Senado italiano: la fidelidad no es cosa de homosexuales

Italia es tan fascinante y contradictoria que, solo unas horas despu¨¦s de emocionarse por la aventura de un ni?o de ocho a?os y su palabra inventada ¡ªpetaloso, flor llena de p¨¦talos¡ª, es capaz de enredarse en una discusi¨®n parlamentaria tan surrealista que termina atribuyendo la fidelidad, y por tanto la infidelidad, al patrimonio exclusivo de heterosexuales y cat¨®licos. Sucedi¨® el jueves, en el Senado de la Rep¨²blica, durante la discusi¨®n de la ley de uniones civiles para parejas del mismo sexo. Matteo Renzi, que quiere un pa¨ªs joven y moderno, pero que en su pasado, su partido y su Gobierno siguen muy frescas las huellas de la vieja democracia cristiana, trataba de sacar a Italia de su atraso de d¨¦cadas en materia de derechos civiles. No estaba resultando f¨¢cil. Una buena parte del Partido Democr¨¢tico (PD) luchaba por conceder a las parejas gais id¨¦nticos derechos que a las heterosexuales, mientras que el ala cat¨®lica del PD, el centroderecha liderado por el ministro del Interior y la derecha pura y dura ¡ªForza Italia y Liga Norte¡ª se negaban en redondo.

La discusi¨®n se alargaba, sub¨ªa de tono, y Renzi decidi¨® tirar por la calle de en medio aceptando la propuesta de descafeinar la ley suprimiendo el punto m¨¢s pol¨¦mico: la posibiliad de que uno de los miembros de la pareja pueda adoptar al hijo del c¨®nyuge. Lo m¨¢s curioso vino a continuaci¨®n. La derecha italiana ¡ªque es m¨¢s papista que el Papa, sobre todo que este Papa¡ª exigi¨® que tambi¨¦n se suprimiera el ¡°compromiso de fidelidad¡±, un requisito que s¨ª existe en la ley de uniones heterosexuales seg¨²n el cual los c¨®nyuges se comprometen ante la ley a mantenerse fieles. El objetivo era diferenciar la ley sobre uniones gais del matrimonio civil y por supuesto del cat¨®lico, pero el resultado es chocante. En su af¨¢n por distinguir a ortodoxos de heterodoxos, a virtuosos de pecadores, los senadores cat¨®licos decidieron eliminar la fidelidad de las obligaciones de los gais. Se podr¨ªa sacar la conclusi¨®n de que, para ellos, hasta los cuernos son sagrados.