280 en las Term¨®pilas
Negar el derecho al biling¨¹ismo a una parte de la poblaci¨®n es una agresi¨®n no s¨®lo bestial, sino tambi¨¦n masiva
Seiscientos es una buena cifra para componer una narraci¨®n ¨¦pica. Y quien dice seiscientos puede decir lo mismo con doscientos ochenta o trescientos cinco.
El poeta ingl¨¦s Alfred Lord Tennyson compuso su inmortal canto a la carga de la Brigada Ligera para hablar de ¡°los seiscientos¡±, a su paso ¡°por el valle de la muerte¡± de Balaklava, machacados por la artiller¨ªa rusa. Fue una carga est¨²pida, que no sirvi¨® m¨¢s que para aumentar la lista brit¨¢nica de bajas en aquel conflicto, pero la caballer¨ªa inglesa se encontr¨® con un poema de primera categor¨ªa, que supongo que aumentar¨ªa la cantidad de voluntarios para entrar en sus filas.
Muchos a?os antes, los griegos hab¨ªan compuesto ya muchos cantos a los trescientos de las Term¨®pilas, que hab¨ªan resistido durante d¨ªas a un ej¨¦rcito de persas que les quer¨ªan imponer todo, desde las costumbres hasta el idioma. Los trescientos perecieron, pero su testimonio de sangre qued¨® para siempre escrito en la historia particular de los espartanos.
Es una buena cifra para componer una historia ¨¦pica.
Ahora, doscientos ochenta catalanes que saben leer y escribir en su lengua de elecci¨®n han publicado un manifiesto para que quienes gozaban del privilegio de usar otra lengua m¨¢s, a su elecci¨®n, dejen de tener semejante privilegio y tengan que practicar sus relaciones con el Estado solo en catal¨¢n. ?Hasta ah¨ª pod¨ªamos llegar! No he mirado la lista de los firmantes para evitar la posibilidad de encontrar alg¨²n amigo entre ellos. Porque me cuesta mucho admitir que un amigo m¨ªo sea un xen¨®fobo de los que me encuentro de vez en cuando al viajar por mi amada Catalu?a.
Porque negar el derecho al biling¨¹ismo a una parte de la poblaci¨®n (que, adem¨¢s, debe de rondar el cincuenta por ciento) es una agresi¨®n no solo bestial, sino tambi¨¦n masiva.
?Si algo parecido se hubiera hecho con el aran¨¦s, la habr¨ªamos tenido buena con Naciones Unidas! Qu¨¦ emoci¨®n pensar que los nietos de estos doscientos ochenta, hombres y mujeres, puedan un d¨ªa brindar con cava por aquellos antepasados que lucharon por hacer m¨¢s incultos a sus paisanos, y por hacerse un hueco mayor en el clientelismo pol¨ªtico y cultural de su tiempo.
Apestan los doscientos ochenta.
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