¨®gico de la corrupci¨®n localizada en casos individuales se extrapola a los pisos incomunicados de la sede popular. Cada uno tiene su vida propia, como ocurre en los avatares de 13 Rue del Percebe. Y no precisamente ejemplar.

La planta baja, embri¨®n del edificio, forma parte de una investigaci¨®n judicial porque los trabajos de su remodelaci¨®n se concibieron, presuntamente, como una coartada de financiaci¨®n ilegal que deja en el limbo unos 750.000 euros.

Para probarla, el juez Ruz moviliz¨® a la Polic¨ªa Nacional en diciembre 2013. Y lo hizo de noche, con intenci¨®n de sorprender a los vigilantes y abastecerse de documentaci¨®n incriminatoria, recreando as¨ª a la opini¨®n p¨²blica un espect¨¢culo estremecedor: la corrupci¨®n del PP empieza en los cimientos de su casa madre, en la planta cero.

Y prospera en otros pisos. Ser¨¢ casualidad, por ejemplo, que el despacho del tesorero B¨¢rcenas estuviera en el tercero. Casualidad quiere decir que es el mismo rellano donde exp¨ªa sus fechor¨ªas el ladronzuelo Ceferino Raffles en el c¨®mic del Percebe.

La imaginaci¨®n de Ib¨¢?ez, empero, no alcanz¨® a crear el concepto del despido en diferido. B¨¢rcenas no estaba en el PP pero acud¨ªa todos los d¨ªas a su despacho. Dicho de otra manera: B¨¢rcenas ten¨ªa una sede del PP en su despacho.

Revestir¨ªa m¨¢s gracia la cosa si no fuera porque hablamos de corrupci¨®n sistem¨¢tica y sist¨¦mica. Y porque Esperanza Aguirre apela a la ignorancia -"no me consta"- como argumento exculpatorio. La trama G¨¹rtel se fragu¨® en el despacho de su viceconsejero de presidencia, L¨®pez Viejo. La trama P¨²nica se organiz¨® en el despacho de su consejero de Justicia e Interior, Francisco Granados. Y la trama de financiaci¨®n ilegal la canalizaba Beltr¨¢n Guti¨¦rrez en la planta primera de 13 Rue de G¨¦nova.

Tampoco sab¨ªa Edipo que hab¨ªa matado a su padre ni que hab¨ªa yacido con su madre, pero la ignorancia no le preserv¨® del castigo. Le arrancaron los ojos. Y estableci¨® el escarmiento un principio embrionario de la cultura occidental, m¨¢s all¨¢ de las revisiones freudianas: no saber no equivale a la inocencia.

Como a Rita Barber¨¢, la corrupci¨®n rodeaba a Esperanza. Y como Rita Barber¨¢, la presidenta, todav¨ªa, del PP madrile?o trata de inculcarnos que, acaso, ella es solamente la portera cotilla de 13 Rue del Percebe. O la se?ora Roper.