Mam¨¢, yo tambi¨¦n estoy en Facebook
Las redes sociales les permite conectar con algunos aspectos de la adolescencia. Evidentemente todo tiene peligros. Ellos deben aprender a descubrirlos
Las redes sociales y los adolescentes. Mi hija solo tiene cuatro a?os pero ya sufro. Igual con un poco de suerte para cuando llegue a los 10 ya han desaparecido las redes sociales. Seamos realistas, eso es imposible. Ellas han llegado para quedarse. Facebook es la mayor red social de Internet con 500 millones de usuarios registrados (seg¨²n datos de julio de 2010). Busco a alguien que ofrezca explicaciones razonables mientras una ni?a de 12 a?os me cuenta que acaba de abrirse una cuenta en una red social, pero que ella empieza tarde. La hermana de su amiga, que solo tiene 8 a?os, ya est¨¢ en otra.
Preguntamos a Facebook por su pol¨ªtica de privacidad. Y nos contestan: "La edad m¨ªnima para registrarse en Espa?a en una red social son 14 a?os, tal y como consta en la recomendaci¨®n legal. En Facebook no admitimos menores de 14 a?os. Por otra parte, los menores de 18 a?os no pueden tener su perfil abierto a todo el mundo, s¨®lo a sus amigos y a amigos de sus amigos. En cualquier caso, creemos que los padres y profesores deber¨ªan ser usuarios activos de estos nuevos medios para que a la hora de educar a sus hijos sepan hacerlo con conocimiento de causa".
Mar¨ªa es madre y profesora activa. Su hija es la joven de 12 a?os que le ha pedido inscribirse en una red social. Ella ha accedido. Pero con ?12 a?os? "Ah s¨ª mami", se excusa la ni?a "cambi¨¦ el a?o para poder entrar". Mar¨ªa confiesa: "De esto me acabo de enterar". La madre conf¨ªa en su hija, pero no deja de preocuparse. Esas cadenas de amigas son lo que m¨¢s le quita el sue?o. "Yo la controlo, pero cuando va a casa de una amiga no s¨¦ lo que hacen", lamenta Mar¨ªa.
La voz de la tranquilidad es el experto Jaume Funes: "Los adultos tenemos especial man¨ªa en alertar de los peligros cada vez que cambia algo en el entorno educativo. Primero hay que mirarlo c¨®mo un cambio, pero no como una colecci¨®n de peligros. La realidad es que el 90% de adolescentes entre segundo de ESO y segundo de Bachillerato est¨¢n en alguna red social. Las redes sociales y el espacio digital en general les permite conectar con algunos aspectos de la adolescencia. No las han inventado ellos, pero les permiten practicar su adolescencia en su espacio virtual, pueden intercambiar vivencias, les cuesta poco colgar, compartir lo que les est¨¢ pasando, lo que viven, y recibir r¨¢pidamente comentarios de sus iguales. Evidentemente todo tiene peligros. Ellos deben aprender a descubrirlos y gestionarlos. Deben tener conciencia de que no es una herramienta neutra".
Los alumnos de Gemma, profesora de secundaria, lo tienen claro. Son de aquellos chicos que no necesitan que se les castigue quit¨¢ndoles el ordenador de la habitaci¨®n. Se conectar¨¢n igual ya sea con el iPhone o la Blackberry. "Est¨¢n todo el d¨ªa conectados, lo hacen al llegar a casa, sea Facebook, Messenger o lo que sea". Gemma considera que el fen¨®meno tiene varias lecturas. Por supuesto es una forma de relacionarse, pero cuando se vuelve en dependencia entonces se convierte en un problema. Ignasi Bau, profesor, explica que "si no hay control en casa, las redes sociales pueden llegar a suponer una dependencia que implica la absorci¨®n de tiempo impidiendo EL CONTACTO SOCIAL PRESENCIAL, la pr¨¢ctica de extra escolares f¨ªsicas, la correcta distribuci¨®n del tiempo de estudio...".
Muchos centros educativos, contaba Rosa Jim¨¦nez Cano en el Ciberpa¨ªs, est¨¢n cortando el acceso a las redes sociales. Por varios motivos: privacidad, baja productividad del alumno o dispersi¨®n. En Alemania, por ejemplo, quieren ense?ar a los j¨®venes a manejar su identidad digital en lugares como Twitter o Facebook. ?Por qu¨¦? Porque muchos no son conscientes del material que comparten.
"Existen programas inform¨¢ticos que puede limitar el acceso a Internet a determinadas p¨¢ginas, si bien es cierto que yo no soy partidiario de esta clase de censura previa; creo que es m¨¢s adecuado educar y concienciar a un menor a utilizar lo bueno de Internet ense?¨¢ndole a diferenciarlo de lo malo. Si le ocultamos "lo malo" quiz¨¢ cuando se lo encuentre no sabr¨¢ identificarlo", argumenta el experto en privacidad Samuel Parra. "Los padres deben interesarse por este mundo y, por lo tanto, dejarse ense?ar, mostrar inter¨¦s. Lo id¨ªlico ser¨ªa que les dejaran hacerse amigos virtuales al menos en una parte de ese mundo" afirma Funes. Pero no es lo habitual. Casi un 30% de los adolescentes entrevistados por Nielsen admitieron que, si tuvieran la oportunidad, no ser¨ªan amigos de sus padres en Facebook. Espero que mi hija quiera serlo ?o no?
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