M¨¢s y m¨¢s corrupci¨®n
Persiste el aislamiento del PP a medida que crece la serie de esc¨¢ndalos
Las investigaciones sobre una trama de corrupci¨®n urban¨ªstica en torno al alcalde de Granada, Jos¨¦ Torres Hurtado ¡ªque durante unas horas estuvo detenido ayer por la polic¨ªa¡ª, han desencadenado la t¨ªpica reacci¨®n de un partido pillado en falta: en cuanto el PP tenga los detalles, actuar¨¢ en consecuencia contra su correligionario. De momento le ha suspendido de militancia y anuncia un expediente. La cuesti¨®n es el porqu¨¦ de tomar la iniciativa interna siempre a remolque de las investigaciones judiciales.
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No hace falta esperar a que se produzcan despliegues policiales y registros espectaculares para considerar con cuidado cu¨¢les son las personas que merecen la confianza de un partido pol¨ªtico serio. El regidor de Granada lleva una larga trayectoria: diputado, delegado del Gobierno en Andaluc¨ªa, alcalde durante varios mandatos en los que gan¨® mayor¨ªas absolutas, hasta que el a?o pasado perdi¨® votos y necesit¨® un pacto con Ciudadanos para conservar la vara de mando. No se trata, por lo tanto, de ning¨²n desconocido ni de un reci¨¦n llegado que pueda haber sorprendido la buena fe de sus patrocinadores. Como tampoco lo eran muchos de los investigados antes en la ¨®rbita del PP en Madrid, la Comunidad Valenciana o Baleares, por no recordar los problemas detectados en la sede central.
La corrupci¨®n requiere de complicidades o negligencias pol¨ªticas. Mariano Rajoy ha insistido en la injusticia de descalificar a la pol¨ªtica, en general, por unos cuantos casos de personas que no se comportan debidamente, pero ese an¨¢lisis tan simple corre el riesgo de quedar rectificado por la realidad. La corrupci¨®n permite crear redes clientelares y falsear la competici¨®n pol¨ªtica; destruye la confianza en las instituciones y crea unas relaciones oscuras entre empresarios y conseguidores, que viven del tr¨¢fico de influencias, del amiguismo y de las comisiones. La corrupci¨®n no es un mal menor, sino una amenaza seria contra la existencia misma del sistema democr¨¢tico. Por eso es inquietante la cantidad de casos acumulados por las organizaciones pol¨ªticas que han tenido responsabilidades de poder, y entre ellas, destacadamente, el Partido Popular.
Concurre, adem¨¢s, en el alcalde de Granada una personalidad pintoresca, capaz de impulsarle a lanzar comentarios en p¨²blico como el que le hizo famoso en julio pasado: ¡°Las mujeres van m¨¢s elegantes cuanto m¨¢s desnudas¡±. Un chabacano no tiene por qu¨¦ ser un presunto corrupto; pero si se unen las dos condiciones, cabe preguntarse qu¨¦ hab¨ªa visto en ¨¦l la direcci¨®n del Partido Popular como para impulsarle a correr tantas carreras con sus colores.
Al final todo repercute en el aislamiento pol¨ªtico del PP, a escala nacional, en parte por una presencia tan reiterada en las cr¨®nicas policiales y de tribunales. El estallido del caso Taula en Valencia le sorprendi¨® en los primeros compases de los tanteos para la formaci¨®n de Gobierno, lo mismo que la trama granadina recorta a¨²n m¨¢s el margen de Mariano Rajoy para conseguir apoyos a su investidura, antes o despu¨¦s de unas nuevas elecciones generales.
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