Nudo
Si las sociedades ¡®offshore¡¯ son perfectamente legales, Soria no deber¨ªa haber negado su participaci¨®n en ellas
No quiero convertir esta columna en una interminable sucesi¨®n de preguntas, pero les confieso que desde el lunes pasado no he avanzado mucho. Si razonar consiste en partir del an¨¢lisis de unos hechos para llegar a una conclusi¨®n, cualquier tentativa de pensamiento desemboca por fuerza en el estupor. Es f¨¢cil comprender que el ministro Soria se borre a s¨ª mismo de un plumazo por haber mentido. Lo que no se entiende es por qu¨¦ ha mentido, y no s¨®lo porque deber¨ªa haber previsto que los documentos iban a desmentirle, sino porque, adem¨¢s, sus mentiras representan una precauci¨®n incongruente con el argumento al que sigue recurriendo para afirmar su inocencia. Si las sociedades offshore son perfectamente legales, como sostienen todos sus propietarios y el ministro de Hacienda, no deber¨ªa haber negado su participaci¨®n en ellas. Es m¨¢s, en ese caso, Rajoy ni siquiera deber¨ªa haber aceptado su dimisi¨®n. Su partido, sin embargo, le ha puesto como ejemplo de persona honesta que dimite sin ning¨²n indicio de irregularidad, omitiendo con mucho cuidado el t¨¦rmino culpable. Es un caso raro, desde luego, tanto que no vale como ejemplo. La distinci¨®n entre ilegalidad e inmoralidad puede servir para salir del paso ante un micr¨®fono, pero no resiste un an¨¢lisis serio. La ¨²nica explicaci¨®n veros¨ªmil de la actuaci¨®n de Soria es el h¨¢bito de la impunidad, el espejismo de seguridad que llega a enturbiar la mente de alguien que, por encima de todo, se siente a salvo. Pero lo que de verdad importa en todo esto, sigue siendo el misterioso mecanismo, la turbia naturaleza de las sociedades offshore. Mientras no se explique con claridad, seguiremos viviendo en un libro absurdo, con planteamiento y desenlace, pero sin nudo alguno.
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