Cuatro prioridades nacionales
Espa?a crece y vuelve a crear empleo, pero sus fundamentos son muy d¨¦biles
En el a?o 2009, cuando EEUU se acerc¨® a un desempleo de dos d¨ªgitos, Tom Donohue, Presidente la US Chamber of Commerce, colg¨® unos enormes pasquines con la palabra ¡°JOBS¡± (empleo) en las ventanas del edificio neocl¨¢sico que alberga la patronal estadounidense desde 1906, y que est¨¢ enfrente de la Casa Blanca. Al cabo de los a?os, un sistema econ¨®mico flexible y tecnol¨®gicamente avanzado junto a una pol¨ªtica monetaria laxa han permitido a EE.UU. llegar casi al pleno empleo. Sin embargo, Tom mantiene todav¨ªa los pasquines respondiendo a la pregunta del porqu¨¦ diciendo: ¡°Quiero que desde la Casa Blanca se recuerde cada ma?ana que crear empleo es nuestra prioridad nacional¡±.
Este a?o 2016 viene plagado de inquietantes presagios: par¨®n brusco en China y otras econom¨ªas emergentes, desgobierno en Europa, guerra en Siria, crisis de refugiados, nuevas burbujas financieras y agotamiento de instrumentos de pol¨ªtica monetaria. Adem¨¢s, la eclosi¨®n de tecnolog¨ªas disruptivas en todos los sectores est¨¢ cambiando la forma en que producimos bienes y servicios, los distribuimos y los consumimos, en lo que ya se llama la Cuarta Revoluci¨®n Industrial.
En este contexto nuestro pa¨ªs tiene poco margen de maniobra. Pese a que se crece a buen ritmo, aumenta la base exportadora y se vuelve a crear empleo, los fundamentales son todav¨ªa muy d¨¦biles. Espa?a es un pa¨ªs endeudado, con una deuda neta exterior superior a todo nuestro PIB (la segunda deuda exterior neta m¨¢s abultada del mundo en t¨¦rminos absolutos) y una deuda p¨²blica de tambi¨¦n casi el 100% del PIB, que ha crecido exponencialmente desde el a?o 2007. Este doble endeudamiento obliga a ser riguroso con el gasto p¨²blico y a reducir costes de producci¨®n para exportar m¨¢s. Cualquier programa de gobierno realista tiene que tener en cuenta que es dif¨ªcil endeudarse (la UE y otros actores internacionales vigilan muy de cerca el d¨¦ficit p¨²blico espa?ol), y tampoco es f¨¢cil aumentar los ingresos sin erosionar a¨²n m¨¢s a las sufridas clases medias (que ya soportan el esfuerzo fiscal m¨¢s alto por contribuyente de la UE). Adem¨¢s, el tejido productivo espa?ol no puede abandonar la senda de la competitividad si quiere defenderse con ¨¦xito de la disrupci¨®n tecnol¨®gica que viene.
En este escenario Espa?a parece tener, no una, sino cuatro prioridades nacionales que podr¨ªan congregar amplios apoyos.
Solo el aumento del empleo privada permitir¨¢ un plan social duradero para los m¨¢s necesitados
La primera es crear empleo masivo y de calidad sin perder competitividad. Espa?a, una de las 15 principales econom¨ªas del mundo, no puede seguir con una tasa de desempleo superior al 20% que arrastra desde hace un lustro con un preocupante desempleo juvenil cercano al 50%. A los riesgos mencionados en el p¨¢rrafo anterior habr¨¢ que a?adir los avances en rob¨®tica que pueden llegar pronto a sustituir empleo en muchos sectores industriales. Por ello conviene seguir incentivando la inversi¨®n privada mediante la contenci¨®n salarial y el fomento de modalidades atractivas de contrataci¨®n. Solo el aumento del empleo privada permitir¨¢ un plan social duradero para los m¨¢s necesitados, incluyendo una mejora de la ley de dependencia y una renta m¨ªnima y digna.
La segunda prioridad es mejorar la educaci¨®n. La educaci¨®n en Espa?a es mala (puesto 77 mundial seg¨²n el informe del WEF). Mala en la escuela, donde estamos a la cola de la OCDE en comprensi¨®n lectora y matem¨¢ticas, y mala en las universidades. El abandono escolar duplica la media europea. No hay ninguna universidad espa?ola entre las 150 principales universidades seg¨²n los dos principales r¨¢nkings internacionales (THES y ARWU). Se precisa pragmatismo y poca ideolog¨ªa para lograr cuanto antes lo que la mayor¨ªa desea para sus hijos: una educaci¨®n de calidad. Por lo que parece el problema no es econ¨®mico. Seg¨²n la OCDE, el presupuesto per c¨¢pita destinado al sistema educativo p¨²blico espa?ol es superior al promedio de pa¨ªses industrializados, y nuestros profesores est¨¢n mejor pagados que la media en todas las etapas educativas. Parece ser, pues, m¨¢s una cuesti¨®n de incentivo a la meritocracia y la excelencia. La contrataci¨®n del talento en escuelas y universidades p¨²blicas puede ser incompatible con las r¨ªgidas escalas jer¨¢rquicas del funcionariado. En muchos pa¨ªses con buenos sistemas educativos los profesores son atra¨ªdos, retenidos e incentivados seg¨²n sus m¨¦ritos, peri¨®dica y objetivamente evaluados, y no por el paso de los a?os, un sistema caduco de oposiciones o, peor a¨²n, sinton¨ªas personales. Adem¨¢s, la educaci¨®n debe evolucionar para que los j¨®venes se puedan adaptar a la nueva econom¨ªa, por lo que ser¨¢ necesario una revisi¨®n estrat¨¦gica de los planes de estudio y complementar el sistema educativo con una formaci¨®n profesional eficiente y prestigiada. Otro importante apartado es el del idioma ingl¨¦s. La segunda potencia tur¨ªstica tiene parad¨®jicamente un baj¨ªsimo nivel de ingl¨¦s (el verdadero esperanto del singlo XXI), que podr¨ªa mejorar f¨¢cilmente con mayor refuerzo en las escuelas y proyectando pel¨ªculas y series en versi¨®n original, tal y como hacen la mayor¨ªa de pa¨ªses europeos.
La tercera prioridad es la lucha contra la corrupci¨®n. La corrupci¨®n existe en todos los pa¨ªses. Incluso en aquellos pa¨ªses de tradiciones luteranas estrictas surgen muy a menudo ovejas descarriadas. Pero lo que ha pasado en Espa?a no tiene que ver solo con la ¨¦tica, sino con el sistema de financiaci¨®n de partidos y con la impunidad. Algunos pol¨ªticos y empresarios han actuado con la seguridad de que sus fechor¨ªas no saldr¨ªan a la luz, y que si sal¨ªan, la justicia ser¨ªa tan lenta, leve y garantista, que al final nada pasar¨ªa. As¨ª se han financiado partidos y se han conformado algunas fortunas de origen il¨ªcito. Peor que eso para nuestros bolsillos, algunas inversiones multimillonarias en obra p¨²blica, causa principal de nuestra ingente deuda p¨²blica, pueden haberse decidido solo para sacar tajada y no por criterios de necesidad. El clamor popular contra la corrupci¨®n es tal que ser¨ªa muy conveniente ponerse cuanto antes a modernizar y despolitizar a la justicia y a reforzar los organismos de control para que sean objetivos y ¨¢giles. Tambi¨¦n podr¨ªan auditarse peri¨®dicamente los partidos, hacer m¨¢s n¨ªtida su financiaci¨®n, y establecerse rigurosos mecanismos de vigilancia ex ante y ex post para cada euro comprometido por las administraciones p¨²blicas, con la mayor trasparencia posible, de forma que los contribuyentes puedan monitorizar en cada momento el destino del dinero p¨²blico, que al fin y al cabo es suyo.
En la nueva legislatura se podr¨ªan hacer esfuerzos para establecer mecanismos verdaderamente trasparentes de rendici¨®n de cuentas
Y la ¨²ltima prioridad es la territorial. Es obvio que la descentralizaci¨®n dise?ada en la Constituci¨®n, meritoria en su momento, hoy en d¨ªa provoca una creciente ajenidad de las periferias. Una cuesti¨®n a revisar es el modelo de financiaci¨®n que genera agravios reales y tambi¨¦n mucho victimismo. Quiz¨¢s la soluci¨®n sea la de introducir criterios mesurados de ordinalidad fiscal, con una mayor corresponsabilidad en los ingresos. Parece todav¨ªa m¨¢s relevante mejorar el sistema de rendici¨®n de cuentas. En estos a?os algunos gobiernos auton¨®micos y locales pueden haber utilizado el dinero de los contribuyentes para crear redes clientelares, econ¨®micas e intelectuales, controlar los medios p¨²blicos e influir en los privados e incluso contratar grupos de liberados con el objetivo de protegerse en redes sociales y tertulias. Cualquier caso que el lector pueda pensar no es una excepci¨®n, sino la punta de lanza de un sistema que no cuenta con limitaciones ni contra-balances.
En la nueva legislatura se podr¨ªan hacer esfuerzos para establecer mecanismos verdaderamente trasparentes de rendici¨®n de cuentas. Podr¨ªa ser tambi¨¦n conveniente impedir la utilizaci¨®n del dinero p¨²blico en propaganda pol¨ªtica, del signo que sea, quiz¨¢s privatizando aquellas televisiones y radios que no se dediquen exclusivamente a formar e informar objetivamente a los ciudadanos. Parece tambi¨¦n obvio la necesidad de consolidar nuevas o reformadas instituciones donde las tensiones reales entre el centro y las periferias encuentren acomodo y sosegada discusi¨®n, y establecer una legislaci¨®n electoral m¨¢s justa que represente fidedignamente el n¨²mero de votantes. Y, en general, podr¨ªa intentar priorizarse la inclusi¨®n de la periferia en la gobernanza del todo, con un relato ilusionante e integrador ¨C incluso mediante la relocalizaci¨®n geogr¨¢fica de algunas instituciones del Estado - que parece ser lo m¨ªnimo necesario en cualquier pa¨ªs descentralizado que quiera preservar en el tiempo la unidad de todas sus partes.
Obviamente hay otras prioridades, aunque muchas son imposibles de asumir en el actual contexto pol¨ªtico y con las limitaciones de nuestras cuentas p¨²blicas. Pero quiz¨¢s baste centrarse en estas cuatro. Si finalmente nuestros l¨ªderes, haciendo de la necesidad virtud, consiguen un amplio consenso para acabar con el paro end¨¦mico, mejorar la calidad de la ense?anza, reducir la corrupci¨®n e integrar a m¨¢s ciudadanos en el proyecto com¨²n, estos a?os de zozobra pueden llegar a recordarse como los mejores de nuestra atribulada Historia.
Jaime Malet es presidente de AmChamSpain
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