Agricultura, tierra de desigualdad
La situaci¨®n mundial tanto agr¨ªcola como alimentaria es catastr¨®fica
Tras la subida de los precios agr¨ªcolas de 2007/08, el aumento de la apropiaci¨®n de tierras agr¨ªcolas y las inversiones a gran escala en los pa¨ªses con bajos precios de la tierra y mano de obra barata, se ha reavivado el debate sobre las respectivas virtudes de la agricultura familiar y las de las grandes explotaciones agr¨ªcolas con asalariados.
Doce a?os despu¨¦s del F¨®rum sobre la reforma agraria (FMRA, Valencia/Espa?a 2004), 10 a?os despu¨¦s de la Conferencia Internacional sobre la reforma agraria (CIRADR, Porto Alegre/Brasil 2006) y dos a?os despu¨¦s del A?o Internacional de la Agricultura Familiar (AIAF), el F¨®rum mundial sobre el acceso a la tierra y a los recursos naturales, que tendr¨¢ lugar en Val¨¨ncia del pr¨®ximo 31 de marzo al 2 de abril, y en el que se esperan centenares de participantes procedentes de todos los continentes, har¨¢ balance de la evoluci¨®n, la situaci¨®n actual y las propuestas sobre estos temas.
Financiado por diversas organizaciones internacionales, Gobiernos, comunidades, fundaciones, empresas, organizaciones no gubernamentales y por los propios participantes, este F¨®rum tiene un car¨¢cter abierto.
Abierto a los que piensan que solo las grandes explotaciones agr¨ªcolas con empleados, son capaces de dar respuesta a una creciente demanda alimentaria y eliminar el hambre, manteniendo que no existe alternativa a las pol¨ªticas agr¨ªcolas liberales que les favorecen.
Abierto a los que piensan que los inconvenientes de esas pol¨ªticas agr¨ªcolas, promovidas desde los a?os 1980 por ciertos pa¨ªses agro-exportadores y aceptadas de buen o peor grado por los dem¨¢s, han sido suficientemente mitigados gracias a las disposiciones adoptadas por consenso en las organizaciones internacionales a ra¨ªz de la fuerte movilizaci¨®n de muchos actores.
Pero tambi¨¦n abierto a los que piensan que sin abordar las causas de la pobreza y el hambre en el mundo, esta movilizaci¨®n de buena voluntad siempre ser¨¢ insuficiente. Y abierto a quienes proponen detener el acaparamiento de tierras, hacer la reforma agraria en todos los territorios donde se necesite y restaurar en todas partes las pol¨ªticas agr¨ªcolas favorables al desarrollo de la agricultura familiar.
Cerca de mil millones de los agricultores activos en todo el mundo solo utilizan herramientas manuales
Con esta amplitud de perspectivas, no cabe duda que los debates ser¨¢n muy interesantes y animados.
La situaci¨®n mundial tanto agr¨ªcola como alimentaria es, efectivamente, catastr¨®fica. Sobre una poblaci¨®n de 7.400 millones de seres humanos, 3.000 millones de personas no tienen los medios suficientes para producir o comprar alimentos adecuados en cantidad y calidad; 2.000 millones sufren enfermedades causadas por carencias en micronutrientes; 795 millones de personas muy pobres sufren hambre casi todos los d¨ªas y nueve millones mueren cada a?o como consecuencia de la malnutrici¨®n. Por otra parte, cerca de 2.000 millones de personas sufren sobrepeso, de las cuales 600 millones son obesas.
Parad¨®jicamente, el 80% de las personas desnutridas de este mundo, son personas rurales y cerca del 20% son personas de origen rural recientemente empujadas al ¨¦xodo hacia los barrios pobres. Y a pesar de este exceso de mortalidad de y de esos flujos de ¨¦xodo rural de alrededor, 60 millones y 50 millones de personas por a?o, respectivamente, el n¨²mero de pobres y desnutridos casi no disminuye en las zonas rurales.
Para la poblaci¨®n agr¨ªcola total (activos e inactivos) de 2.600 millones de personas y una poblaci¨®n agr¨ªcola activa de 1.300 millones (el 40% del empleo mundial) no hay en todo el planeta m¨¢s de 28 millones de tractores (el 2% del n¨²mero de agricultores activos) y 300 millones de animales de trabajo. Cerca de mil millones de los agricultores activos solo utilizan herramientas manuales y no pueden cultivar m¨¢s de una hect¨¢rea cada uno, y 500 millones de ellos son demasiado pobres para comprar semillas mejoradas y fertilizantes, no pudiendo producir m¨¢s de una tonelada de cereales (o equivalente) por trabajador al a?o. Por ¨²ltimo, m¨¢s de 200 millones de trabajadores agr¨ªcolas, privados de tierra en mayor o menor grado, se ven obligados a buscar trabajo diariamente por un salario de entre uno a cinco d¨®lares por d¨ªa.
La econom¨ªa agr¨ªcola mundial, es pues, monstruosamente desigual. Las pocas miles de grandes empresas agr¨ªcolas con empleados y altamente equipadas, instaladas en los pa¨ªses con bajos precios de la tierra y mano de obra barata (Am¨¦rica Latina y el sudeste de Asia, Europa central y oriental, ?frica), priorizan la recuperaci¨®n de la inversi¨®n, a menudo con poco respeto por el medioambiente y el empleo. Pueden producir hasta 2.000 toneladas de cereales (o equivalente) por trabajador y a?o, con un coste de producci¨®n inferior a 100 d¨®lares por tonelada. Los pocos millones de explotaciones familiares, medianamente equipadas en los pa¨ªses desarrollados, y donde los costes de la tierra y el trabajo son de 10 a 20 veces m¨¢s elevados, producen a menudo menos de 2.000 toneladas por trabajador, con un coste de producci¨®n de entre 150 y 300 d¨®lares, pudiendo soportar la competencia de las grandes empresas ¨²nicamente con la recepci¨®n de subvenciones suficientes para ello. Este no es el caso de las peque?as explotaciones familiares, cuyo n¨²mero disminuye sin cesar. En los pa¨ªses en desarrollo, emergentes o en transici¨®n, los cientos de millones de explotaciones campesinas, con pocos medios, producen menos de una tonelada de cereales por trabajador y a?o. Una tonelada de cereal que deber¨ªa ser vendida por m¨¢s de 600 d¨®lares para que el trabajador ganase dos d¨®lares al d¨ªa. Pero como generalmente se vende por menos de 200 d¨®lares, esta tonelada genera una ganancia de menos de un d¨®lar por trabajador al d¨ªa.
Los precios agr¨ªcolas internacionales son bastante similares a los costes de producci¨®n de los exportadores m¨¢s competitivos. En consecuencia, la liberaci¨®n de las pol¨ªticas agr¨ªcolas y del comercio agr¨ªcola internacional, son particularmente beneficiosos para las grandes empresas exportadoras con bajos costes de producci¨®n, que siguen ganando terreno y cuota de mercado en detrimento de la agricultura familiar y campesina. De lo que deriva el empobrecimiento de ¨¦stos, el ¨¦xodo rural masivo, el desempleo, los bajos salarios resultantes y los constantes flujos migratorios del campo a la ciudad y hacia el Norte opulento. Todo ello ha reducido a insignificante la demanda solvente de aproximadamente 3.000 millones de personas, lo que limita de otra parte las inversiones ¨²tiles y el crecimiento general. Y m¨¢s all¨¢ de las v¨ªctimas directas de esta maquinaria infernal (campesinos, desempleados, empleados mal pagados) se perjudica indirectamente a la mayor¨ªa de las empresas, negocios y hogares de la clase media.
Para acabar con el fantasma de la crisis que persigue al mundo de hoy, primero hay que poner fin a la crisis agr¨ªcola y alimentaria, y para ello, abandonar lo antes posible las pol¨ªticas agr¨ªcolas liberales, que la perpet¨²an desde hace m¨¢s de 30 a?os. Se deben promover las pol¨ªticas de acceso a la tierra y a los recursos naturales, favoreciendo el desarrollo de las explotaciones agrarias familiares.
No hay alternativa. Las declaraciones de buenas intenciones y la movilizaci¨®n de las buenas voluntades no son suficientes.
Marcel Mazoyer es profesor en la Universidad Par¨ªs Sud y ha sido presidente del comit¨¦ del programa de la Organizaci¨®n para la Alimentaci¨®n y la agricultura (FAO) de las Naciones Unidas.
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