Burbujas de amor
La apelaci¨®n al sentimiento a la que recurre Podemos con tanta frecuencia no es nueva en la izquierda
Al enigma de la formaci¨®n del nuevo Gobierno ha venido a a?adirse estos d¨ªas algo inesperado: el componente pasional. Primero fue la frase con que Iglesias acompa?¨® la presentaci¨®n de su documento-ukase para la coalici¨®n de Gobierno. Hac¨ªa la oferta ¡°con el coraz¨®n en la mano¡±. D¨ªas despu¨¦s el despliegue l¨ªrico alcanzaba sus ¨²ltimos l¨ªmites de desaf¨ªo y cursiler¨ªa, citando a su amigo del alma Monedero: ¡°Somos una f¨¢brica de amor, le dice Iglesias a S¨¢nchez; en las derechas no encontrar¨¢s tanto amor¡±. Y evoca a continuaci¨®n las delicias que esperan al l¨ªder socialista si es su vicepresidente: ¡°ser¨ªa normal vernos y pasear juntos¡±. Pedro S¨¢nchez cubrir¨ªa as¨ª el vac¨ªo que debieron dejar en su alma las conversaciones campestres con Monedero, que Pablo Iglesias evocara en el momento de la separaci¨®n.
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No es nuevo este tono en la reciente literatura izquierdista, y existen tambi¨¦n sobrados antecedentes de la apelaci¨®n al sentimiento en los principales l¨ªderes de la destrucci¨®n de la democracia en el pasado siglo. El indigenismo del subcomandante Marcos llevaba en su ret¨®rica una dosis insufrible de edulcorante y, en la vertiente opuesta, qu¨¦ decir de Berlusconi, quien sin leer a nuestro polit¨®logo chavista puso en funcionamiento una aut¨¦ntica ¡°f¨¢brica de amor¡± para su uso personal. Comparable en el nivel ¨ªnfimo de calidad literaria a sus predecesores, el intento de Iglesias responde sin embargo a un prop¨®sito m¨¢s coherente: lo que ¨¦l llama ¡°seducci¨®n¡± tiene por objeto encubrir sus propuestas pol¨ªticas de mayor dureza.
La oferta de coalici¨®n de Podemos tiene la virtud de dejar las cosas claras. Estamos ante un proyecto que en el orden econ¨®mico llevar¨ªa r¨¢pidamente a una crisis irreversible y en el pol¨ªtico a la sustituci¨®n de la democracia representativa, encarnada en la Constituci¨®n, por un r¨¦gimen autoritario de vocaci¨®n populista, ajust¨¢ndose al patr¨®n de los sistemas de poder personal de impronta chavista en Latinoam¨¦rica (Venezuela, Ecuador, Bolivia).
Las claves del proyecto encajan a la perfecci¨®n. Son los supuestos para una transformaci¨®n del Estado cuyo eje, como siempre ha sido la t¨¢ctica de Podemos, y antes de Contrapoder, consiste en el desbordamiento permanente de la legalidad. Todo es presentado bajo la cubierta de falsas evidencias y buenos prop¨®sitos. Hay que ir a los contenidos para apreciar que se trata de poner en marcha un golpe blando contra la Constituci¨®n. No se trata de reformar, sino de subvertir.
El indigenismo del subcomandante Marcos llevaba en su ret¨®rica una dosis insufrible de edulcorante y, en la vertiente opuesta, qu¨¦ decir de Berlusconi
Una actuaci¨®n resolutiva contra la desigualdad seg¨²n propone el PSOE resulta perfectamente l¨®gica. Como lo es negociar con la UE un alivio en la exigencia de reducir el d¨¦ficit. Otra cosa es una ¡°renta m¨ªnima garantizada¡± orientada a generar un voto cautivo en las clases populares, apart¨¢ndolas de todo aliciente para el trabajo. Estamos en el polo opuesto respecto del neoliberalismo: aqu¨ª todo es barrer lo privado y estatizar. Hasta reaparece el apolillado principio del efecto multiplicador del gasto p¨²blico. Amen del regreso a la Banca p¨²blica bajo control pol¨ªtico que tan buen resultado diera con las cajas y con Bankia. Explosi¨®n del gasto p¨²blico y para su atenci¨®n, lo que Anguita llamaba en tiempos ¡°una reforma fiscal terror¨ªfica¡±. Y obviamente, nada de regateos, sino ¡°plantar cara a Bruselas¡±, seg¨²n propone el economista del grupo. Espa?a far¨¤ da se, y la UE, ya se ha visto en el caso griego, tendr¨¢ que inclinarse ante nuestra ¡°excepcionalidad¡±.
La baza de Podemos reside aqu¨ª en seguir el ejemplo latinoamericano, intentando ganar con el man¨¢ de la renta garantizada y una propaganda demag¨®gica, el apoyo continuado de las capas populares, frente al ¡°b¨²nker¡± interior y europeo. ?ste tendr¨¢ la culpa si las cosas van mal. Y para evitar riesgos, ah¨ª estar¨¢ la reforma electoral orientada a un sistema plebiscitario ¡ªvuelta a Ch¨¢vez¡ª, con una interpretaci¨®n torticera del art¨ªculo 92 para salvar el obst¨¢culo constitucional, en el refer¨¦ndum sobre Catalu?a y en la propia transformaci¨®n del Estado. En el v¨¦rtice, la figura del Vicepresidente, Iglesias, dotado de todos los atributos del poder, incluidos TVE y CNI. S¨¢nchez tendr¨¢ tiempo para pasear. Los nuevos altos cargos, deber¨¢n responder al ¡°compromiso con el proyecto de cambio que deben liderar¡±. Ch¨¢vez hasta el fondo. Adi¨®s a la democracia como procedimiento, seg¨²n ya anunci¨® Iglesias en su libro La disputa de la democracia.
En caso de que la coalici¨®n no cuaje, y la mantis religiosa no logre su objetivo, volver¨¢ el tiempo de la l¨ªrica, tal vez como hiciera en el viejo filme la protagonista, una mujer de inmensos ojos verdes, que reprochaba a su fallida pareja: ¡°?Pod¨ªamos haber sido tan felices!¡±.
Antonio Elorza es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica.
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