Suicidio del proyecto europeo
?Queremos ver a los refugiados como invasores o gestionar con humanidad su llegada?
Bloqueados en la frontera entre Grecia y Macedonia, varios centenares de emigrantes han intentado continuar su camino hacia Europa. Tras cargar contra el cord¨®n policial griego, los refugiados iraqu¨ªes y sirios intentaron destruir las alambradas del puesto fronterizo con Macedonia. La polic¨ªa macedonia respondi¨® lanzando gases lacrim¨®genos. En las im¨¢genes se ve¨ªan hombres y mujeres. Se o¨ªan gritos de ni?os aterrados.
Esto ocurr¨ªa hace algunos d¨ªas en Europa. No lejos de nuestras fronteras, sino en nuestra casa. Bueno, lo que queda de ella, lo que algunos a¨²n intentan salvar. Ya no son muy numerosos y puede que tampoco mayoritarios. En la cumbre Uni¨®n Europea-Turqu¨ªa de hoy se van a contar. E incluso aunque las cuentas sean favorables este lunes para la cohesi¨®n europea, ahora sabemos lo que valen estos acuerdos: nada, puesto que unos cuantos se han burlado de ellos en Viena, definiendo su propia pol¨ªtica y aplic¨¢ndola inmediatamente para protegerse detr¨¢s de m¨¢s alambradas. Y mala suerte para los dem¨¢s. ?Que apechuguen? ?Y los griegos con ellos?
?Es demasiado brutal? ?Exagerado? Basta de moralinas, por favor. Hay que tener el valor de asumir las consecuencias de los actos que se llevan a cabo: el mensaje enviado a Grecia por quienes han cerrado la frontera macedonia y por todos los que apoyan esta decisi¨®n era sin duda este.
Siempre nos hemos preguntado qu¨¦ habr¨ªamos hecho o dicho en los a?os treinta y cuarenta. Pues bien, ahora nos vemos obligados a responder. Hoy, en Europa, no se puede ser Merkel y Orb¨¢n, o se es uno o se es el otro, hay que escoger. Todos los dirigentes europeos lo est¨¢n haciendo, y la historia recordar¨¢ el camino que tomaron en esta encrucijada.
Hoy, en Europa, no se puede ser Merkel y Orb¨¢n, o se es uno o se es el otro, hay que escoger
As¨ª pues, ?estamos de acuerdo en hacer de Grecia ¡°no un pa¨ªs de tr¨¢nsito, sino un pa¨ªs de llegada¡±, hasta que la presi¨®n sea tan fuerte que se vea obligada a ceder, como ha dicho un dirigente nacionalista? O, por el contrario, ?estimamos, como le ha replicado el presidente de cierto partido liberal, que ¡°no se juega al Stratego con la gente¡±? ?Somos Merkel ¡ª¡°Cuando alguien cierra su frontera, el otro debe sufrir. Esa no es mi Europa¡±¡ª u Orb¨¢n, que cierra unilateralmente sus fronteras? Austria, Macedonia, Croacia, Eslovenia y Serbia ya han escogido. ?Y nosotros?
Ha llegado el momento de tomar partido: ?qu¨¦ Europa queremos? ?La que piensa y act¨²a colectivamente, o la que piensa primero en los intereses particulares, aun a riesgo de dinamitar la construcci¨®n europea? ?La que ve a los refugiados como invasores y quiere sobre todo protegerse de ellos, o la que quiere gestionar con humanidad este flujo? ?La que desea gestionar la diversidad, o la que teme por su identidad cultural? ?La que asume y explica a su poblaci¨®n las soluciones de reparto de unos refugiados impopulares, o la que sigue la corriente a su pueblo? Hoy nadie puede mantenerse al margen.
Desde el campo de los ¡°duros¡±, ridiculizan y cargan contra el campo de los ¡°ingenuos¡±, cuya jefa de filas ser¨ªa Angela Merkel. Es pura manipulaci¨®n populista. No hay duros e ingenuos, hay dos concepciones de Europa que conllevan dos visiones de la moral y la civilizaci¨®n. La elecci¨®n del ¡°bando¡± no se corresponde con la dicotom¨ªa izquierda-derecha, ata?e a la conciencia de cada cual, como vemos en los desgarros en el seno de partidos y familias.
En efecto, la ¡°revelaci¨®n¡± de Merkel ha sido tard¨ªa; durante meses, la canciller alemana tambi¨¦n consider¨® que Lampedusa era problema de Italia. Pero la historia recordar¨¢ que aun a riesgo de perder su popularidad y el poder, ahora mantiene el rumbo, y no porque tenga un ¡°corazoncito sensible¡±, sino en nombre de los valores de esa Europa en la que cree: de la primac¨ªa de la acogida a aquellos que buscan refugio ¡ª¡°Wir Schaffen das¡±¡ª a la defensa de una gesti¨®n compartida de los retos del mundo ¡ª¡°Mi maldito deber y mi obligaci¨®n es que los europeos encuentren un camino juntos¡±¡ª, pasando por la negativa a sacrificar a uno de sus miembros ¡ª¡°La responsabilidad de Alemania es que este problema se resuelva con todos los pa¨ªses y no a costa de un pa¨ªs¡±¡ª.
En su biograf¨ªa de Erasmo, Stefan Zweig dice: ¡°En vez de escuchar las vanas pretensiones de los reyezuelos, de los sectarios y de los ego¨ªsmos nacionales, la misi¨®n del europeo es insistir siempre en lo que une a los pueblos, afirmar la preponderancia de lo europeo sobre lo nacional, de la humanidad sobre la patria¡±. Merkel no est¨¢ en mala compa?¨ªa.
B¨¦atrice Delvaux es editorialista jefa del peri¨®dico belga Le Soir.
Traducci¨®n de Jos¨¦ Luis S¨¢nchez-Silva.
? Lena (Leading European Newspaper Alliance)
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